HACER EL CAMPO FÉRTIL
El maestro Zen le encargó al discípulo que cuidara del campo de arroz. El primer año, el discípulo vigiló que nunca faltase el agua necesaria. El arroz creció fuerte y la cosecha fue buena. El segundo año, el discípulo tuvo la idea de añadir un poco de fertilizante. El arroz creció rápido y la cosecha fue mayor. El tercer año, colocó más fertilizante. La cosecha fue aún mayor, pero el arroz nació pequeño y sin brillo.
Si sigues aumentando la cantidad de abono, la cosecha del año que viene no tendrá ningún valor dijo el maestro. Fortaleces a alguien cuando le ayudas un poco. Pero si le ayudas demasiado, lo debilitas.
Paulo Coelho
APRENDE A CUIDAR DE TI MISMO
- Durante seis años busqué la iluminación – dijo el discípulo. – Siento que estoy cerca, y quiero saber cómo he de dar el siguiente paso.
- Un hombre que sabe buscar a Dios, sabe también cuidar de sí mismo. ¿Cómo te mantienes? – preguntó el maestro.
- Ése es un detalle sin importancia. Mis padres son ricos, y me ayudan en mi búsqueda espiritual. Gracias a ello puedo dedicarme por entero a las cosas sagradas.
- Muy bien – dijo el maestro. - Entonces te explicaré el siguiente paso: mira al sol durante medio minuto.
- El discípulo obedeció. A continuación, el maestro le pidió que describiese el paisaje a su alrededor. No puedo. El brillo del sol me ha deslumbrado.
Un hombre que mantiene los ojos fijos en el sol, termina ciego. Un hombre que sólo busca la Luz y deja sus responsabilidades en manos de los demás, jamás encontrará lo que busca – fue el comentario del maestro.
Paulo Coelho
MIRANDO LAS ESTRELLAS
Mirando las estrellas me di cuenta que en cada una de ellas existe un paraíso. Mirándolas a ellas descubrí la infinidad de cosas que perdemos. Ellas que están allá, tan lejos de este mundo, al menos sobreviven con su pequeño brillo; y nosotros acá, tan llenos de momentos, nos sentimos morir cuando algo se termina.
Mirando las estrellas comprendí el valor que no damos a la vida. Cuando ésta sin querer nos quita cosas, pensamos que es injusta y olvidamos que sin ella no seríamos quienes somos. Hoy sin pensar vi volar una estrella en su gran mundo... La vi volar sin rumbo y la noté perdida. Me di cuenta que a veces no sólo en este mundo existe soledad... que ellas también la sienten, como cualquier persona, pero al menos siguen brillando, buscando una razón para salir de ella. En cambio acá, nosotros, pensamos que estar solos es el fin de la vida; y no nos damos cuenta que a veces la soledad nos ayuda a encontrar respuestas que no estaban.
Mirando las estrellas pude ver que la felicidad llega en cualquier momento... que todo se termina en este mundo, desde lo más hermoso, hasta lo más molesto y doloroso. Hoy mirando una estrella, sentí el calor aquel del amor que se fue... Y descubrí que en ella están los sueños, los besos y aquel tiempo que se perdió algún día. Comprendí que el amor tiene un millón de vueltas... Que a veces nos sorprende, nos da felicidad, y a veces se transforma en lo peor que hay.
Mirando una de ellas, crecí un poquito más. Aprendí a sonreír, y a ver la realidad. Mirando una de ellas, pude ver la verdad:
Que no sirve el orgullo cuando existe amistad;
Que no sirve llorar cuando un amor se va;
Que no vale la pena aprender a callar;
Que no existen fronteras cuando tenemos vida...
Que aprender a vivir, es lo mejor que hay!!!!
Autor Desconocido
lunes, 10 de diciembre de 2007
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