LA BONDAD
En ocasiones el concepto de bondad es confundido con el de debilidad. A nadie le gusta ser "el buenito", de quien todo el mundo se aprovecha. Bondad es exactamente lo contrario, es la fortaleza que tiene quien sabe controlar su carácter, sus pasiones y sus arranques para convertirlos en mansedumbre.
La bondad es una inclinación natural a hacer el bien, con una profunda comprensión de las personas y sus necesidades, siempre paciente y con ánimo equilibrado. Este valor, por consiguiente, desarrolla en cada persona la disposición para agradar y complacer en justa medida a todas las personas y en todo momento.
¿En qué momentos nos alejamos de una actitud bondadosa? En las actitudes agresivas que se adoptan con los malos modales y la manera de hablar, a veces con palabras altisonantes, con la razón de nuestra parte o sin ella; la indiferencia que manifestamos ante las preocupaciones o inquietudes que tienen los demás, juzgándolas de poca importancia o como producto de la falta de entendimiento y habilidad para resolver problemas. ¡Qué equivocados estamos al considerarnos superiores! Al hacerlo, nos convertimos en seres realmente incapaces de escuchar con interés y tratar con amabilidad a todos los que acuden a nosotros buscando un consejo o una solución.
Equivocadamente, nuestro ego puede regocijarse cuando alguien comete un error a pesar de las advertencias, casi saboreando aquellas palabras de: "no quiero decir que te lo dije, pero... te lo dije", y nos empeñamos en poner "el dedo en la llaga", insistiendo en demostrar lo sabios que son nuestros consejos; seguramente todo esto sale sobrando, pues la persona ya tiene suficiente con haber reconocido su error y quizá en ese momento está afrontando las consecuencias.
La bondad no se detiene a buscar las causas, sino a comprender las circunstancias que han puesto a la persona en la situación actual, sin esperar explicaciones ni justificación y en procurar el encontrar los medios para que no ocurra nuevamente. La bondad tiene tendencia a ver lo bueno de los demás, no por haberlo comprobado, sino porque evita enjuiciar las actitudes de los demás bajo su punto de vista, además de ser capaz de "sentir" de alguna manera lo que otros sienten, haciéndose solidario al ofrecer soluciones.
Una persona con el ánimo de "exaltar" su bondad, puede subrayar constantemente "lo bueno que ha sido", "todo lo que ha hecho por su familia", "cuánto se ha preocupado por los demás" y eso por supuesto no es bondad. La bondad es generosa y no espera nada a cambio. No necesitamos hacer propaganda de nuestra bondad, porque entonces pierde su valor y su esencia. El hacernos pasar por incomprendidos a costa de mostrar lo malos e injustos que son los demás, denota un gran egoísmo. La bondad no tiene medida, es desinteresada, por lo que jamás espera retribución. Podemos añadir que nuestro actuar debe ir acompañado de un verdadero deseo de servir, evitando hacer las cosas para quedar bien... para que se hable bien de nosotros.
El ser bondadoso tampoco equivale a ser blando, condescendiente con la injusticia, o indiferente ante lo que está bien o está mal en las actitudes y palabras de quienes nos rodean. Por el contrario, sigue siendo enérgico y exigente, sin dejar de ser comprensivo y amable. Del mismo modo, jamás responde con insultos y desprecio ante quienes así lo tratan, por el dominio que tiene sobre su persona, procura comportarse educadamente a pesar del ambiente adverso.
La bondad, va más allá de un simple ofrecimiento de cosas materiales en condiciones precarias. Para fomentar este valor en nuestra vida podemos considerar que debemos:
Sonreír siempre.
Evitar ser pesimistas; ver lo bueno y positivo de las personas y circunstancias.
Tratar a los demás como quisiéramos que nos trataran: con amabilidad, educación y respeto.
Corresponder a la confianza y buena fe que se deposita en nosotros.
Ante la necesidad de llamar fuertemente la atención (a los hijos, un subalterno, etc.), hacer a un lado el disgusto, la molestia y el deseo de hacer sentir mal al interesado: buscar con nuestra actitud su mejora y aprendizaje.
Visitar a nuestros amigos: especialmente a los que están enfermos, los que sufren un fracaso económico o aquellos que se ven afectados en sus relaciones familiares.
Procurar dar ayuda a los menesterosos, sea con trabajo o económicamente.
Servir desinteresadamente.
El valor de la bondad perfecciona a la persona que lo posee porque sus palabras están cargadas de aliento y entusiasmo, facilitando la comunicación amable y sencilla. Ser bondadoso es saberse dar y darse sin temor a verse defraudado; y sobre todo, tener la capacidad de comprender y ayudar a los demás olvidándose de sí mismo.
Autor Desconocido
ES BUENO
Es bueno saber que hay hombres de ciencia, pero es mejor que seamos hombres y mujeres de conciencia.
Es bueno saber lo que tenemos que hacer, pero es mejor hacer lo que debemos hacer.
Es bueno hacer planes y fijarse un propósito, pero es mejor llevarlos a cabo.
Es bueno desear el éxito, pero es mejor realizar las cosas necesarias para lograrlo.
Es bueno hacer promesas, pero es mejor cumplirlas.
Es bueno tener dignidad, pero es mejor no pisar la de otros.
Es bueno tenerlo todo, pero es mejor compartir con el que no tiene nada.
Es bueno saberse amado y comprendido, pero es mejor amar y comprender.
Es bueno procurar no fracasar, pero es mejor ayudar al fracasado.
Es bueno buscar la verdad, pero es mejor hablar siempre con ella.
Es bueno tener fe, pero es mejor sembrarla en los que aún no conocen a Dios.
Autor Desconocido
jueves, 10 de abril de 2008
miércoles, 9 de abril de 2008
Haz mejoras en tu vida ahora
TRANSFORMAR LA ENFERMEDAD Y EL SUFRIMIENTO
La rendición es aceptación interna y sin reservas de lo que es. Estamos hablando de tu vida —de este instante—, no de las condiciones o circunstancias de tu vida, no de lo que yo llamo tu situación de vida.
La enfermedad es parte de tu situación de vida y, como tal, tiene un pasado y un futuro. Pero el pasado y el futuro formarán un continuo ininterrumpido, a menos que actives el poder redentor del ahora mediante tu presencia consciente. Como sabes, bajo los diversos estados que conforman tu situación de vida, que existen en el tiempo, hay algo más profundo y esencial: tu Vida, tu Ser en el ahora intemporal.
Como en el ahora no hay problemas, tampoco hay enfermedades. Creyendo en la etiqueta que alguien adhiere a tu malestar, le das fuerza, prolongas la enfermedad y creas una realidad aparentemente sólida de lo que sólo era un desequilibrio temporal. Le das realidad y solidez, y una continuidad en el tiempo que antes no tenía.
CENTRÁNDOTE EN ESTE INSTANTE y evitando etiquetar la enfermedad mentalmente, ésta queda reducida a uno o varios de los siguientes factores: dolor físico, debilidad, incomodidad o incapacidad. Y eso es a lo que te rindes ahora, y no a la idea de que estás «enfermo».
Permite que el sufrimiento te obligue a estar en el momento presente, en un estado de intensa presencia consciente. Usa la enfermedad para iluminarte.
La rendición no transforma lo que es, al menos no directamente. La rendición te transforma a ti. Cuando tú te transformas, todo tu mundo se transforma, porque el mundo sólo es un reflejo.
La enfermedad no es un problema. Mientras la mente egotista tenga el control, el problema eres tú.
CUANDO ESTÉS ENFERMO O INCAPACITADO, no te sientas fracasado, no te sientas culpable. No culpes a la vida por haberte tratado injustamente, pero tampoco te culpes a ti mismo. Todo eso son resistencias.
Si tienes una enfermedad grave, úsala para iluminarte. Cualquier cosa «mala» que te pase en la vida, úsala para iluminarte.
Retira tiempo de la enfermedad. No le des ningún pasado ni ningún futuro. Deja que te obligue a estar intensamente presente en la conciencia del momento y observa qué ocurre.
Conviértete en un alquimista: transmuta el metal inferior en oro, el sufrimiento en conciencia, el desastre en iluminación.
¿Estás muy enfermo y te sientes enfadado por lo que acabo de decir? Entonces está claro que te has identificado con la enfermedad y que ahora estás protegiendo tu identidad, además de proteger la enfermedad.
La condición que denominamos «enfermedad» no tiene nada que ver con tu ser real.
Cuando te ocurra un desastre o algo vaya muy «mal» —enfermedades, incapacidad, pérdida del hogar, de la fortuna o de la identidad social, la ruptura de una relación íntima, la muerte o el sufrimiento de un ser querido, o la inminencia de tu propia muerte— has de saber que esa situación también tiene otro aspecto y que estás a solo un paso de algo increíble: una transmutación alquímica completa del metal inferior del dolor y el sufrimiento en oro. Ese paso se llama rendición.
No quiero decir que te sentirás feliz en esa situación. No será así. Pero el miedo y la pena se transmutarán en una paz interna y una serenidad que vienen de un lugar muy profundo: del No Manifestado mismo. Es la «paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento» . Comparada con ella, la felicidad es algo bastante superficial.
Junto con esta paz radiante llega la comprensión —no a nivel mental, sino al nivel profundo del Ser— de que eres indestructible, inmortal. No se trata de una creencia. Es una certeza absoluta que no necesita pruebas externas ni comprobaciones ulteriores.
LA TRANSFORMACIÓN DEL SUFRIMIENTO EN PAZ
En algunas situaciones extremas puede que te resulte imposible aceptar el ahora. Pero la rendición siempre te ofrece una segunda oportunidad.
TU PRIMERA OPORTUNIDAD CONSISTE EN RENDIRTE cada momento a la realidad de ese momento. Sabiendo que lo que es no puede deshacerse —porque ya es—, dices sí a lo que es o aceptas lo que no es.
Entonces haces lo que tienes que hacer, lo que la situación requiera.
Si te mantienes en este estado de aceptación, no crearás más negatividad, ni más sufrimiento, ni más infelicidad. Vives en un estado de no-resistencia, en un estado de gracia y ligereza, libre de luchas.
Cuando no eres capaz de hacerlo así, cuando pierdes esta primera oportunidad, bien porque no eres capaz de generar suficiente presencia consciente para impedir que surja algún patrón de resistencia habitual, o bien porque la situación es tan extrema que te resulta absolutamente inaceptable, entonces estarás generando dolor, sufrimiento de algún tipo.
Podría parecer que la situación está creando el sufrimiento, pero en último término no es así: la responsable es tu resistencia.
ÉSTA ES TU SEGUNDA OPORTUNIDAD DE RENDIRTE: si no puedes aceptar lo de fuera, entonces acepta lo de dentro. Si no puedes aceptar la situación externa, acepta la situación interna.
Esto significa: no te resistas al dolor. Permítelo. Ríndete al dolor, a la desesperación, al miedo, a la soledad o a cualquier forma que adopte el sufrimiento. Obsérvalo sin etiquetarlo mentalmente. Abrázalo.
A continuación observa cómo el milagro de la rendición transmuta el sufrimiento profundo en paz profunda. Ésta es tu crucifixión. Deja que se convierta también en tu resurrección y ascensión.
Cuando sientas un dolor profundo, toda charla sobre la rendición probablemente te parecerá intrascendente y sin sentido. Si sientes un dolor profundo, lo más probable es que te surja un fuerte impulso de escapar de él, no de rendirte a él. No quieres sentir lo que sientes. ¿Qué podría ser más normal? Pero no hay escapatoria, no hay salida.
Puede que haya seudoescapes: el trabajo, la bebida, las drogas, enfadarte, proyectar el dolor..., pero no te liberan del dolor. La intensidad del sufrimiento no disminuye cuando lo haces inconsciente. Cuando niegas el dolor emocional, lo que haces o piensas, e incluso tus relaciones, todo queda contaminado por él. Lo emites, por así decirlo, pues es la energía que emana de ti, y los demás lo notarán subliminalmente.
Si son inconscientes, puede que se sientan obligados a atacarte o herirte de algún modo, o puede que tú les hieras al proyectar inconscientemente tu dolor. Atraes y manifiestas lo que corresponde a tu estado interno.
CUANDO NO HAY ESCAPATORIA, EXISTE UN CAMINO QUE PERMITE ATRAVESAR EL DOLOR; por tanto, no te alejes de él. Afróntalo. Siéntelo plenamente. Siéntelo, ¡no pienses en él! Exprésalo si es necesario, pero no crees un guión mental con el dolor. Pon toda tu atención en lo que sientes, no en la persona, evento o situación que parece causarlo.
No dejes que la mente use el dolor para crearse con él una identidad de víctima. Compadecerte de ti mismo y contar tu historia a los demás te mantendrá atrapado en el sufrimiento.
Como es imposible huir del sentimiento, la única posibilidad de cambio es entrar en él; si no lo haces, no cambiará nada.
Por tanto, concede toda la atención a lo que sientes y evita etiquetarlo mentalmente. Al entrar en el sentimiento, mantente intensamente alerta. Puede que al principio parezca un lugar oscuro y terrorífico, pero cuando sientas el impulso de huir de él, obsérvalo sin hacer nada. Continúa manteniendo la atención en el dolor, sigue sintiendo la pena, el miedo, el pavor, la soledad..., lo que estés sintiendo.
Mantente alerta, sigue estando presente, presente con todo tu ser, con cada célula de tu cuerpo. Al hacerlo, estás llevando una luz a esa oscuridad: ésa es la llama de tu conciencia.
Llegado a esta etapa, no hace falta que te preocupes de la rendición. Ya ha ocurrido. ¿Cómo? Plena atención es plena aceptación, es rendición. Dando a lo que sientes toda tu atención, usas el poder del ahora, que es el poder de tu presencia.
Este poder no permite que sobrevivan resistencias ocultas. La presencia erradica el tiempo, y sin tiempo no pueden sobrevivir el sufrimiento y la negatividad.
LA ACEPTACIÓN DEL SUFRIMIENTO es un viaje hacia la muerte. Afrontar el dolor profundo, dejarlo ser, poner tu atención en él, es entrar en la muerte conscientemente. Cuando hayas muerto esa muerte, te darás cuenta de que no hay muerte y no hay nada que temer. Sólo muere el ego.
Imagina un rayo de sol que ha olvidado que es parte inseparable del Sol y se engaña creyendo que tiene que luchar por sobrevivir, construirse una identidad diferente a la del Sol y aferrarse a ella. ¿No sería la muerte de esa ilusión increíblemente liberadora?
¿QUIERES TENER UNA MUERTE FÁCIL? ¿Prefieres morir sin dolor, sin agonía? Entonces muere al pasado a cada instante, y deja que la luz de tu presencia retire el viejo yo pesado y ligado al tiempo que pensabas que eras «tú».
EL CAMINO DE LA CRUZ.
LA ILUMINACIÓN MEDIANTE EL SUFRIMIENTO
El camino de la cruz es el antiguo camino hacia la iluminación y, hasta hace poco, era el único existente. Pero no lo descartes ni menosprecies su eficacia, porque todavía funciona.
El camino de la cruz requiere una inversión completa. Significa que la peor cosa de tu vida, tu cruz, se convierte en lo mejor que te ha ocurrido, porque te obliga a rendirte, a «morir», te fuerza a convertirte en nada, a ser como Dios, porque también Dios es una no-cosa, una nada.
La iluminación mediante el sufrimiento —el camino de la cruz— implica entrar en el reino de los cielos gritando y pataleando. Finalmente te rindes porque ya no puedes soportar el dolor, pero el dolor podría prolongarse mucho tiempo hasta que eso ocurra.
ELEGIR CONSCIENTEMENTE LA ILUMINACIÓN significa renunciar al pasado y al futuro y hacer del ahora el foco principal de tu vida. Significa elegir habitar en el estado de presencia más que en el tiempo.
Significa decir sí a lo que es. Entonces ya no necesitas el dolor.
¿Cuánto tiempo más crees que necesitas antes de poder decir: «Ya no crearé más dolor, más sufrimiento?» ¿Cuánto dolor más necesitas antes de poder tomar esa decisión?
Si crees que te hace falta más tiempo, lo tendrás, y también tendrás más dolor. El tiempo y el dolor son inseparables.
EL PODER DE ELEGIR
La elección requiere conciencia, un elevado grado de conciencia. Sin ella, no hay elección. La elección comienza cuando dejas de identificarte con la mente y con sus patrones condicionados, se inicia en el momento en que puedes estar presente.
Hasta llegar a ese punto, espiritualmente eres inconsciente. Eso significa que estás obligado a pensar, sentir y actuar de cierto modo que concuerda con tu condicionamiento mental.
Nadie elige la disfunción, el conflicto, el dolor. Nadie elige la locura. Ocurren porque no hay suficiente presencia para disolver el pasado, porque no hay suficiente luz para disipar la oscuridad. No estás plenamente aquí. Aún no has despertado del todo. Mientras tanto, la mente condicionada dirige tu vida.
Asimismo, si eres una de las muchas personas que tiene un problema con sus padres, si albergas resentimiento por algo que hicieron o dejaron de hacer, aún sigues creyendo que tuvieron elección, que podrían haber actuado de otro modo. Siempre parece que la gente tiene una elección, pero eso es ilusorio. Mientras la mente, con sus patrones ilusorios, dirija tu vida, mientras seas la mente, ¿qué opciones tienes? Ninguna. Ni siquiera estás allí. El estado de identificació n con la mente es agudamente disfuncional. Es una forma de locura.
Casi todo el mundo sufre esta enfermedad en distintos grados. En cuanto te das cuenta de ello, no puede haber más resentimiento. ¿Cómo puedes estar resentido con alguien que está enfermo? La única respuesta apropiada es la compasión.
Si estás dirigido por tu mente, aunque no tengas elección, seguirás sufriendo las consecuencias de tu inconsciencia y crearás más sufrimiento. Soportarás la carga del miedo, del conflicto, de los problemas, del dolor. El sufrimiento así creado acabará obligándote a salir del estado de inconsciencia.
NO PUEDES PERDONARTE VERDADERAMENTE ni perdonar a los demás mientras extraigas del pasado tu sentido de identidad. Sólo accediendo al poder del ahora, que es tu propio poder, puede haber un verdadero perdón. Esto quita poder al pasado, y te das cuenta realmente de que nada de lo que hiciste, o de lo que se te hizo, podía dañar en lo más mínimo la radiante esencia que eres.
Cuando te rindes a lo que es y estás plenamente presente, el pasado ya no tiene ningún poder. Ya no lo necesitas. La clave es la presencia. La clave es el ahora.
Puesto que la resistencia es inseparable de la mente, renunciar a la resistencia —rendirse— marca el fin de la etapa en la que la mente es tu maestro el impostor que pretende ser «tú», el falso dios Todo juicio y toda negatividad se disuelven.
Entonces se abre el reino del Ser, que había quedado oscurecido por la mente.
De repente, surge una gran quietud dentro de ti, la sensación de una paz insondable.
Y en esa paz hay una gran alegría.
Y dentro de esa alegría hay amor.
Y en su núcleo más interno está lo sagrado, lo inconmensurable, eso que no puede ser nombrado.
Un camino hacia la realización espiritual
«Quizá solamente una vez cada diez años, incluso una vez cada generación, surge un libro como El Poder del Ahora. Hay en él una energía vital que casi se puede sentir cuando uno lo lee. Tiene el poder de hacer que los lectores vivan una experiencia y cambien su vida para bien.»
Marc Alien,
autor de El Arte de vivir el tantra
y Visionary Business
FIN
* * *
Practicando el Poder del Ahora
Título Original: Practicing the Power of Now – Essential Teachings, Meditations and Exercises from The Power of Now
La rendición es aceptación interna y sin reservas de lo que es. Estamos hablando de tu vida —de este instante—, no de las condiciones o circunstancias de tu vida, no de lo que yo llamo tu situación de vida.
La enfermedad es parte de tu situación de vida y, como tal, tiene un pasado y un futuro. Pero el pasado y el futuro formarán un continuo ininterrumpido, a menos que actives el poder redentor del ahora mediante tu presencia consciente. Como sabes, bajo los diversos estados que conforman tu situación de vida, que existen en el tiempo, hay algo más profundo y esencial: tu Vida, tu Ser en el ahora intemporal.
Como en el ahora no hay problemas, tampoco hay enfermedades. Creyendo en la etiqueta que alguien adhiere a tu malestar, le das fuerza, prolongas la enfermedad y creas una realidad aparentemente sólida de lo que sólo era un desequilibrio temporal. Le das realidad y solidez, y una continuidad en el tiempo que antes no tenía.
CENTRÁNDOTE EN ESTE INSTANTE y evitando etiquetar la enfermedad mentalmente, ésta queda reducida a uno o varios de los siguientes factores: dolor físico, debilidad, incomodidad o incapacidad. Y eso es a lo que te rindes ahora, y no a la idea de que estás «enfermo».
Permite que el sufrimiento te obligue a estar en el momento presente, en un estado de intensa presencia consciente. Usa la enfermedad para iluminarte.
La rendición no transforma lo que es, al menos no directamente. La rendición te transforma a ti. Cuando tú te transformas, todo tu mundo se transforma, porque el mundo sólo es un reflejo.
La enfermedad no es un problema. Mientras la mente egotista tenga el control, el problema eres tú.
CUANDO ESTÉS ENFERMO O INCAPACITADO, no te sientas fracasado, no te sientas culpable. No culpes a la vida por haberte tratado injustamente, pero tampoco te culpes a ti mismo. Todo eso son resistencias.
Si tienes una enfermedad grave, úsala para iluminarte. Cualquier cosa «mala» que te pase en la vida, úsala para iluminarte.
Retira tiempo de la enfermedad. No le des ningún pasado ni ningún futuro. Deja que te obligue a estar intensamente presente en la conciencia del momento y observa qué ocurre.
Conviértete en un alquimista: transmuta el metal inferior en oro, el sufrimiento en conciencia, el desastre en iluminación.
¿Estás muy enfermo y te sientes enfadado por lo que acabo de decir? Entonces está claro que te has identificado con la enfermedad y que ahora estás protegiendo tu identidad, además de proteger la enfermedad.
La condición que denominamos «enfermedad» no tiene nada que ver con tu ser real.
Cuando te ocurra un desastre o algo vaya muy «mal» —enfermedades, incapacidad, pérdida del hogar, de la fortuna o de la identidad social, la ruptura de una relación íntima, la muerte o el sufrimiento de un ser querido, o la inminencia de tu propia muerte— has de saber que esa situación también tiene otro aspecto y que estás a solo un paso de algo increíble: una transmutación alquímica completa del metal inferior del dolor y el sufrimiento en oro. Ese paso se llama rendición.
No quiero decir que te sentirás feliz en esa situación. No será así. Pero el miedo y la pena se transmutarán en una paz interna y una serenidad que vienen de un lugar muy profundo: del No Manifestado mismo. Es la «paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento» . Comparada con ella, la felicidad es algo bastante superficial.
Junto con esta paz radiante llega la comprensión —no a nivel mental, sino al nivel profundo del Ser— de que eres indestructible, inmortal. No se trata de una creencia. Es una certeza absoluta que no necesita pruebas externas ni comprobaciones ulteriores.
LA TRANSFORMACIÓN DEL SUFRIMIENTO EN PAZ
En algunas situaciones extremas puede que te resulte imposible aceptar el ahora. Pero la rendición siempre te ofrece una segunda oportunidad.
TU PRIMERA OPORTUNIDAD CONSISTE EN RENDIRTE cada momento a la realidad de ese momento. Sabiendo que lo que es no puede deshacerse —porque ya es—, dices sí a lo que es o aceptas lo que no es.
Entonces haces lo que tienes que hacer, lo que la situación requiera.
Si te mantienes en este estado de aceptación, no crearás más negatividad, ni más sufrimiento, ni más infelicidad. Vives en un estado de no-resistencia, en un estado de gracia y ligereza, libre de luchas.
Cuando no eres capaz de hacerlo así, cuando pierdes esta primera oportunidad, bien porque no eres capaz de generar suficiente presencia consciente para impedir que surja algún patrón de resistencia habitual, o bien porque la situación es tan extrema que te resulta absolutamente inaceptable, entonces estarás generando dolor, sufrimiento de algún tipo.
Podría parecer que la situación está creando el sufrimiento, pero en último término no es así: la responsable es tu resistencia.
ÉSTA ES TU SEGUNDA OPORTUNIDAD DE RENDIRTE: si no puedes aceptar lo de fuera, entonces acepta lo de dentro. Si no puedes aceptar la situación externa, acepta la situación interna.
Esto significa: no te resistas al dolor. Permítelo. Ríndete al dolor, a la desesperación, al miedo, a la soledad o a cualquier forma que adopte el sufrimiento. Obsérvalo sin etiquetarlo mentalmente. Abrázalo.
A continuación observa cómo el milagro de la rendición transmuta el sufrimiento profundo en paz profunda. Ésta es tu crucifixión. Deja que se convierta también en tu resurrección y ascensión.
Cuando sientas un dolor profundo, toda charla sobre la rendición probablemente te parecerá intrascendente y sin sentido. Si sientes un dolor profundo, lo más probable es que te surja un fuerte impulso de escapar de él, no de rendirte a él. No quieres sentir lo que sientes. ¿Qué podría ser más normal? Pero no hay escapatoria, no hay salida.
Puede que haya seudoescapes: el trabajo, la bebida, las drogas, enfadarte, proyectar el dolor..., pero no te liberan del dolor. La intensidad del sufrimiento no disminuye cuando lo haces inconsciente. Cuando niegas el dolor emocional, lo que haces o piensas, e incluso tus relaciones, todo queda contaminado por él. Lo emites, por así decirlo, pues es la energía que emana de ti, y los demás lo notarán subliminalmente.
Si son inconscientes, puede que se sientan obligados a atacarte o herirte de algún modo, o puede que tú les hieras al proyectar inconscientemente tu dolor. Atraes y manifiestas lo que corresponde a tu estado interno.
CUANDO NO HAY ESCAPATORIA, EXISTE UN CAMINO QUE PERMITE ATRAVESAR EL DOLOR; por tanto, no te alejes de él. Afróntalo. Siéntelo plenamente. Siéntelo, ¡no pienses en él! Exprésalo si es necesario, pero no crees un guión mental con el dolor. Pon toda tu atención en lo que sientes, no en la persona, evento o situación que parece causarlo.
No dejes que la mente use el dolor para crearse con él una identidad de víctima. Compadecerte de ti mismo y contar tu historia a los demás te mantendrá atrapado en el sufrimiento.
Como es imposible huir del sentimiento, la única posibilidad de cambio es entrar en él; si no lo haces, no cambiará nada.
Por tanto, concede toda la atención a lo que sientes y evita etiquetarlo mentalmente. Al entrar en el sentimiento, mantente intensamente alerta. Puede que al principio parezca un lugar oscuro y terrorífico, pero cuando sientas el impulso de huir de él, obsérvalo sin hacer nada. Continúa manteniendo la atención en el dolor, sigue sintiendo la pena, el miedo, el pavor, la soledad..., lo que estés sintiendo.
Mantente alerta, sigue estando presente, presente con todo tu ser, con cada célula de tu cuerpo. Al hacerlo, estás llevando una luz a esa oscuridad: ésa es la llama de tu conciencia.
Llegado a esta etapa, no hace falta que te preocupes de la rendición. Ya ha ocurrido. ¿Cómo? Plena atención es plena aceptación, es rendición. Dando a lo que sientes toda tu atención, usas el poder del ahora, que es el poder de tu presencia.
Este poder no permite que sobrevivan resistencias ocultas. La presencia erradica el tiempo, y sin tiempo no pueden sobrevivir el sufrimiento y la negatividad.
LA ACEPTACIÓN DEL SUFRIMIENTO es un viaje hacia la muerte. Afrontar el dolor profundo, dejarlo ser, poner tu atención en él, es entrar en la muerte conscientemente. Cuando hayas muerto esa muerte, te darás cuenta de que no hay muerte y no hay nada que temer. Sólo muere el ego.
Imagina un rayo de sol que ha olvidado que es parte inseparable del Sol y se engaña creyendo que tiene que luchar por sobrevivir, construirse una identidad diferente a la del Sol y aferrarse a ella. ¿No sería la muerte de esa ilusión increíblemente liberadora?
¿QUIERES TENER UNA MUERTE FÁCIL? ¿Prefieres morir sin dolor, sin agonía? Entonces muere al pasado a cada instante, y deja que la luz de tu presencia retire el viejo yo pesado y ligado al tiempo que pensabas que eras «tú».
EL CAMINO DE LA CRUZ.
LA ILUMINACIÓN MEDIANTE EL SUFRIMIENTO
El camino de la cruz es el antiguo camino hacia la iluminación y, hasta hace poco, era el único existente. Pero no lo descartes ni menosprecies su eficacia, porque todavía funciona.
El camino de la cruz requiere una inversión completa. Significa que la peor cosa de tu vida, tu cruz, se convierte en lo mejor que te ha ocurrido, porque te obliga a rendirte, a «morir», te fuerza a convertirte en nada, a ser como Dios, porque también Dios es una no-cosa, una nada.
La iluminación mediante el sufrimiento —el camino de la cruz— implica entrar en el reino de los cielos gritando y pataleando. Finalmente te rindes porque ya no puedes soportar el dolor, pero el dolor podría prolongarse mucho tiempo hasta que eso ocurra.
ELEGIR CONSCIENTEMENTE LA ILUMINACIÓN significa renunciar al pasado y al futuro y hacer del ahora el foco principal de tu vida. Significa elegir habitar en el estado de presencia más que en el tiempo.
Significa decir sí a lo que es. Entonces ya no necesitas el dolor.
¿Cuánto tiempo más crees que necesitas antes de poder decir: «Ya no crearé más dolor, más sufrimiento?» ¿Cuánto dolor más necesitas antes de poder tomar esa decisión?
Si crees que te hace falta más tiempo, lo tendrás, y también tendrás más dolor. El tiempo y el dolor son inseparables.
EL PODER DE ELEGIR
La elección requiere conciencia, un elevado grado de conciencia. Sin ella, no hay elección. La elección comienza cuando dejas de identificarte con la mente y con sus patrones condicionados, se inicia en el momento en que puedes estar presente.
Hasta llegar a ese punto, espiritualmente eres inconsciente. Eso significa que estás obligado a pensar, sentir y actuar de cierto modo que concuerda con tu condicionamiento mental.
Nadie elige la disfunción, el conflicto, el dolor. Nadie elige la locura. Ocurren porque no hay suficiente presencia para disolver el pasado, porque no hay suficiente luz para disipar la oscuridad. No estás plenamente aquí. Aún no has despertado del todo. Mientras tanto, la mente condicionada dirige tu vida.
Asimismo, si eres una de las muchas personas que tiene un problema con sus padres, si albergas resentimiento por algo que hicieron o dejaron de hacer, aún sigues creyendo que tuvieron elección, que podrían haber actuado de otro modo. Siempre parece que la gente tiene una elección, pero eso es ilusorio. Mientras la mente, con sus patrones ilusorios, dirija tu vida, mientras seas la mente, ¿qué opciones tienes? Ninguna. Ni siquiera estás allí. El estado de identificació n con la mente es agudamente disfuncional. Es una forma de locura.
Casi todo el mundo sufre esta enfermedad en distintos grados. En cuanto te das cuenta de ello, no puede haber más resentimiento. ¿Cómo puedes estar resentido con alguien que está enfermo? La única respuesta apropiada es la compasión.
Si estás dirigido por tu mente, aunque no tengas elección, seguirás sufriendo las consecuencias de tu inconsciencia y crearás más sufrimiento. Soportarás la carga del miedo, del conflicto, de los problemas, del dolor. El sufrimiento así creado acabará obligándote a salir del estado de inconsciencia.
NO PUEDES PERDONARTE VERDADERAMENTE ni perdonar a los demás mientras extraigas del pasado tu sentido de identidad. Sólo accediendo al poder del ahora, que es tu propio poder, puede haber un verdadero perdón. Esto quita poder al pasado, y te das cuenta realmente de que nada de lo que hiciste, o de lo que se te hizo, podía dañar en lo más mínimo la radiante esencia que eres.
Cuando te rindes a lo que es y estás plenamente presente, el pasado ya no tiene ningún poder. Ya no lo necesitas. La clave es la presencia. La clave es el ahora.
Puesto que la resistencia es inseparable de la mente, renunciar a la resistencia —rendirse— marca el fin de la etapa en la que la mente es tu maestro el impostor que pretende ser «tú», el falso dios Todo juicio y toda negatividad se disuelven.
Entonces se abre el reino del Ser, que había quedado oscurecido por la mente.
De repente, surge una gran quietud dentro de ti, la sensación de una paz insondable.
Y en esa paz hay una gran alegría.
Y dentro de esa alegría hay amor.
Y en su núcleo más interno está lo sagrado, lo inconmensurable, eso que no puede ser nombrado.
Un camino hacia la realización espiritual
«Quizá solamente una vez cada diez años, incluso una vez cada generación, surge un libro como El Poder del Ahora. Hay en él una energía vital que casi se puede sentir cuando uno lo lee. Tiene el poder de hacer que los lectores vivan una experiencia y cambien su vida para bien.»
Marc Alien,
autor de El Arte de vivir el tantra
y Visionary Business
FIN
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Practicando el Poder del Ahora
Título Original: Practicing the Power of Now – Essential Teachings, Meditations and Exercises from The Power of Now
martes, 8 de abril de 2008
De Semillas de Vida: Casamiento, Libertad
EL AMOR ES LIBERTAD
Una vez un reconocido guerrero indígena y la hija de una mujer que había sido matrona de la tribu, se enamoraron profundamente y habían pensado en casarse, para lo cual tenían el permiso del cacique de la tribu. Pero antes de formalizar el casamiento, fueron a ver al anciano de la tribu, un hombre muy respetado, que tenía palabras de sabiduría para ellos.
El sabio, les dijo que ellos eran buenos muchachos, jóvenes, y que no había ninguna razón para que alguien se opusiera a su casamiento. Entonces ellos le dijeron que querían hacer algo que les diera la fórmula para ser felices siempre.
El sabio les dijo:
- Bueno, hay algo que podemos hacer, pero no sé si están dispuestos porque es bastante dispendioso.
- Estamos dispuestos, le dijeron.
Entonces el sabio le pidió al guerrero que escalara la montaña más alta, y buscara allí el halcón más vigoroso, el que volara más alto, el que le pareciera más fuerte, el que tuviera el pico más afilado, y se lo trajera vivo. Y a la mujer le dijo: a ti no te va a ser tan fácil. Vas a tener que internarte en el monte, buscar el águila que te parezca que es la mejor cazadora, la que vuele más alto, la que sea más fuerte, la de mejor mirada. Vas a tener que cazarla sola, sin que nadie te ayude y vas a tener que traerla viva aquí.
Cada uno salió a cumplir su tarea. Cuatro días después volvieron con el ave que se les había encomendado, y le preguntaron al sabio:
- ¿Ahora qué hacemos?, ¿las cocinamos?, ¿las comemos?, ¿qué debemos hacer con ellas?"
- No, nada de eso dijo riendo el sabio y les dijo: ¿ustedes quieren ser felices?.
- Sí, le dijeron.
- ¿Volaban alto?, preguntó, ¿Eran fuertes sus alas, eran sanas, independientes?
- Sí, contestaron.
- Muy bien, dijo el sabio. Ahora deben atarlas entre sí por las patas y suéltenlas para que vuelen.
Así lo hicieron. Entonces el águila y el halcón comenzaron a tropezarse, intentaron volar, pero lo único que lograban, era revolcarse en el piso. Se hacían daño mutuamente, hasta que empezaron a picotearse entre sí. Entonces el sabio de la tribu les dijo:
- "Si ustedes quieren ser felices para siempre: "VUELEN, PERO JAMÁS SE ATEN EL UNO AL OTRO".
Cuando dos personas se unen por amor, ambos desean íntimamente que esa unión sea duradera. Nadie puede asegurar el éxito o el fracaso de una relación. Los integrantes de la pareja, son los principales protagonistas y de ellos depende que la relación perdure. Debemos tener en cuenta que son dos personas diferentes unidas por un gran sentimiento: El Amor.
El amor verdadero sólo se concibe en libertad. Las promesas, los juramentos, los papeles legales forman parte del casamiento, pero no tienen ningún efecto sobre el amor. El Amor llega cuando quiere y se va de la misma manera. No hay quien pueda gobernarlo. Quien nos ama, sólo espera que su amor sea respondido también con amor.
Autor Desconocido
El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es amor.
Una vez un reconocido guerrero indígena y la hija de una mujer que había sido matrona de la tribu, se enamoraron profundamente y habían pensado en casarse, para lo cual tenían el permiso del cacique de la tribu. Pero antes de formalizar el casamiento, fueron a ver al anciano de la tribu, un hombre muy respetado, que tenía palabras de sabiduría para ellos.
El sabio, les dijo que ellos eran buenos muchachos, jóvenes, y que no había ninguna razón para que alguien se opusiera a su casamiento. Entonces ellos le dijeron que querían hacer algo que les diera la fórmula para ser felices siempre.
El sabio les dijo:
- Bueno, hay algo que podemos hacer, pero no sé si están dispuestos porque es bastante dispendioso.
- Estamos dispuestos, le dijeron.
Entonces el sabio le pidió al guerrero que escalara la montaña más alta, y buscara allí el halcón más vigoroso, el que volara más alto, el que le pareciera más fuerte, el que tuviera el pico más afilado, y se lo trajera vivo. Y a la mujer le dijo: a ti no te va a ser tan fácil. Vas a tener que internarte en el monte, buscar el águila que te parezca que es la mejor cazadora, la que vuele más alto, la que sea más fuerte, la de mejor mirada. Vas a tener que cazarla sola, sin que nadie te ayude y vas a tener que traerla viva aquí.
Cada uno salió a cumplir su tarea. Cuatro días después volvieron con el ave que se les había encomendado, y le preguntaron al sabio:
- ¿Ahora qué hacemos?, ¿las cocinamos?, ¿las comemos?, ¿qué debemos hacer con ellas?"
- No, nada de eso dijo riendo el sabio y les dijo: ¿ustedes quieren ser felices?.
- Sí, le dijeron.
- ¿Volaban alto?, preguntó, ¿Eran fuertes sus alas, eran sanas, independientes?
- Sí, contestaron.
- Muy bien, dijo el sabio. Ahora deben atarlas entre sí por las patas y suéltenlas para que vuelen.
Así lo hicieron. Entonces el águila y el halcón comenzaron a tropezarse, intentaron volar, pero lo único que lograban, era revolcarse en el piso. Se hacían daño mutuamente, hasta que empezaron a picotearse entre sí. Entonces el sabio de la tribu les dijo:
- "Si ustedes quieren ser felices para siempre: "VUELEN, PERO JAMÁS SE ATEN EL UNO AL OTRO".
Cuando dos personas se unen por amor, ambos desean íntimamente que esa unión sea duradera. Nadie puede asegurar el éxito o el fracaso de una relación. Los integrantes de la pareja, son los principales protagonistas y de ellos depende que la relación perdure. Debemos tener en cuenta que son dos personas diferentes unidas por un gran sentimiento: El Amor.
El amor verdadero sólo se concibe en libertad. Las promesas, los juramentos, los papeles legales forman parte del casamiento, pero no tienen ningún efecto sobre el amor. El Amor llega cuando quiere y se va de la misma manera. No hay quien pueda gobernarlo. Quien nos ama, sólo espera que su amor sea respondido también con amor.
Autor Desconocido
El que no ama, no conoce a Dios; porque Dios es amor.
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Amor es Libertad,
te sigo esperando alma gemela
Calentamiento Global: Aviso Importante
Se buscan “agentes verdes”!
por Gaby Vargas
A decir verdad, el asunto del calentamiento global no había llegado a preocuparme. Una moda más. Lo que pasa es que Al Gore está en campaña, me decía.Me tranquiliza la versión que escucho de algún científico, “son ciclos naturales que a través de la historia, el planeta siempre ha vivido”, y lo esfumo de mi mente. ¡How convenient!, como diría una amiga. ¿Egoísta de mi parte? Seguro. Me apena decirlo. Sin embargo tres hechos me han hecho cambiar la forma de ver las cosas. 1. Ver en Planet Earth ese maravilloso documental de la BBC de Londres, una escena que me impacta: un oso polar se agota después de nadar ¡meses! en busca de alimento para su cría, sin encontrar un solo pedazo de hielo dónde descansar. Nos dejan ver que se muere de agotamiento. Me mata de la tristeza y me acerca a la problemática real que viven los osos. ¿Los osos? ¡Nosotros! 2. Ver el mar de Cancún cada vez más cerca del concreto. ¡Ya hay poca playa! Recuerdo que hace 15 años había unos 70 metros de arena. ¿Tanto huracán? ¿Estará subiendo el nivel del agua, como lo vi en el documental de Al Gore? 3. Ir por la carretera de Toluca y, junto al maravilloso espectáculo de las mariposas monarca, ¡no puedo creer la cantidad de basura que hay en el suelo! ¡Qué horror! Bolsas de plástico de colores deslavados por doquier, botellas de cloro y toda clase de envases avejentados entrelazados con la hierba seca que simula un campo de batalla. Desde entonces decido convertirme en “agente verde”. Apago luces, recojo basura en las playas, cierro el agua de la llave y persigo a todos en mi casa para que también lo hagan. ¡Te invito a que hagamos algo! Imagina dejarle a tus hijos y nietos un planeta limpio, equilibrado, sin contaminación y con abundante agua limpia. Los expertos sugieren: • Rellena tu botella de agua. Se utilizan 1.5 millones de toneladas de plástico para hacer botellas cada año. ¿A dónde se van todas esas botellas? • Lleva tu propia bolsa al súper. De tela, o una bolsa del mercado grande con asas, que la puedes usar mil veces. Globalmente usamos 1 millón de bolsas de plástico cada minuto. Significa un costo de 2.2 billones de galones de petróleo al año. • Cierra el agua al lavarte los dientes o las manos. Evita dejarla correr. • Date baños cortos, de cinco minutos, por lo menos tres días a la semana. • Pon a dormir tu computadora después de cinco minutos, y por las noches apágala. • De ser posible, usa tu ropa dos veces si no está sucia, antes de lavarla. • Recicla el papel. Imprime por los dos lados antes de tirarlo. • Camina o usa la bicicleta. Si sólo un millón de personas sustituimos el coche una vez a la semana, podemos reducir las emisiones de CO2 hasta en 100,000 toneladas al año. En casa • Apaga las luces al salir de un cuarto. • Desconecta cargadores y aparatos que no uses. ¡Consumen energía! • Usa focos compactos de luz fluorescente; duran 10 veces más que los tradicionales y usan sólo una fracción de energía, lo que nos ahorra mucho dinero. Si un millón de personas lo hacemos, podemos eliminar más de 200,000 toneladas de emisiones de CO2 al año, que causan el efecto invernadero. • Reduce la cantidad de basura. De ser posible, inicia una composta con tu familia, a partir de la basura orgánica. • Al usar la lavadora de ropa, utiliza ciclos tibia/fría, en lugar de caliente/caliente. • Tira el aceite usado en una botella de plástico, no por la tubería. • Haz rondas con los vecinos para dejar a los niños en la escuela o utiliza el servicio de camión. ¡Se buscan agentes verdes! ¿Quién más se une?
Publicado en el Diario de Yucatán,06-04-2008.
por Gaby Vargas
A decir verdad, el asunto del calentamiento global no había llegado a preocuparme. Una moda más. Lo que pasa es que Al Gore está en campaña, me decía.Me tranquiliza la versión que escucho de algún científico, “son ciclos naturales que a través de la historia, el planeta siempre ha vivido”, y lo esfumo de mi mente. ¡How convenient!, como diría una amiga. ¿Egoísta de mi parte? Seguro. Me apena decirlo. Sin embargo tres hechos me han hecho cambiar la forma de ver las cosas. 1. Ver en Planet Earth ese maravilloso documental de la BBC de Londres, una escena que me impacta: un oso polar se agota después de nadar ¡meses! en busca de alimento para su cría, sin encontrar un solo pedazo de hielo dónde descansar. Nos dejan ver que se muere de agotamiento. Me mata de la tristeza y me acerca a la problemática real que viven los osos. ¿Los osos? ¡Nosotros! 2. Ver el mar de Cancún cada vez más cerca del concreto. ¡Ya hay poca playa! Recuerdo que hace 15 años había unos 70 metros de arena. ¿Tanto huracán? ¿Estará subiendo el nivel del agua, como lo vi en el documental de Al Gore? 3. Ir por la carretera de Toluca y, junto al maravilloso espectáculo de las mariposas monarca, ¡no puedo creer la cantidad de basura que hay en el suelo! ¡Qué horror! Bolsas de plástico de colores deslavados por doquier, botellas de cloro y toda clase de envases avejentados entrelazados con la hierba seca que simula un campo de batalla. Desde entonces decido convertirme en “agente verde”. Apago luces, recojo basura en las playas, cierro el agua de la llave y persigo a todos en mi casa para que también lo hagan. ¡Te invito a que hagamos algo! Imagina dejarle a tus hijos y nietos un planeta limpio, equilibrado, sin contaminación y con abundante agua limpia. Los expertos sugieren: • Rellena tu botella de agua. Se utilizan 1.5 millones de toneladas de plástico para hacer botellas cada año. ¿A dónde se van todas esas botellas? • Lleva tu propia bolsa al súper. De tela, o una bolsa del mercado grande con asas, que la puedes usar mil veces. Globalmente usamos 1 millón de bolsas de plástico cada minuto. Significa un costo de 2.2 billones de galones de petróleo al año. • Cierra el agua al lavarte los dientes o las manos. Evita dejarla correr. • Date baños cortos, de cinco minutos, por lo menos tres días a la semana. • Pon a dormir tu computadora después de cinco minutos, y por las noches apágala. • De ser posible, usa tu ropa dos veces si no está sucia, antes de lavarla. • Recicla el papel. Imprime por los dos lados antes de tirarlo. • Camina o usa la bicicleta. Si sólo un millón de personas sustituimos el coche una vez a la semana, podemos reducir las emisiones de CO2 hasta en 100,000 toneladas al año. En casa • Apaga las luces al salir de un cuarto. • Desconecta cargadores y aparatos que no uses. ¡Consumen energía! • Usa focos compactos de luz fluorescente; duran 10 veces más que los tradicionales y usan sólo una fracción de energía, lo que nos ahorra mucho dinero. Si un millón de personas lo hacemos, podemos eliminar más de 200,000 toneladas de emisiones de CO2 al año, que causan el efecto invernadero. • Reduce la cantidad de basura. De ser posible, inicia una composta con tu familia, a partir de la basura orgánica. • Al usar la lavadora de ropa, utiliza ciclos tibia/fría, en lugar de caliente/caliente. • Tira el aceite usado en una botella de plástico, no por la tubería. • Haz rondas con los vecinos para dejar a los niños en la escuela o utiliza el servicio de camión. ¡Se buscan agentes verdes! ¿Quién más se une?
Publicado en el Diario de Yucatán,06-04-2008.
viernes, 4 de abril de 2008
De Semillas de Vida: Vive en Paz
A PESAR
A pesar de que se duermen mis sentidos por la rutina. A pesar de mis fracasos, mis pecados y mis caídas. Aunque algunas ilusiones estén por siempre dormidas, y de fantasmas internos prendidas en mis pupilas.
A pesar de que me invento muchas veces la sonrisa. A pesar de que me trague mis verdades y mis mentiras. A pesar de mis defectos, de mi cólera, de mi ira, y de los eternos miedos que mi alma vive disfrazando con pequeñas cobardías.
A pesar de mi energía que se agota y se termina. A pesar del paso de los años, de mis luchas y mis heridas. Aunque a veces las angustias rasguñan mis costillas. A pesar de todo eso... sigo creyendo que vale la pena vivir la vida.
Autor Desconocido
VIVE TU TIEMPO
Date tiempo para trabajar: es el precio del triunfo.
Date tiempo para pensar: es la fuente del poder.
Date tiempo para jugar: es el secreto de la eterna juventud.
Date tiempo de leer: es el fundamento de la sabiduría.
Date tiempo para ser amigo: es el camino de la felicidad.
Date tiempo para soñar: es atar tu carreta a una estrella.
Date tiempo para amar y ser amado: es el privilegio de los dioses.
Date tiempo para mirar alrededor: es día es muy corto para ser egoísta.
Date tiempo para reír: es la música del alma.
Autor Desconocido
VIVE EN PAZ
Por: Silvia Schmidt
Sueña; pero no desees ser quien no eres. Eso es pesadilla.
Anhela; pero no quieras una vida igual a la de alguien más. Eso es muerte.
Imagina; pero no fantasees con lo que no puedes tener. Eso es locura.
Disputa; pero no intentes vencer lo invencible. Eso es suicidio.
Habla; pero no sólo de ti mismo. Eso es egoísmo.
Date a conocer; pero no te muestres con orgullo. Eso es exhibicionismo.
Admira; pero no te lastimes con envidia. Eso es falta de autoapoyo.
Evalúa; pero no te coloques como modelo de conducta. Eso es egocentrismo.
Alégrate; pero no exageradamente y con alarde. Eso es desequilibrio.
Elogia; pero no te deshagas en adulaciones. Eso es hipocresía.
Observa; pero no juzgues. Eso es baja autoestima.
Llora; pero no te declares un ser infeliz. Eso es autopiedad.
Preocúpate; pero no estés pendiente de la vida del prójimo. Eso es abandonar tu propia vida.
Anda; pero no atravieses el camino ajeno. Eso es invasión.
Vive feliz con lo que puedes tener, y con lo que te es posible ser. Eso es vivir en Paz.
Silvia Schmidt
A pesar de que se duermen mis sentidos por la rutina. A pesar de mis fracasos, mis pecados y mis caídas. Aunque algunas ilusiones estén por siempre dormidas, y de fantasmas internos prendidas en mis pupilas.
A pesar de que me invento muchas veces la sonrisa. A pesar de que me trague mis verdades y mis mentiras. A pesar de mis defectos, de mi cólera, de mi ira, y de los eternos miedos que mi alma vive disfrazando con pequeñas cobardías.
A pesar de mi energía que se agota y se termina. A pesar del paso de los años, de mis luchas y mis heridas. Aunque a veces las angustias rasguñan mis costillas. A pesar de todo eso... sigo creyendo que vale la pena vivir la vida.
Autor Desconocido
VIVE TU TIEMPO
Date tiempo para trabajar: es el precio del triunfo.
Date tiempo para pensar: es la fuente del poder.
Date tiempo para jugar: es el secreto de la eterna juventud.
Date tiempo de leer: es el fundamento de la sabiduría.
Date tiempo para ser amigo: es el camino de la felicidad.
Date tiempo para soñar: es atar tu carreta a una estrella.
Date tiempo para amar y ser amado: es el privilegio de los dioses.
Date tiempo para mirar alrededor: es día es muy corto para ser egoísta.
Date tiempo para reír: es la música del alma.
Autor Desconocido
VIVE EN PAZ
Por: Silvia Schmidt
Sueña; pero no desees ser quien no eres. Eso es pesadilla.
Anhela; pero no quieras una vida igual a la de alguien más. Eso es muerte.
Imagina; pero no fantasees con lo que no puedes tener. Eso es locura.
Disputa; pero no intentes vencer lo invencible. Eso es suicidio.
Habla; pero no sólo de ti mismo. Eso es egoísmo.
Date a conocer; pero no te muestres con orgullo. Eso es exhibicionismo.
Admira; pero no te lastimes con envidia. Eso es falta de autoapoyo.
Evalúa; pero no te coloques como modelo de conducta. Eso es egocentrismo.
Alégrate; pero no exageradamente y con alarde. Eso es desequilibrio.
Elogia; pero no te deshagas en adulaciones. Eso es hipocresía.
Observa; pero no juzgues. Eso es baja autoestima.
Llora; pero no te declares un ser infeliz. Eso es autopiedad.
Preocúpate; pero no estés pendiente de la vida del prójimo. Eso es abandonar tu propia vida.
Anda; pero no atravieses el camino ajeno. Eso es invasión.
Vive feliz con lo que puedes tener, y con lo que te es posible ser. Eso es vivir en Paz.
Silvia Schmidt
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vive en paz,
vive tu tiempo
jueves, 3 de abril de 2008
El Poder del Ahora:Los Miedos
EL ORIGEN DEL MIEDO
El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro.
Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente?: peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo?: miedo, por supuesto.
El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificació n con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida.
Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.
Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.
OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVA que surja en ti. ¿Qué estás defendiendo? : una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificació n con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia.
Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora.
La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egotista.
Si no deseas crear más dolor para ti mismo ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo?
DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida.
Di siempre «sí» al momento presente.
ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO
La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.
Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.
Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.
¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.
¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?
Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.
La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.
Practicando el Poder del Ahora
Título Original: Practicing the Power of Now –
Essential Teachings, Meditations and Exercises from The Power of Now
Ó2001, _Eckhart Tolle
El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro.
Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente?: peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo?: miedo, por supuesto.
El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificació n con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida.
Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.
Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.
OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVA que surja en ti. ¿Qué estás defendiendo? : una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificació n con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia.
Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora.
La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egotista.
Si no deseas crear más dolor para ti mismo ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo?
DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida.
Di siempre «sí» al momento presente.
ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO
La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.
Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.
Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.
¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.
¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?
Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.
La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.
Practicando el Poder del Ahora
Título Original: Practicing the Power of Now –
Essential Teachings, Meditations and Exercises from The Power of Now
Ó2001, _Eckhart Tolle
La Loca de la Casa: El miedo
Cuidado al imaginar
Por Gaby Vargas
“Escucha la voz... escucha la voz”. Ocho amigos, sentados en medio de la sala frente a nosotros y con los ojos cerrados, obedecen a la voz misteriosa y persuasiva del hipnotizador brasileño, que los invita a relajarse para así inducirlos a un estado de hipnosis.Los demás del grupo observamos con expectación y curiosidad. A los 17 años, nunca habíamos presenciado algo semejante.El hipnotizador continúa con su táctica hasta que, ante el asombro de todos, los ocho voluntarios están totalmente hipnotizados. Entre risitas nerviosas y pena ajena, observamos cómo obedecen dócilmente las órdenes del brasileño.“Vas manejando un convertible y ves a tus amigos en la calle; salúdalos”. Y los hipnotizados saludan con entusiasmo, cual títeres jalados por un hilo. “Ahora sales del auto y sientes un frío tremendo”. Ante la diversión del público, todos titiritan como si la temperatura del cuarto hubiera descendido a bajo cero. Y así los dirige, hasta que les da la orden de despertar al escuchar una fuerte palmada.Desde ese día me impresiona lo que la mente puede llegar a hacer con nosotros. En el caso de sentir frío, se hizo evidente cómo la imaginación puede superar a la realidad. Y, la verdad, es de asustarse, si tenemos en cuenta lo común que es darle albergue permanente a “la loca de la casa”, es decir, la imaginación, que suele ser ilimitada y produce una serie de cosas en nuestra mente, que nos pueden llevar a convencernos de que podemos o no podemos hacer algo, lo que sea. Estos productos pueden ir desde lo más maravilloso hasta lo más nefasto y al desastre total, como en el caso de los miedos.Miedos que nos paralizan, nos impiden creer en nosotros mismos y lograr nuestros sueños.Miedos que nos hacen personas indecisas, desconfiadas, timoratas y preocuponas ante los retos.Miedos que nos pueden convertir en padres sobreprotectores e infundir temor en los que nos rodean. Miedos que nos boicotean al posponer el dar el paso, al desaprovechar oportunidades de desarrollo y éxito.Miedos que nos llevan a no valorarnos lo suficiente, a no sentirnos con derechos y a volvernos dependientes de otras personas, de instituciones o creencias que nos conducen lejos de la realidad. Miedos que nos convierten en personas rígidas, enjuiciadoras, autoritarias, poco flexibles...Lo irónico es que está comprobado que el 90 por ciento de los miedos no son reales. Sin embargo, reaccionamos ante este sentimiento como hipnotizados. Una vez que una persona cree que algo es verdad, sea o no, actuará conforme a ello. Instintivamente buscará acumular datos que apoyen su creencia ¡sin importar cuán falsa sea! Para enfrentar los miedos podemos, primero, reconocer y aceptar que los siento. Creer y confiar más en mí, en mis propias capacidades, en ser yo mismo (a). Aprender a centrarme, a practicar más la introspección y confiar en mi sabiduría interna para que mi mente no me acose con dudas. Aunque sienta miedo, voy hacia delante con fe y entusiasmo. Debo darme cuenta de que el poder de mi mente tiende a exagerar y a distorsionar la realidad. Recordar esas situaciones que he vivido y he salido adelante, aprender a centrarme y evitar huir o reaccionar de manera exagerada cuando imagino lo peor. Escucha la voz... pero la tuya. De practicar lo anterior, quizá logremos evitar que sea “la loca de la casa” quien nos hipnotice con falsas creencias y termine por gobernarnos.— erika.jurado@gabyvargas.com
Publicado en el Diario de Yucatán.30-03-2008.
Por Gaby Vargas
“Escucha la voz... escucha la voz”. Ocho amigos, sentados en medio de la sala frente a nosotros y con los ojos cerrados, obedecen a la voz misteriosa y persuasiva del hipnotizador brasileño, que los invita a relajarse para así inducirlos a un estado de hipnosis.Los demás del grupo observamos con expectación y curiosidad. A los 17 años, nunca habíamos presenciado algo semejante.El hipnotizador continúa con su táctica hasta que, ante el asombro de todos, los ocho voluntarios están totalmente hipnotizados. Entre risitas nerviosas y pena ajena, observamos cómo obedecen dócilmente las órdenes del brasileño.“Vas manejando un convertible y ves a tus amigos en la calle; salúdalos”. Y los hipnotizados saludan con entusiasmo, cual títeres jalados por un hilo. “Ahora sales del auto y sientes un frío tremendo”. Ante la diversión del público, todos titiritan como si la temperatura del cuarto hubiera descendido a bajo cero. Y así los dirige, hasta que les da la orden de despertar al escuchar una fuerte palmada.Desde ese día me impresiona lo que la mente puede llegar a hacer con nosotros. En el caso de sentir frío, se hizo evidente cómo la imaginación puede superar a la realidad. Y, la verdad, es de asustarse, si tenemos en cuenta lo común que es darle albergue permanente a “la loca de la casa”, es decir, la imaginación, que suele ser ilimitada y produce una serie de cosas en nuestra mente, que nos pueden llevar a convencernos de que podemos o no podemos hacer algo, lo que sea. Estos productos pueden ir desde lo más maravilloso hasta lo más nefasto y al desastre total, como en el caso de los miedos.Miedos que nos paralizan, nos impiden creer en nosotros mismos y lograr nuestros sueños.Miedos que nos hacen personas indecisas, desconfiadas, timoratas y preocuponas ante los retos.Miedos que nos pueden convertir en padres sobreprotectores e infundir temor en los que nos rodean. Miedos que nos boicotean al posponer el dar el paso, al desaprovechar oportunidades de desarrollo y éxito.Miedos que nos llevan a no valorarnos lo suficiente, a no sentirnos con derechos y a volvernos dependientes de otras personas, de instituciones o creencias que nos conducen lejos de la realidad. Miedos que nos convierten en personas rígidas, enjuiciadoras, autoritarias, poco flexibles...Lo irónico es que está comprobado que el 90 por ciento de los miedos no son reales. Sin embargo, reaccionamos ante este sentimiento como hipnotizados. Una vez que una persona cree que algo es verdad, sea o no, actuará conforme a ello. Instintivamente buscará acumular datos que apoyen su creencia ¡sin importar cuán falsa sea! Para enfrentar los miedos podemos, primero, reconocer y aceptar que los siento. Creer y confiar más en mí, en mis propias capacidades, en ser yo mismo (a). Aprender a centrarme, a practicar más la introspección y confiar en mi sabiduría interna para que mi mente no me acose con dudas. Aunque sienta miedo, voy hacia delante con fe y entusiasmo. Debo darme cuenta de que el poder de mi mente tiende a exagerar y a distorsionar la realidad. Recordar esas situaciones que he vivido y he salido adelante, aprender a centrarme y evitar huir o reaccionar de manera exagerada cuando imagino lo peor. Escucha la voz... pero la tuya. De practicar lo anterior, quizá logremos evitar que sea “la loca de la casa” quien nos hipnotice con falsas creencias y termine por gobernarnos.— erika.jurado@gabyvargas.com
Publicado en el Diario de Yucatán.30-03-2008.
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