martes, 25 de septiembre de 2007

Pedazos de Amistad, Caer bien es importante por Gaby Vargas

Pedazos de Amistad
Yo pienso que el tiempo que pasamos con cada amigo es lo que hace a cada amigo tan importante. Las amistades se construyen de a pedacitos. Pedacitos de tiempo que vivimos con cada persona.No importa la cantidad de tiempo que pasamos con cada amigo, sino la calidad del tiempo que vivimos con cada persona. Cinco minutos pueden ser más importante que un día entero.
Así, hay amistades hechas de risas y dolores compartidos; otras de la escuela, otras de salidas, cine y diversión; también están aquéllas que nacen y no sabemos de qué o por qué, pero sabemos que están presentes.
Tal vez éstas estén hechas de silencios compartidos, o de mutua simpatía que no tiene explicación. Hoy también hay muchas amistades hechas sólo de e-mails, nuestras “amistades virtuales” nos hacen reir, pensar, reflexionar…
Aprendemos a amar a las personas sin juzgarlas por su apariencia o modo de ser, sin poder etiquetarlas (como a veces hacemos inconcientemente).Hay amistades profundas que nacen así.
Saint-Exupéry dijo: “Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”. Pienso que el tiempo que pasamos con cada amigo es lo que lo hace tan importante.
Porque el tiempo “perdido” con amigos no existe es tiempo ganado, aprovechado, vivido. Son recuerdos para un momento o para toda una vida.
Un amigo se torna importante para nosotros y nosotros para él, cuando somos capaces, aún en su ausencia, de reír o llorar, de extrañar o querer estar bien cerca de él sólo para disfrutar de su compañía.
Podemos tener varios mejores amigos de diversas maneras. Lo importante es saber aprovechar al máximo cada minuto vivido y tener después, en nuestros recuerdos, horas para pasar con ellos, aunque estén lejos.
“TÚ MISMO ERES RESPONSABLE DE LO QUE COSECHAS…… Y APRENDE A COSECHAR LAS COSAS BUENAS…”
“El auténtico amigo es el que lo sabe todo sobre tí y sigue siendo tu amigo.” (Kurt D. Cobain)

Caer bien sí es importante
Autor:Gaby Vargas. Publicado en el Diario de Yucatán.
“Caer bien” es una expresión difícil de definir; sin embargo, existe y es una realidad. Todos, conscientes o no, tenemos un puntaje en el factor “CB (caes bien)”: unos cuantos privilegiados siempre lo tienen muy alto; otros, menos afortunados, lo tienen muy bajo, tipo el “Mocha Orejas”, y la mayoría andamos más o menos en el medio. Quien cae bien tiene la habilidad de hacernos sentir importantes, especiales, contentos, rejuvenecidos. Incluso, verlo a él o ella puede hacer olvidar una depresión, ansiedad o aburrimiento.Algunos dirán: “Y a mí qué me importa caer bien o no”. Pero no olvidemos los datos duros que vimos la semana pasada acerca de todos los caminos que esto abre.Para caer bien Los estudios demuestran que para caer bien son necesarios dos elementos importantes que creemos conocer: 1.— Ser amigable. Por más sencillo que suene, ser amigable no es la norma; requiere inversión de nuestra parte en tiempo, atención, generosidad, paciencia y enfoque de mente. Si somos difíciles de tratar, de sangre pesada o nos pescan en un mal momento, el otro no hará ningún esfuerzo y perderemos así una oportunidad que nunca sabes. O tendremos que trabajar extra en un futuro para elevar el factor “CB”, por aquello de: “Nunca tenemos una segunda oportunidad de causar una buena primera impresión”.Todos tenemos, por lo menos, un amigo(a) irascible, difícil de tratar, que de entrada cae mal y, sin embargo, queremos.Pero, ¿para qué hacer más complicado el camino? Cuando somos hostiles no sólo dañamos una posible relación sino también nuestro cuerpo, que entonces crea lo que los investigadores llaman “experiencia emocional negativa”. Es un hecho que nos sentimos muy bien y reaccionamos en automático cuando alguien, con su comunicación no verbal, nos dice “Me encanta verte” o “Disfruto de tu compañía”.La autenticidad 2.— Ser auténtica. Cuando conocemos a alguien, nuestro instinto de inmediato percibe —aunque no siempre— si la persona es genuina, sincera o está actuando. Aunque, por otro lado, este concepto puede ser muy subjetivo: me ha pasado que al regreso de una reunión comento con mi esposo lo bien que alguien me cayó y con sorpresa me entero de que su opinión es opuesta o al revés. Casi siempre todos otorgamos un grado de confianza y credibilidad a las personas hasta que algo nos brinca y atrás del cuello sentimos una comezoncita. Por lo general a la autenticidad, así como al oxígeno, la reconocemos por su ausencia: sólo la notamos cuando escasea. “La razón por la que la falta de sinceridad nos lleva a percibir a una persona como poco agradable es que tendemos a personalizar las cosas. En el momento nos recuerda ocasiones del pasado en las que fuimos lastimados profundamente por un engaño. Nos lo recuerda en instantes”, nos dice el doctor William Cottringer, quien investigó este tema por años. Amistad con uno mismo Así que, antes que nada, para elevar nuestro factor “CB” conviene tener un lazo amistoso con nosotros mismos y ser auténticos. Ser fieles a nuestros valores y principios y, sobre todo, observarnos. ¿Hace cuánto tiempo le dije un cumplido a alguien? Con la gente, ¿soy abordable?, ¿buena onda?, ¿paciente?, ¿pretendo ser algo que no soy?, ¿finjo interés? Sin duda, cuando conocemos a personas amables y auténticas reaccionamos de forma positiva. No sólo nos caen muy bien, sino que nos hacen sentir bien e inteligentes.