A PESAR
A pesar de que se duermen mis sentidos por la rutina. A pesar de mis fracasos, mis pecados y mis caídas. Aunque algunas ilusiones estén por siempre dormidas, y de fantasmas internos prendidas en mis pupilas.
A pesar de que me invento muchas veces la sonrisa. A pesar de que me trague mis verdades y mis mentiras. A pesar de mis defectos, de mi cólera, de mi ira, y de los eternos miedos que mi alma vive disfrazando con pequeñas cobardías.
A pesar de mi energía que se agota y se termina. A pesar del paso de los años, de mis luchas y mis heridas. Aunque a veces las angustias rasguñan mis costillas. A pesar de todo eso... sigo creyendo que vale la pena vivir la vida.
Autor Desconocido
VIVE TU TIEMPO
Date tiempo para trabajar: es el precio del triunfo.
Date tiempo para pensar: es la fuente del poder.
Date tiempo para jugar: es el secreto de la eterna juventud.
Date tiempo de leer: es el fundamento de la sabiduría.
Date tiempo para ser amigo: es el camino de la felicidad.
Date tiempo para soñar: es atar tu carreta a una estrella.
Date tiempo para amar y ser amado: es el privilegio de los dioses.
Date tiempo para mirar alrededor: es día es muy corto para ser egoísta.
Date tiempo para reír: es la música del alma.
Autor Desconocido
VIVE EN PAZ
Por: Silvia Schmidt
Sueña; pero no desees ser quien no eres. Eso es pesadilla.
Anhela; pero no quieras una vida igual a la de alguien más. Eso es muerte.
Imagina; pero no fantasees con lo que no puedes tener. Eso es locura.
Disputa; pero no intentes vencer lo invencible. Eso es suicidio.
Habla; pero no sólo de ti mismo. Eso es egoísmo.
Date a conocer; pero no te muestres con orgullo. Eso es exhibicionismo.
Admira; pero no te lastimes con envidia. Eso es falta de autoapoyo.
Evalúa; pero no te coloques como modelo de conducta. Eso es egocentrismo.
Alégrate; pero no exageradamente y con alarde. Eso es desequilibrio.
Elogia; pero no te deshagas en adulaciones. Eso es hipocresía.
Observa; pero no juzgues. Eso es baja autoestima.
Llora; pero no te declares un ser infeliz. Eso es autopiedad.
Preocúpate; pero no estés pendiente de la vida del prójimo. Eso es abandonar tu propia vida.
Anda; pero no atravieses el camino ajeno. Eso es invasión.
Vive feliz con lo que puedes tener, y con lo que te es posible ser. Eso es vivir en Paz.
Silvia Schmidt
viernes, 4 de abril de 2008
jueves, 3 de abril de 2008
El Poder del Ahora:Los Miedos
EL ORIGEN DEL MIEDO
El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro.
Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente?: peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo?: miedo, por supuesto.
El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificació n con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida.
Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.
Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.
OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVA que surja en ti. ¿Qué estás defendiendo? : una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificació n con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia.
Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora.
La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egotista.
Si no deseas crear más dolor para ti mismo ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo?
DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida.
Di siempre «sí» al momento presente.
ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO
La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.
Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.
Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.
¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.
¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?
Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.
La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.
Practicando el Poder del Ahora
Título Original: Practicing the Power of Now –
Essential Teachings, Meditations and Exercises from The Power of Now
Ó2001, _Eckhart Tolle
El estado de miedo psicológico está divorciado de cualquier peligro real e inmediato. Puede adoptar diversas formas: desazón, preocupación, ansiedad, nervios, tensión, temor, fobia, etc. El miedo psicológico del que hablamos siempre se refiere a algo que podría ocurrir, no a algo que ya está ocurriendo. Tú estás en el aquí y ahora, mientras que tu mente está en el futuro. Esto crea una brecha de ansiedad. Y si te has identificado con tu mente y has perdido el poder y la simplicidad del ahora, esa brecha de ansiedad será tu constante compañera. Siempre puedes afrontar el momento presente, pero no puedes afrontar algo que sólo es una proyección mental; no puedes afrontar el futuro.
Además, mientras sigas identificándote con tu mente, el ego dirigirá tu vida. Debido a su naturaleza fantasmal, y a pesar de sus elaborados mecanismos de defensa, el ego es muy vulnerable e inseguro, y se siente amenazado constantemente. Por cierto, esto sigue siendo verdadero aunque externamente esté muy seguro. Ahora bien, recuerda que una emoción es la reacción del cuerpo a la mente. ¿Qué mensaje recibe continuamente el cuerpo desde el ego, desde ese falso yo fabricado por la mente?: peligro, estoy amenazado. ¿Y qué emoción genera este mensaje continuo?: miedo, por supuesto.
El miedo parece tener muchas causas: miedo a la pérdida, miedo al fracaso, miedo a que nos hieran, y así sucesivamente; pero, en definitiva, todos los miedos pueden resumirse en el miedo del ego a la muerte, a la aniquilación. Para el ego, la muerte siempre está a la vuelta de la esquina. En este estado de identificació n con la mente, el miedo a la muerte afecta a todos los aspectos de tu vida.
Por ejemplo, algo tan aparentemente trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú, como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.
Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad; de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente de tener razón, que es una forma de violencia, deja de estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y verdadero dentro de ti, no de la mente.
OBSERVA CUALQUIER ACTITUD DEFENSIVA que surja en ti. ¿Qué estás defendiendo? : una identidad ilusoria, una imagen mental, una entidad ficticia. Haciendo consciente este patrón y observándolo, puedes romper la identificació n con él. El patrón inconsciente comenzará a disolverse rápidamente a la luz de tu conciencia.
Este es el final de todas las discusiones y juegos de poder, que son tan corrosivos para las relaciones. El poder sobre los demás es debilidad disfrazada de fuerza. El verdadero poder está dentro, y está a tu disposición ahora.
La mente siempre trata de negar el ahora y de escapar de él. En otras palabras: cuanto más te identificas con tu mente, más sufres. O puedes decirlo de este otro modo: cuanto más capaz seas de valorar y aceptar el ahora, más libre estarás del dolor y del sufrimiento, más libre de la mente egotista.
Si no deseas crear más dolor para ti mismo ni para los demás, si no quieres añadir más dolor al residuo del pasado que aún vive en ti, no crees más tiempo, o crea el imprescindible para gestionar los aspectos prácticos de la vida. ¿Cómo dejar de crear tiempo?
DATE CUENTA INEQUÍVOCAMENTE DE QUE EL MOMENTO PRESENTE es lo único que tienes. Haz del ahora el centro fundamental de tu vida. Si antes vivías en el tiempo y hacías breves visitas al ahora, establece tu residencia habitual en el ahora y haz breves visitas al pasado y al futuro cuando tengas que resolver los asuntos prácticos de tu vida.
Di siempre «sí» al momento presente.
ACABA CON LA ILUSIÓN DEL TIEMPO
La clave es ésta: acaba con la ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.
Estar identificado con la mente es estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente, mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.
Cuanto más te enfocas en el tiempo —pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.
¿Por qué es lo más precioso? En primer lugar, porque es lo único que hay. Es todo lo que hay. El eterno presente es el espacio dentro del que se despliega tu vida, el único factor que permanece constante. La vida es ahora. No ha habido nunca un momento en que tu vida no fuera ahora, ni lo habrá jamás. En segundo lugar, el ahora es el único punto que puede llevarte más allá de los limitados confines de la mente. Es tu único punto de acceso al reino informe e intemporal del Ser.
¿Has experimentado, hecho, pensado o sentido algo fuera del momento presente? ¿Piensas que lo harás alguna vez? ¿Es posible que algo ocurra o sea fuera del ahora? La respuesta es evidente, ¿no es cierto?
Nada ocurrió nunca en el pasado; ocurrió en el ahora. Nada ocurrirá nunca en el futuro; ocurrirá en el ahora.
La esencia de lo que estoy diciendo aquí no puede entenderse mentalmente. En el momento que lo entiendes, se produce un cambio de conciencia de la mente al Ser, del tiempo a la presencia. De repente, todo se vivifica, irradia energía, emana Ser.
Practicando el Poder del Ahora
Título Original: Practicing the Power of Now –
Essential Teachings, Meditations and Exercises from The Power of Now
Ó2001, _Eckhart Tolle
La Loca de la Casa: El miedo
Cuidado al imaginar
Por Gaby Vargas
“Escucha la voz... escucha la voz”. Ocho amigos, sentados en medio de la sala frente a nosotros y con los ojos cerrados, obedecen a la voz misteriosa y persuasiva del hipnotizador brasileño, que los invita a relajarse para así inducirlos a un estado de hipnosis.Los demás del grupo observamos con expectación y curiosidad. A los 17 años, nunca habíamos presenciado algo semejante.El hipnotizador continúa con su táctica hasta que, ante el asombro de todos, los ocho voluntarios están totalmente hipnotizados. Entre risitas nerviosas y pena ajena, observamos cómo obedecen dócilmente las órdenes del brasileño.“Vas manejando un convertible y ves a tus amigos en la calle; salúdalos”. Y los hipnotizados saludan con entusiasmo, cual títeres jalados por un hilo. “Ahora sales del auto y sientes un frío tremendo”. Ante la diversión del público, todos titiritan como si la temperatura del cuarto hubiera descendido a bajo cero. Y así los dirige, hasta que les da la orden de despertar al escuchar una fuerte palmada.Desde ese día me impresiona lo que la mente puede llegar a hacer con nosotros. En el caso de sentir frío, se hizo evidente cómo la imaginación puede superar a la realidad. Y, la verdad, es de asustarse, si tenemos en cuenta lo común que es darle albergue permanente a “la loca de la casa”, es decir, la imaginación, que suele ser ilimitada y produce una serie de cosas en nuestra mente, que nos pueden llevar a convencernos de que podemos o no podemos hacer algo, lo que sea. Estos productos pueden ir desde lo más maravilloso hasta lo más nefasto y al desastre total, como en el caso de los miedos.Miedos que nos paralizan, nos impiden creer en nosotros mismos y lograr nuestros sueños.Miedos que nos hacen personas indecisas, desconfiadas, timoratas y preocuponas ante los retos.Miedos que nos pueden convertir en padres sobreprotectores e infundir temor en los que nos rodean. Miedos que nos boicotean al posponer el dar el paso, al desaprovechar oportunidades de desarrollo y éxito.Miedos que nos llevan a no valorarnos lo suficiente, a no sentirnos con derechos y a volvernos dependientes de otras personas, de instituciones o creencias que nos conducen lejos de la realidad. Miedos que nos convierten en personas rígidas, enjuiciadoras, autoritarias, poco flexibles...Lo irónico es que está comprobado que el 90 por ciento de los miedos no son reales. Sin embargo, reaccionamos ante este sentimiento como hipnotizados. Una vez que una persona cree que algo es verdad, sea o no, actuará conforme a ello. Instintivamente buscará acumular datos que apoyen su creencia ¡sin importar cuán falsa sea! Para enfrentar los miedos podemos, primero, reconocer y aceptar que los siento. Creer y confiar más en mí, en mis propias capacidades, en ser yo mismo (a). Aprender a centrarme, a practicar más la introspección y confiar en mi sabiduría interna para que mi mente no me acose con dudas. Aunque sienta miedo, voy hacia delante con fe y entusiasmo. Debo darme cuenta de que el poder de mi mente tiende a exagerar y a distorsionar la realidad. Recordar esas situaciones que he vivido y he salido adelante, aprender a centrarme y evitar huir o reaccionar de manera exagerada cuando imagino lo peor. Escucha la voz... pero la tuya. De practicar lo anterior, quizá logremos evitar que sea “la loca de la casa” quien nos hipnotice con falsas creencias y termine por gobernarnos.— erika.jurado@gabyvargas.com
Publicado en el Diario de Yucatán.30-03-2008.
Por Gaby Vargas
“Escucha la voz... escucha la voz”. Ocho amigos, sentados en medio de la sala frente a nosotros y con los ojos cerrados, obedecen a la voz misteriosa y persuasiva del hipnotizador brasileño, que los invita a relajarse para así inducirlos a un estado de hipnosis.Los demás del grupo observamos con expectación y curiosidad. A los 17 años, nunca habíamos presenciado algo semejante.El hipnotizador continúa con su táctica hasta que, ante el asombro de todos, los ocho voluntarios están totalmente hipnotizados. Entre risitas nerviosas y pena ajena, observamos cómo obedecen dócilmente las órdenes del brasileño.“Vas manejando un convertible y ves a tus amigos en la calle; salúdalos”. Y los hipnotizados saludan con entusiasmo, cual títeres jalados por un hilo. “Ahora sales del auto y sientes un frío tremendo”. Ante la diversión del público, todos titiritan como si la temperatura del cuarto hubiera descendido a bajo cero. Y así los dirige, hasta que les da la orden de despertar al escuchar una fuerte palmada.Desde ese día me impresiona lo que la mente puede llegar a hacer con nosotros. En el caso de sentir frío, se hizo evidente cómo la imaginación puede superar a la realidad. Y, la verdad, es de asustarse, si tenemos en cuenta lo común que es darle albergue permanente a “la loca de la casa”, es decir, la imaginación, que suele ser ilimitada y produce una serie de cosas en nuestra mente, que nos pueden llevar a convencernos de que podemos o no podemos hacer algo, lo que sea. Estos productos pueden ir desde lo más maravilloso hasta lo más nefasto y al desastre total, como en el caso de los miedos.Miedos que nos paralizan, nos impiden creer en nosotros mismos y lograr nuestros sueños.Miedos que nos hacen personas indecisas, desconfiadas, timoratas y preocuponas ante los retos.Miedos que nos pueden convertir en padres sobreprotectores e infundir temor en los que nos rodean. Miedos que nos boicotean al posponer el dar el paso, al desaprovechar oportunidades de desarrollo y éxito.Miedos que nos llevan a no valorarnos lo suficiente, a no sentirnos con derechos y a volvernos dependientes de otras personas, de instituciones o creencias que nos conducen lejos de la realidad. Miedos que nos convierten en personas rígidas, enjuiciadoras, autoritarias, poco flexibles...Lo irónico es que está comprobado que el 90 por ciento de los miedos no son reales. Sin embargo, reaccionamos ante este sentimiento como hipnotizados. Una vez que una persona cree que algo es verdad, sea o no, actuará conforme a ello. Instintivamente buscará acumular datos que apoyen su creencia ¡sin importar cuán falsa sea! Para enfrentar los miedos podemos, primero, reconocer y aceptar que los siento. Creer y confiar más en mí, en mis propias capacidades, en ser yo mismo (a). Aprender a centrarme, a practicar más la introspección y confiar en mi sabiduría interna para que mi mente no me acose con dudas. Aunque sienta miedo, voy hacia delante con fe y entusiasmo. Debo darme cuenta de que el poder de mi mente tiende a exagerar y a distorsionar la realidad. Recordar esas situaciones que he vivido y he salido adelante, aprender a centrarme y evitar huir o reaccionar de manera exagerada cuando imagino lo peor. Escucha la voz... pero la tuya. De practicar lo anterior, quizá logremos evitar que sea “la loca de la casa” quien nos hipnotice con falsas creencias y termine por gobernarnos.— erika.jurado@gabyvargas.com
Publicado en el Diario de Yucatán.30-03-2008.
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donde estaras?,
El miedo,
sigo esperando a mi Compañero de Vida
miércoles, 2 de abril de 2008
Practica el PODER DEL AHORA
ACCEDE AL PODER DEL AHORA
Las dimensiones intemporales están acompañadas por otro tipo de conocimiento, un conocimiento que no «mata» el espíritu que habita en cada criatura y en cada cosa. Un conocimiento que no destruye la sacralidad y el misterio de la vida, sino que muestra un profundo amor y reverencia por todo lo que es. Un conocimiento del que la mente no sabe nada.
ROMPE LA VIEJA ESTRUCTURA de resistencia al momento presente, de negación del presente. Convierte en práctica el hecho de retirar la atención que prestas al pasado y al futuro cuando no sean necesarios. Sal de la dimensión temporal lo más posible en tu vida cotidiana.
Si te resulta difícil entrar directamente en el ahora, comienza observando tu habitual tendencia mental a escapar de él. Observarás que el futuro suele imaginarse como mejor o peor que el presente. Si el futuro imaginario es mejor, te da esperanza o expectativas placenteras. Si es peor, crea ansiedad. Ambas son ilusorias.
La autoobservación permite la entrada automática de más presencia en tu vida. En el momento de darte cuenta de que no estás presente, estás presente. En cuanto eres capaz de observar tu mente, ya no estás atrapado en ella. Ha entrado en juego otro factor que no es mental: la presencia del testigo.
Mantente presente como observador de tu mente, de tus pensamientos y emociones, así como de tus reacciones a las diversas situaciones. Interésate al menos tanto por tus reacciones como por la situación o persona que te hace reaccionar.
Nota también cuántas veces tu atención se va al pasado o al futuro. No juzgues ni analices lo que observas. Contempla el pensamiento, siente la emoción, observa la reacción. No las conviertas en un problema personal. Entonces sentirás algo más poderoso que cualquiera de las cosas observadas: la presencia misma, serena y observante, que está detrás de tus contenidos mentales; el observador silencioso.
Se necesita una intensa presencia cuando ciertas situaciones provocan una reacción muy cargada de emoción, como cuando tu autoimagen se ve amenazada, cuando te topas con un desafío existencial que te da miedo, cuando las cosas «van mal» o surge un complejo emocional del pasado. En todos estos casos, tiendes a volverte «inconsciente» . La reacción o la emoción se apodera de ti: te «conviertes» en ella. Eres el actor que la representa. Te justificas, acusas al otro, atacas, te defiendes... , pero no eres tú: es una pauta reactiva, es la mente en su modalidad habitual de supervivencia.
La identificación con la mente da a ésta más energía; la observación de la mente le quita fuerzas. La identificación con la mente crea más tiempo; la observación de la mente te abre a las dimensiones intemporales. La energía retirada de la mente se convierte en presencia. Si puedes sentir lo que significa estar presente, resulta mucho más fácil elegir salir de la dimensión temporal —cuando no necesitas el tiempo por motivos prácticos— y entrar profundamente en el ahora.
Esto no reduce tu capacidad de usar el tiempo —pasado o futuro— cuando tienes que referirte a él por alguna causa concreta. Tampoco reduce tu capacidad de usar tu mente; de hecho, la aumenta.
Cuando utilices la mente, ésta será más aguda, estará más enfocada.
El principal foco de atención de la persona iluminada está siempre en el ahora, aunque sigue manteniendo una conciencia periférica del tiempo. En otras palabras: continúa usando el tiempo del reloj, pero es libre del tiempo psicológico.
ABANDONA EL TIEMPO PSICOLÓGICO
Aprende a usar el tiempo en los aspectos prácticos de tu vida —podemos denominarlo el «tiempo del reloj»—, pero regresa inmediatamente a la conciencia del presente cuando esos asuntos prácticos estén resueltos. Así no habrá una acumulación de «tiempo psicológico», que es la identificació n con el pasado y la continua proyección compulsiva hacia el futuro.
Si te marcas un objetivo y avanzas hacia él, estás usando el tiempo del reloj. Eres consciente de adonde quieres ir, pero valoras y das la máxima atención al paso que estás dando en este momento. Si te centras excesivamente en el objetivo, quizá porque estás buscando la felicidad, la realización, o completar tu sentido de identidad, dejas de honrar el ahora. Entonces se queda reducido a un simple paso intermedio sin valor intrínseco que te permite acceder al futuro. El tiempo del reloj se convierte en tiempo psicológico. Tu camino de vida deja de ser una aventura y se reduce a una necesidad obsesiva de llegar, de alcanzar, de «lograrlo». Dejas de mirar y de oler las flores que están a los lados del camino y dejas de interesarte por la belleza y el milagro de la vida que se desarrolla a tu alrededor cuando estás presente en el ahora.
¿Estás siempre tratando de llegar a otro lugar distinto de donde estás? ¿Son la mayoría de tus acciones sólo un medio para conseguir un fin? ¿Pospones siempre la satisfacción o la reduces a breves placeres como el sexo, la comida, la bebida, las drogas o las emociones intensas y la excitación? ¿Estás siempre centrado en conseguir, alcanzar y llegar a ser, o, alternativamente, estás siempre buscando una nueva emoción o placer? ¿Crees que si adquieres más cosas te sentirás más realizado, serás lo suficientemente bueno o estarás psicológicamente completo? ¿Esperas que un hombre o una mujer dé sentido a tu vida?
En el estado de conciencia normal, es decir, no iluminado, el poder y el infinito potencial creativo que residen en el ahora quedan totalmente oscurecidos por el tiempo psicológico. Tu vida pierde la cualidad vibrante, la frescura, la maravilla. Las viejas pautas de pensamiento, emoción, conducta, reacción y deseo se expresan en acciones absolutamente repetitivas; son un guión mental que te da una especie de identidad, pero distorsiona o encubre la realidad del ahora. A continuación la mente crea una obsesión en la que el futuro sirve para escapar de un presente insatisfactorio.
Lo que percibes como futuro es parte intrínseca de tu estado de conciencia ahora. Si tu mente lleva una pesada carga del pasado, experimentará s más de lo mismo. El pasado se perpetúa a sí mismo por la falta de presencia. La calidad de tu conciencia en este momento es lo que conforma el futuro, que, por supuesto, sólo puede ser experimentado como el ahora.
Y si la calidad de tu conciencia en este momento es lo que determina el futuro, ¿qué determina la calidad de tu conciencia? El grado de presencia que tengas. Por tanto, el único lugar donde puede ocurrir el verdadero cambio y donde puede disolverse el pasado es el ahora.
Quizá te cueste reconocer que el tiempo es la causa de tus sufrimientos y de tus problemas. Crees que están causados por situaciones específicas de tu vida, y desde el punto de vista convencional eso es verdad. Pero hasta que no enfrentas la disfunción fundamental de la mente —su apego al pasado y al futuro y su negación del ahora—, en realidad los problemas son intercambiables.
Si hoy desaparecieran milagrosamente de tu vida todas las causas de sufrimiento o infelicidad, pero no estuvieras más presente, más consciente, pronto te encontrarías con una serie de problemas similares, como una sombra que sigue tus pasos. En último término sólo hay un problema: la mente ligada al tiempo.
En el tiempo no hay salvación. No puedes ser libre en el futuro.
LA PRESENCIA ES LA LLAVE de la libertad, de modo que sólo puedes ser libre ahora.
ENCUENTRA LA VIDA SUBYACENTE EN TU SITUACIÓN DE VIDA
En lugar de hablar de tu «vida» deberías ser más preciso y hablar de tu «situación de vida», que está hecha de tiempo psicológico: pasado y futuro. Ciertas cosas del pasado no fueron como deseabas. Aún sigues resistiéndote a lo ocurrido en el pasado, y ahora te estás resistiendo a lo que es. Lo que te hace seguir adelante es la esperanza, pero la esperanza hace que estés enfocado en el futuro, y ese enfoque permanente perpetúa tu negación del ahora y, por tanto, tu infelicidad.
Olvídate de tu situación de vida durante un tiempo y presta atención a tu vida.
Tu situación de vida existe en el tiempo. Tu vida es ahora.
Tu situación de vida es un asunto mental. Tu vida es real.
Encuentra la «puerta estrecha que conduce a la vida». Se llama el ahora. Reduce el ámbito de tu vida a este momento. Tu situación de vida puede estar llena de problemas —como lo están la mayoría de ellas—, pero averigua si tienes algún problema en este momento. No mañana, ni dentro de diez minutos, sino ahora. ¿Tienes un problema ahora?
Cuando estás lleno de problemas no hay espacio para que pueda entrar nada nuevo, no hay lugar para una solución. Por eso, cuando puedas, date espacio, crea el espacio que te permita encontrar la corriente de vida que subyace a tu situación de vida.
EMPLEA TUS SENTIDOS PLENAMENTE. Trata de estar donde estás. Mira a tu alrededor. Simplemente mira, sin interpretar. Observa la luz, las formas, los colores, las texturas. Sé consciente de la presencia silenciosa de cada cosa. Sé consciente del espacio que permite que cada cosa sea.
Escucha los sonidos; no los juzgues. Escucha el silencio debajo de los sonidos. Toca algo, cualquier cosa, y siente y reconoce su Ser.
Observa el ritmo de tu respiración; siente cómo fluye el aire dentro y fuera, siente la energía de vida dentro de tu cuerpo. Permite que todo sea, tanto dentro como fuera. Permite y reconoce la «cualidad» de las cosas. Entra profundamente en el ahora.
Estás dejando atrás el mundo mortecino de la abstracción mental, del tiempo. Estás saliendo de la mente alocada que agota tu energía de vida, del mismo modo que está envenenando y destruyendo la Tierra. Estás despertando del sueño del tiempo al presente.
TODOS LOS PROBLEMAS SON ILUSIONES MENTALES.
CENTRA TU ATENCIÓN EN EL AHORA y dime qué problema tienes en este momento.
No me estás dando ninguna respuesta porque es imposible tener un problema cuando tu atención está plenamente en el ahora. Hay una situación que tiene que ser afrontada o aceptada, eso sí. Pero ¿por qué convertirla en un problema?
Inconscientemente, a la mente le encantan los problemas porque te dan cierta identidad. Es algo normal; y es una locura. «Tener un problema» significa dar vueltas mentalmente a una situación sin tener verdadera intención o posibilidad de hacer algo al respecto ahora. Inconscientemente estás haciendo del problema parte de tu identidad. Acabas sintiéndote tan agobiado por tu situación de vida que pierdes la sensación de la vida, del Ser. O llevas en tu mente la pesada carga de un centenar de cosas que tendrás que hacer en el futuro, en lugar de centrar tu atención en lo único que puedes hacer ahora.
CUANDO CREAS UN PROBLEMA, creas dolor. Basta con hacer una simple elección, con tomar una simple decisión: pase lo que pase, no generaré más dolor para mí mismo. No me crearé más problemas.
Aunque es una elección simple, también es muy radical. No podrás tomar esa decisión a menos que estés realmente muy harto de sufrir y consideres que ya has tenido suficiente. Pero tampoco podrás mantenerla a menos que hayas accedido al poder del ahora. Si no generas más dolor para ti mismo, tampoco lo generarás para los demás. Y tampoco contaminarás la hermosa Tierra, tu espacio interno, ni el psiquismo colectivo con la negatividad de los problemas.
Si surge una situación que tienes que afrontar ahora, la acción surgida de tu conciencia del momento presente será clara e incisiva. También es más probable que sea efectiva. No será una reacción surgida de tu condicionamiento mental previo, sino una respuesta intuitiva a la situación. En ciertos casos en los que la mente ligada al tiempo reaccionaría, te parecerá más eficaz no hacer nada y simplemente permanecerás centrado en el ahora.
LA ALEGRÍA DE SER
Para notar si te has dejado atrapar por el tiempo psicológico, puedes usar un criterio muy simple.
PREGÚNTATE: ¿Hay alegría, fluidez y ligereza en lo que estoy haciendo? Si no la hay, es que el tiempo encubre el momento presente y percibes la vida como una carga o como un esfuerzo.
Si no hay alegría, fluidez o ligereza en lo que haces, eso no significa necesariamente que tengas que cambiar lo que haces. A veces, simplemente, basta con cambiar la manera de hacerlo. El «cómo» siempre es más importante que el «qué». Trata de conceder mucha más atención a lo que haces que al resultado que esperas obtener. Centra toda tu atención en lo que el momento te ofrezca. Esto implica aceptar plenamente lo que es, porque no puedes conceder toda tu atención a algo y al mismo tiempo resistirte a ello.
En cuanto honras el momento presente, toda infelicidad y esfuerzo se disuelven, y la vida empieza a fluir con alegría y suavidad. Si tus actos surgen de la conciencia del momento presente, cualquier cosa que hagas, hasta la acción más simple, quedará impregnada de calidad, cuidado y amor.
NO TE PREOCUPES POR EL FRUTO DE TUS ACCIONES: mantente atento a la acción misma. El fruto ya vendrá cuando corresponda. Ésta es una práctica espiritual muy poderosa.
Cuando cesa el esfuerzo compulsivo por alejarse del ahora, la alegría de Ser fluye en todo lo que haces. En cuanto tu atención se orienta hacia el ahora, sientes una presencia, una quietud, una paz. Ya no dependes del futuro para conseguir la satisfacción o la realización; no buscas en él la salvación. Por tanto, no te apegas a los resultados. Ni el éxito ni el fracaso pueden cambiar el estado de tu Ser interno. Has encontrado la vida subyacente en tu situación de vida.
En ausencia del tiempo psicológico, tu sentido de identidad procede del Ser, no de tu pasado personal. Y así la necesidad psicológica de convertirte en algo distinto de lo que eres deja de presionar. En el mundo, en lo relativo a tu situación de vida, puedes hacerte rico, adquirir conocimientos, tener éxito, liberarte de esto o de aquello, pero en las dimensiones profundas del Ser ya eres completo y total ahora.
EL ESTADO INTEMPORAL DE CONCIENCIA
Cuando cada célula de tu cuerpo esté tan presente que vibre de vida, y cuando puedas sentir esa vida en cada momento como la alegría de Ser, entonces puedes decir que te has liberado del tiempo.
Liberarse del tiempo es liberarse de la necesidad psicológica del pasado para tener una identidad; y del futuro, para hallar la realización. Representa la transformació n de conciencia más profunda que se pueda imaginar.
CUANDO HAS OBTENIDO LOS PRIMEROS ATISBOS DEL ESTADO INTEMPORAL DE CONCIENCIA, empieza un ir y venir entre la dimensión temporal y la presencia. Empiezas por darte cuenta de que tu conciencia raras veces está verdaderamente en el ahora. Pero saber que no estás presente es ya un gran éxito: ese saber es presencia, aunque al principio sólo dure unos segundos de reloj antes de que vuelvas a perderla.
A continuación, y cada vez con más frecuencia, eliges enfocar la conciencia en el momento presente más que en el pasado o en el futuro, y al darte cuenta de que has perdido el ahora, eres capaz de permanecer en él no sólo un par de segundos, sino periodos más largos, tal como se perciben desde la perspectiva externa del tiempo del reloj.
Así, antes de establecerte firmemente en el estado de presencia, es decir, antes de poder ser plenamente consciente, pasas un tiempo yendo y viniendo entre la conciencia y la inconsciencia, entre el estado de presencia y el estado de identificació n con la mente. Pierdes el ahora y vuelves a él, una y otra vez, hasta que finalmente la presencia se convierte en tu estado predominante.
Practicando el Poder del Ahora
Título Original: Practicing the Power of Now –
Essential Teachings, Meditations and Exercises from The Power of Now
Las dimensiones intemporales están acompañadas por otro tipo de conocimiento, un conocimiento que no «mata» el espíritu que habita en cada criatura y en cada cosa. Un conocimiento que no destruye la sacralidad y el misterio de la vida, sino que muestra un profundo amor y reverencia por todo lo que es. Un conocimiento del que la mente no sabe nada.
ROMPE LA VIEJA ESTRUCTURA de resistencia al momento presente, de negación del presente. Convierte en práctica el hecho de retirar la atención que prestas al pasado y al futuro cuando no sean necesarios. Sal de la dimensión temporal lo más posible en tu vida cotidiana.
Si te resulta difícil entrar directamente en el ahora, comienza observando tu habitual tendencia mental a escapar de él. Observarás que el futuro suele imaginarse como mejor o peor que el presente. Si el futuro imaginario es mejor, te da esperanza o expectativas placenteras. Si es peor, crea ansiedad. Ambas son ilusorias.
La autoobservación permite la entrada automática de más presencia en tu vida. En el momento de darte cuenta de que no estás presente, estás presente. En cuanto eres capaz de observar tu mente, ya no estás atrapado en ella. Ha entrado en juego otro factor que no es mental: la presencia del testigo.
Mantente presente como observador de tu mente, de tus pensamientos y emociones, así como de tus reacciones a las diversas situaciones. Interésate al menos tanto por tus reacciones como por la situación o persona que te hace reaccionar.
Nota también cuántas veces tu atención se va al pasado o al futuro. No juzgues ni analices lo que observas. Contempla el pensamiento, siente la emoción, observa la reacción. No las conviertas en un problema personal. Entonces sentirás algo más poderoso que cualquiera de las cosas observadas: la presencia misma, serena y observante, que está detrás de tus contenidos mentales; el observador silencioso.
Se necesita una intensa presencia cuando ciertas situaciones provocan una reacción muy cargada de emoción, como cuando tu autoimagen se ve amenazada, cuando te topas con un desafío existencial que te da miedo, cuando las cosas «van mal» o surge un complejo emocional del pasado. En todos estos casos, tiendes a volverte «inconsciente» . La reacción o la emoción se apodera de ti: te «conviertes» en ella. Eres el actor que la representa. Te justificas, acusas al otro, atacas, te defiendes... , pero no eres tú: es una pauta reactiva, es la mente en su modalidad habitual de supervivencia.
La identificación con la mente da a ésta más energía; la observación de la mente le quita fuerzas. La identificación con la mente crea más tiempo; la observación de la mente te abre a las dimensiones intemporales. La energía retirada de la mente se convierte en presencia. Si puedes sentir lo que significa estar presente, resulta mucho más fácil elegir salir de la dimensión temporal —cuando no necesitas el tiempo por motivos prácticos— y entrar profundamente en el ahora.
Esto no reduce tu capacidad de usar el tiempo —pasado o futuro— cuando tienes que referirte a él por alguna causa concreta. Tampoco reduce tu capacidad de usar tu mente; de hecho, la aumenta.
Cuando utilices la mente, ésta será más aguda, estará más enfocada.
El principal foco de atención de la persona iluminada está siempre en el ahora, aunque sigue manteniendo una conciencia periférica del tiempo. En otras palabras: continúa usando el tiempo del reloj, pero es libre del tiempo psicológico.
ABANDONA EL TIEMPO PSICOLÓGICO
Aprende a usar el tiempo en los aspectos prácticos de tu vida —podemos denominarlo el «tiempo del reloj»—, pero regresa inmediatamente a la conciencia del presente cuando esos asuntos prácticos estén resueltos. Así no habrá una acumulación de «tiempo psicológico», que es la identificació n con el pasado y la continua proyección compulsiva hacia el futuro.
Si te marcas un objetivo y avanzas hacia él, estás usando el tiempo del reloj. Eres consciente de adonde quieres ir, pero valoras y das la máxima atención al paso que estás dando en este momento. Si te centras excesivamente en el objetivo, quizá porque estás buscando la felicidad, la realización, o completar tu sentido de identidad, dejas de honrar el ahora. Entonces se queda reducido a un simple paso intermedio sin valor intrínseco que te permite acceder al futuro. El tiempo del reloj se convierte en tiempo psicológico. Tu camino de vida deja de ser una aventura y se reduce a una necesidad obsesiva de llegar, de alcanzar, de «lograrlo». Dejas de mirar y de oler las flores que están a los lados del camino y dejas de interesarte por la belleza y el milagro de la vida que se desarrolla a tu alrededor cuando estás presente en el ahora.
¿Estás siempre tratando de llegar a otro lugar distinto de donde estás? ¿Son la mayoría de tus acciones sólo un medio para conseguir un fin? ¿Pospones siempre la satisfacción o la reduces a breves placeres como el sexo, la comida, la bebida, las drogas o las emociones intensas y la excitación? ¿Estás siempre centrado en conseguir, alcanzar y llegar a ser, o, alternativamente, estás siempre buscando una nueva emoción o placer? ¿Crees que si adquieres más cosas te sentirás más realizado, serás lo suficientemente bueno o estarás psicológicamente completo? ¿Esperas que un hombre o una mujer dé sentido a tu vida?
En el estado de conciencia normal, es decir, no iluminado, el poder y el infinito potencial creativo que residen en el ahora quedan totalmente oscurecidos por el tiempo psicológico. Tu vida pierde la cualidad vibrante, la frescura, la maravilla. Las viejas pautas de pensamiento, emoción, conducta, reacción y deseo se expresan en acciones absolutamente repetitivas; son un guión mental que te da una especie de identidad, pero distorsiona o encubre la realidad del ahora. A continuación la mente crea una obsesión en la que el futuro sirve para escapar de un presente insatisfactorio.
Lo que percibes como futuro es parte intrínseca de tu estado de conciencia ahora. Si tu mente lleva una pesada carga del pasado, experimentará s más de lo mismo. El pasado se perpetúa a sí mismo por la falta de presencia. La calidad de tu conciencia en este momento es lo que conforma el futuro, que, por supuesto, sólo puede ser experimentado como el ahora.
Y si la calidad de tu conciencia en este momento es lo que determina el futuro, ¿qué determina la calidad de tu conciencia? El grado de presencia que tengas. Por tanto, el único lugar donde puede ocurrir el verdadero cambio y donde puede disolverse el pasado es el ahora.
Quizá te cueste reconocer que el tiempo es la causa de tus sufrimientos y de tus problemas. Crees que están causados por situaciones específicas de tu vida, y desde el punto de vista convencional eso es verdad. Pero hasta que no enfrentas la disfunción fundamental de la mente —su apego al pasado y al futuro y su negación del ahora—, en realidad los problemas son intercambiables.
Si hoy desaparecieran milagrosamente de tu vida todas las causas de sufrimiento o infelicidad, pero no estuvieras más presente, más consciente, pronto te encontrarías con una serie de problemas similares, como una sombra que sigue tus pasos. En último término sólo hay un problema: la mente ligada al tiempo.
En el tiempo no hay salvación. No puedes ser libre en el futuro.
LA PRESENCIA ES LA LLAVE de la libertad, de modo que sólo puedes ser libre ahora.
ENCUENTRA LA VIDA SUBYACENTE EN TU SITUACIÓN DE VIDA
En lugar de hablar de tu «vida» deberías ser más preciso y hablar de tu «situación de vida», que está hecha de tiempo psicológico: pasado y futuro. Ciertas cosas del pasado no fueron como deseabas. Aún sigues resistiéndote a lo ocurrido en el pasado, y ahora te estás resistiendo a lo que es. Lo que te hace seguir adelante es la esperanza, pero la esperanza hace que estés enfocado en el futuro, y ese enfoque permanente perpetúa tu negación del ahora y, por tanto, tu infelicidad.
Olvídate de tu situación de vida durante un tiempo y presta atención a tu vida.
Tu situación de vida existe en el tiempo. Tu vida es ahora.
Tu situación de vida es un asunto mental. Tu vida es real.
Encuentra la «puerta estrecha que conduce a la vida». Se llama el ahora. Reduce el ámbito de tu vida a este momento. Tu situación de vida puede estar llena de problemas —como lo están la mayoría de ellas—, pero averigua si tienes algún problema en este momento. No mañana, ni dentro de diez minutos, sino ahora. ¿Tienes un problema ahora?
Cuando estás lleno de problemas no hay espacio para que pueda entrar nada nuevo, no hay lugar para una solución. Por eso, cuando puedas, date espacio, crea el espacio que te permita encontrar la corriente de vida que subyace a tu situación de vida.
EMPLEA TUS SENTIDOS PLENAMENTE. Trata de estar donde estás. Mira a tu alrededor. Simplemente mira, sin interpretar. Observa la luz, las formas, los colores, las texturas. Sé consciente de la presencia silenciosa de cada cosa. Sé consciente del espacio que permite que cada cosa sea.
Escucha los sonidos; no los juzgues. Escucha el silencio debajo de los sonidos. Toca algo, cualquier cosa, y siente y reconoce su Ser.
Observa el ritmo de tu respiración; siente cómo fluye el aire dentro y fuera, siente la energía de vida dentro de tu cuerpo. Permite que todo sea, tanto dentro como fuera. Permite y reconoce la «cualidad» de las cosas. Entra profundamente en el ahora.
Estás dejando atrás el mundo mortecino de la abstracción mental, del tiempo. Estás saliendo de la mente alocada que agota tu energía de vida, del mismo modo que está envenenando y destruyendo la Tierra. Estás despertando del sueño del tiempo al presente.
TODOS LOS PROBLEMAS SON ILUSIONES MENTALES.
CENTRA TU ATENCIÓN EN EL AHORA y dime qué problema tienes en este momento.
No me estás dando ninguna respuesta porque es imposible tener un problema cuando tu atención está plenamente en el ahora. Hay una situación que tiene que ser afrontada o aceptada, eso sí. Pero ¿por qué convertirla en un problema?
Inconscientemente, a la mente le encantan los problemas porque te dan cierta identidad. Es algo normal; y es una locura. «Tener un problema» significa dar vueltas mentalmente a una situación sin tener verdadera intención o posibilidad de hacer algo al respecto ahora. Inconscientemente estás haciendo del problema parte de tu identidad. Acabas sintiéndote tan agobiado por tu situación de vida que pierdes la sensación de la vida, del Ser. O llevas en tu mente la pesada carga de un centenar de cosas que tendrás que hacer en el futuro, en lugar de centrar tu atención en lo único que puedes hacer ahora.
CUANDO CREAS UN PROBLEMA, creas dolor. Basta con hacer una simple elección, con tomar una simple decisión: pase lo que pase, no generaré más dolor para mí mismo. No me crearé más problemas.
Aunque es una elección simple, también es muy radical. No podrás tomar esa decisión a menos que estés realmente muy harto de sufrir y consideres que ya has tenido suficiente. Pero tampoco podrás mantenerla a menos que hayas accedido al poder del ahora. Si no generas más dolor para ti mismo, tampoco lo generarás para los demás. Y tampoco contaminarás la hermosa Tierra, tu espacio interno, ni el psiquismo colectivo con la negatividad de los problemas.
Si surge una situación que tienes que afrontar ahora, la acción surgida de tu conciencia del momento presente será clara e incisiva. También es más probable que sea efectiva. No será una reacción surgida de tu condicionamiento mental previo, sino una respuesta intuitiva a la situación. En ciertos casos en los que la mente ligada al tiempo reaccionaría, te parecerá más eficaz no hacer nada y simplemente permanecerás centrado en el ahora.
LA ALEGRÍA DE SER
Para notar si te has dejado atrapar por el tiempo psicológico, puedes usar un criterio muy simple.
PREGÚNTATE: ¿Hay alegría, fluidez y ligereza en lo que estoy haciendo? Si no la hay, es que el tiempo encubre el momento presente y percibes la vida como una carga o como un esfuerzo.
Si no hay alegría, fluidez o ligereza en lo que haces, eso no significa necesariamente que tengas que cambiar lo que haces. A veces, simplemente, basta con cambiar la manera de hacerlo. El «cómo» siempre es más importante que el «qué». Trata de conceder mucha más atención a lo que haces que al resultado que esperas obtener. Centra toda tu atención en lo que el momento te ofrezca. Esto implica aceptar plenamente lo que es, porque no puedes conceder toda tu atención a algo y al mismo tiempo resistirte a ello.
En cuanto honras el momento presente, toda infelicidad y esfuerzo se disuelven, y la vida empieza a fluir con alegría y suavidad. Si tus actos surgen de la conciencia del momento presente, cualquier cosa que hagas, hasta la acción más simple, quedará impregnada de calidad, cuidado y amor.
NO TE PREOCUPES POR EL FRUTO DE TUS ACCIONES: mantente atento a la acción misma. El fruto ya vendrá cuando corresponda. Ésta es una práctica espiritual muy poderosa.
Cuando cesa el esfuerzo compulsivo por alejarse del ahora, la alegría de Ser fluye en todo lo que haces. En cuanto tu atención se orienta hacia el ahora, sientes una presencia, una quietud, una paz. Ya no dependes del futuro para conseguir la satisfacción o la realización; no buscas en él la salvación. Por tanto, no te apegas a los resultados. Ni el éxito ni el fracaso pueden cambiar el estado de tu Ser interno. Has encontrado la vida subyacente en tu situación de vida.
En ausencia del tiempo psicológico, tu sentido de identidad procede del Ser, no de tu pasado personal. Y así la necesidad psicológica de convertirte en algo distinto de lo que eres deja de presionar. En el mundo, en lo relativo a tu situación de vida, puedes hacerte rico, adquirir conocimientos, tener éxito, liberarte de esto o de aquello, pero en las dimensiones profundas del Ser ya eres completo y total ahora.
EL ESTADO INTEMPORAL DE CONCIENCIA
Cuando cada célula de tu cuerpo esté tan presente que vibre de vida, y cuando puedas sentir esa vida en cada momento como la alegría de Ser, entonces puedes decir que te has liberado del tiempo.
Liberarse del tiempo es liberarse de la necesidad psicológica del pasado para tener una identidad; y del futuro, para hallar la realización. Representa la transformació n de conciencia más profunda que se pueda imaginar.
CUANDO HAS OBTENIDO LOS PRIMEROS ATISBOS DEL ESTADO INTEMPORAL DE CONCIENCIA, empieza un ir y venir entre la dimensión temporal y la presencia. Empiezas por darte cuenta de que tu conciencia raras veces está verdaderamente en el ahora. Pero saber que no estás presente es ya un gran éxito: ese saber es presencia, aunque al principio sólo dure unos segundos de reloj antes de que vuelvas a perderla.
A continuación, y cada vez con más frecuencia, eliges enfocar la conciencia en el momento presente más que en el pasado o en el futuro, y al darte cuenta de que has perdido el ahora, eres capaz de permanecer en él no sólo un par de segundos, sino periodos más largos, tal como se perciben desde la perspectiva externa del tiempo del reloj.
Así, antes de establecerte firmemente en el estado de presencia, es decir, antes de poder ser plenamente consciente, pasas un tiempo yendo y viniendo entre la conciencia y la inconsciencia, entre el estado de presencia y el estado de identificació n con la mente. Pierdes el ahora y vuelves a él, una y otra vez, hasta que finalmente la presencia se convierte en tu estado predominante.
Practicando el Poder del Ahora
Título Original: Practicing the Power of Now –
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TE ESPERO ALMA GEMELA,
USA EL PODER DEL AHORA
jueves, 27 de marzo de 2008
Deje las apariencias, sea verdaderamente feliz
EL ARTE DE NO ENFERMARSE
Dr. Dráuzio Varella
Si no se quiere enfermar; hable de sus sentimientos. Las emociones y sentimientos que están escondidos y reprimidos, terminan en enfermedades como: gastritis, úlcera, dolores lumbares, dolor en la columna. Con el tiempo, la represión de los sentimientos degenera hasta el cáncer. Entonces, vamos a sincerar, confidenciar, compartir nuestra intimidad, nuestros secretos, y nuestros errores. El diálogo, el hablar, la palabra, es un poderoso remedio y una excelente terapia.
Si no se quiere enfermar; tome decisiones. La persona indecisa permanece en duda, en la ansiedad, en la angustia. La indecisión acumula problemas, preocupaciones, agresiones. La historia humana es hecha de decisiones. Para decidir es preciso saber renunciar, saber perder ventajas y valores para ganar otros. Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y problemas de la piel.
Si no se quiere enfermar; busque soluciones. Las personas negativas no consiguen soluciones y aumentan los problemas. Prefieren la lamentación, la murmuración, y el pesimismo. Es mejor encender un fósforo que lamentar la oscuridad. Una abeja es pequeña, pero produce lo más dulce que existe. Somos lo que pensamos. El pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en enfermedad.
Si no se quiere enfermar; no viva de apariencias. Quien esconde la realidad, finge, hace poses, quiere siempre dar la impresión de estar bien, quiere mostrarse perfecto, bonachón, etc., pero está acumulando toneladas de peso. Una estatua de bronce con pies de barro. Nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas. Son personas con mucho barniz y poca raíz. Su destino es la farmacia, el hospital, y el dolor.
Si no se quiere enfermar; acéptese. El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos de nosotros mismos. Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable. Quienes no se aceptan a sí mismos, son envidiosos, celosos, imitadores, competitivos, destructivos. Aceptarse, aceptar ser aceptado, aceptar las críticas, es sabiduría, buen sentido y terapia.
Si no se quiere enfermar; confíe. Quien no confía, no se comunica, no se abre, no se relaciona, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay relacionamiento. La desconfianza es falta de fe en sí, en los otros y en Dios.
Si no se quiere enfermar; no viva siempre triste. El bueno humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperan la salud y traen larga vida. La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive. “El buen humor nos salva de las manos del doctor”. La alegría es salud y terapia.
Dr. Dráuzio Varella
Dr. Dráuzio Varella
Si no se quiere enfermar; hable de sus sentimientos. Las emociones y sentimientos que están escondidos y reprimidos, terminan en enfermedades como: gastritis, úlcera, dolores lumbares, dolor en la columna. Con el tiempo, la represión de los sentimientos degenera hasta el cáncer. Entonces, vamos a sincerar, confidenciar, compartir nuestra intimidad, nuestros secretos, y nuestros errores. El diálogo, el hablar, la palabra, es un poderoso remedio y una excelente terapia.
Si no se quiere enfermar; tome decisiones. La persona indecisa permanece en duda, en la ansiedad, en la angustia. La indecisión acumula problemas, preocupaciones, agresiones. La historia humana es hecha de decisiones. Para decidir es preciso saber renunciar, saber perder ventajas y valores para ganar otros. Las personas indecisas son víctimas de dolencias nerviosas, gástricas y problemas de la piel.
Si no se quiere enfermar; busque soluciones. Las personas negativas no consiguen soluciones y aumentan los problemas. Prefieren la lamentación, la murmuración, y el pesimismo. Es mejor encender un fósforo que lamentar la oscuridad. Una abeja es pequeña, pero produce lo más dulce que existe. Somos lo que pensamos. El pensamiento negativo genera energía negativa que se transforma en enfermedad.
Si no se quiere enfermar; no viva de apariencias. Quien esconde la realidad, finge, hace poses, quiere siempre dar la impresión de estar bien, quiere mostrarse perfecto, bonachón, etc., pero está acumulando toneladas de peso. Una estatua de bronce con pies de barro. Nada peor para la salud que vivir de apariencias y fachadas. Son personas con mucho barniz y poca raíz. Su destino es la farmacia, el hospital, y el dolor.
Si no se quiere enfermar; acéptese. El rechazo de sí mismo, la ausencia de autoestima, hace que nos volvamos ajenos de nosotros mismos. Ser uno mismo es el núcleo de una vida saludable. Quienes no se aceptan a sí mismos, son envidiosos, celosos, imitadores, competitivos, destructivos. Aceptarse, aceptar ser aceptado, aceptar las críticas, es sabiduría, buen sentido y terapia.
Si no se quiere enfermar; confíe. Quien no confía, no se comunica, no se abre, no se relaciona, no crea relaciones estables y profundas, no sabe hacer amistades verdaderas. Sin confianza, no hay relacionamiento. La desconfianza es falta de fe en sí, en los otros y en Dios.
Si no se quiere enfermar; no viva siempre triste. El bueno humor, la risa, el reposo, la alegría, recuperan la salud y traen larga vida. La persona alegre tiene el don de alegrar el ambiente donde vive. “El buen humor nos salva de las manos del doctor”. La alegría es salud y terapia.
Dr. Dráuzio Varella
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El arte de no enfermarse
miércoles, 26 de marzo de 2008
De Semillas de Vida
LOS ESTATUTOS DEL HOMBRE
Thiago de Mello - Traducción de Pablo Neruda
Artículo 1 Queda decretado que ahora vale la vida, que ahora vale la verdad, y que de manos dadas trabajaremos todos por la vida verdadera.
Artículo 2 Queda decretado que todos los días de la semana, inclusive los martes más grises, tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.
Artículo 3 Queda decretado que, a partir de este instante, habrá girasoles en todas las ventanas, que los girasoles tendrán derecho a abrirse dentro de la sombra; y que las ventanas deben permanecer el día entero abiertas para el verde donde crece la esperanza.
Artículo 4 Queda decretado que el hombre no precisará nunca más dudar del hombre. Que el hombre confiará en el hombre como la palmera confía en el viento, como el viento confía en el aire, como el aire confía en el campo azul del cielo.
Parágrafo:
El hombre confiará en el hombre como un niño confía en otro niño.
Artículo 5 Queda decretado que los hombres están libres del yugo de la mentira. Nunca más será preciso usar la coraza del silencio ni la armadura de las palabras. El hombre se sentará a la mesa con la mirada limpia, porque la verdad pasará a ser servida antes del postre.
Artículo 6 Queda establecida, durante diez siglos, la práctica soñada del profeta Isaías, el lobo y el cordero pastarán juntos y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.
Artículo 7 Por decreto irrevocable queda establecido el reinado permanente de la justicia y de la claridad. Y la alegría será una bandera generosa para siempre enarbolada en el alma del pueblo.
Artículo 8 Queda decretado que el mayor dolor siempre fue y será siempre no poder dar amor a quien se ama, sabiendo que es el agua quien da a la planta el milagro de la flor.
Artículo 9 Queda permitido que el pan de cada día tenga en el hombre la señal de su sudor. Pero que sobre todo, tenga siempre el caliente sabor de la ternura.
Artículo 10 Queda permitido a cualquier persona a cualquier hora de la vida el uso del traje blanco.
Artículo 11 Queda decretado, por definición, que el hombre es un animal que ama, y que por eso es bello, mucho más bello que la estrella de la mañana.
Artículo 12 Decretase que nada estará obligado ni prohibido. Todo será permitido, inclusive jugar con los rinocerontes y caminar por las tardes con una inmensa begonia en la solapa.
Parágrafo: Sólo una cosa queda prohibida: amar sin amor.
Artículo 13 Queda decretado que el dinero no podrá nunca más comprar el sol de las mañanas venideras. Expulsado del gran baúl del miedo, el dinero se transformará en una espada fraternal, para defender el derecho de cantar y la fiesta del día que llegó.
Artículo Final Queda prohibido el uso de la palabra libertad, la cual será suprimida de los diccionarios y del pantano engañoso de las bocas. A partir de este instante, la libertad será algo vivo y transparente, como un fuego o un río, o como la semilla del trigo y su morada será siempre el corazón del hombre.
Thiago de Mello
Thiago de Mello - Traducción de Pablo Neruda
Artículo 1 Queda decretado que ahora vale la vida, que ahora vale la verdad, y que de manos dadas trabajaremos todos por la vida verdadera.
Artículo 2 Queda decretado que todos los días de la semana, inclusive los martes más grises, tienen derecho a convertirse en mañanas de domingo.
Artículo 3 Queda decretado que, a partir de este instante, habrá girasoles en todas las ventanas, que los girasoles tendrán derecho a abrirse dentro de la sombra; y que las ventanas deben permanecer el día entero abiertas para el verde donde crece la esperanza.
Artículo 4 Queda decretado que el hombre no precisará nunca más dudar del hombre. Que el hombre confiará en el hombre como la palmera confía en el viento, como el viento confía en el aire, como el aire confía en el campo azul del cielo.
Parágrafo:
El hombre confiará en el hombre como un niño confía en otro niño.
Artículo 5 Queda decretado que los hombres están libres del yugo de la mentira. Nunca más será preciso usar la coraza del silencio ni la armadura de las palabras. El hombre se sentará a la mesa con la mirada limpia, porque la verdad pasará a ser servida antes del postre.
Artículo 6 Queda establecida, durante diez siglos, la práctica soñada del profeta Isaías, el lobo y el cordero pastarán juntos y la comida de ambos tendrá el mismo gusto a aurora.
Artículo 7 Por decreto irrevocable queda establecido el reinado permanente de la justicia y de la claridad. Y la alegría será una bandera generosa para siempre enarbolada en el alma del pueblo.
Artículo 8 Queda decretado que el mayor dolor siempre fue y será siempre no poder dar amor a quien se ama, sabiendo que es el agua quien da a la planta el milagro de la flor.
Artículo 9 Queda permitido que el pan de cada día tenga en el hombre la señal de su sudor. Pero que sobre todo, tenga siempre el caliente sabor de la ternura.
Artículo 10 Queda permitido a cualquier persona a cualquier hora de la vida el uso del traje blanco.
Artículo 11 Queda decretado, por definición, que el hombre es un animal que ama, y que por eso es bello, mucho más bello que la estrella de la mañana.
Artículo 12 Decretase que nada estará obligado ni prohibido. Todo será permitido, inclusive jugar con los rinocerontes y caminar por las tardes con una inmensa begonia en la solapa.
Parágrafo: Sólo una cosa queda prohibida: amar sin amor.
Artículo 13 Queda decretado que el dinero no podrá nunca más comprar el sol de las mañanas venideras. Expulsado del gran baúl del miedo, el dinero se transformará en una espada fraternal, para defender el derecho de cantar y la fiesta del día que llegó.
Artículo Final Queda prohibido el uso de la palabra libertad, la cual será suprimida de los diccionarios y del pantano engañoso de las bocas. A partir de este instante, la libertad será algo vivo y transparente, como un fuego o un río, o como la semilla del trigo y su morada será siempre el corazón del hombre.
Thiago de Mello
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amor te busco y no te encuentro,
Cuando llegaras a mí
lunes, 24 de marzo de 2008
Donde estas alma gemela?Reflexión, Habla siempre con la Verdad
Este es un libro sencillo, profundo y práctico llamado...
"Los Cuatro Acuerdos", de Miguel Ruiz.
Son cuatro consejos invalorables para vivir mejor, con menos estrés y convirtiéndonos cada día en mejores seres humanos.
El primero acuerdo Dice;
"Sé impecable con tus palabras". En él,reconoce la fuerza del verbo, de la palabra. Cuantas veces no nos hemos arrepentido de haber dicho algo inapropiado o fuera de tiempo o lugar y al mismo tiempo, cuántas veces no dejamos de decir algo, que luego lamentamos haber callado.
Al mismo tiempo se refiere a utilizarsiempre la verdad, a que haya congruencia entre lo que pienso, digo y hago.
Que difícil es mantener una mentira, cuanta energía desperdiciamos a veces para mantener un engaño, incluso a veces podemos llegar a engañarnos a nosotros mismos.
Cuando hablo con la verdad por delante no solo vivo en congruencia sino que es unaexcelente píldora contra el insomnio, ya que nada mejor que colocar la cabeza en la almohada a la hora de dormir y caer en sueñoinmediatamente sin que haya nada que dije en el día de lo cual me arrepienta y me quite el sueño.
Dicen que las palabras deben ser comola brisa suave que no te golpea sino que acaricia tu piel cuando te roza.
Se como la brisa, vive en congruencia y habla solo con la verdad.
El Segundo Acuerdo dice:
"No te tomes nada personalmente" .
Este acuerdo tiene que ver con el trabajo del Ego que cada uno debe realizar. Yo no soy lo que hago o lo que tengo, yo simplemente soy el que soy, como han dicho tantos Maestros Iluminados.
En la vida nos solemos identificar con los roles que nos toca desempeñar, como padres, ciudadanos, profesionales, amigos, espectadores, etc.. pero tengo que saber que yo no soy eso, yo soy aquel que interpreta el rol;por tanto si estoy consciente de mi verdadera naturaleza, en esencia espiritual, debo reconocer que todas aquellas circunstancias tanto adversas como favorables que nos toca vivir en cada rol, son solo paranuestro aprendizaje , crecimiento y evolución y que el verdadero actor (el alma) no se queda enganchado en las dificultades de cada personaje que le toca interpretar. Si tienes un problema en el trabajo, al llegar a la casa no lo pagues con tus hijos o tu pareja, que tu rol deempleado o jefe no se quede pegado luego al rol de padre o esposo (a).Vive cada personaje a plenitud, aprende de las dificultades perosiempre actuando desde tu centro, desde tu verdadero ser, desde tu alma.
El tercer Acuerdo dice:
"No hagas suposiciones" .
Este acuerdo tiene que ver en que siempre pensamos que nosotros tenemos la razón, en que el mundo es o debería ser como yo lo veo. Eso hace que no percibamos las cosas como son, sino como las ve o supone nuestra imaginación.
Hacer suposiciones es adelantarse en el tiempo, es hacer juicios a priori en función de lo que observo. Pero cuán real es mi capacidad de observar.
A veces nos levantamos en la mañana y si al ver por la ventana nos pregunta nuestra pareja: ¿Cómo amaneció el día?
La respuesta suele ser:
"El día está muy feo, parece que va a llover". La verdad es que el día está nublado, no necesariamente feo.
El calificativo lo añade mi mente que supone que pasará tal o cual cosa por la lluvia y deduce que el día está feo.
Sin embargo para las cosechas, los embalses, para los que tienen sed. ese día es hermosoporque del cielo les llegará el agua que necesitan.
Vive en presente y aprende a ser un observador imparcial.
El cuarto y último acuerdo dice:
Haz siempre lo máximo que puedas".
A veces vamos por la vida siendo mezquinos con nosotros mismos y con los demás.
Si creemos en la ley de Causa y Efecto en la que a toda acción corresponde una acción igual pero en sentido contrario, debemosconcienciar que si queremos conectarnos con la abundancia y la prosperidad, recibiendo el máximo que el Universo tiene para nosotros,debemos comenzar por darnos por entero en cada evento de nuestras vidas.
Todos poseemos una especie de "reserva oculta", que utilizamos en momentos de crisis o emergencias.
La idea es que cada vez que me toca apoyar a alguien, haga uso de esa reserva, y pueda decir después:
"Hice lo máximo que podía", que así como debo tratar de no arrepentirme de lo que dije o dejé de decir, de la misma forma no lamentar el no haberme entregado por completo, en particular cuando hago un servicio a otros.
Aplicando estos cuatro consejos de Miguel Ruiz sin duda que viviremos más plena y Conscientemente, que es lo que hoy buscamos gran parte de los seres humanos.
Sigue estos consejos y tu vida sera mejor!!
"Los Cuatro Acuerdos", de Miguel Ruiz.
Son cuatro consejos invalorables para vivir mejor, con menos estrés y convirtiéndonos cada día en mejores seres humanos.
El primero acuerdo Dice;
"Sé impecable con tus palabras". En él,reconoce la fuerza del verbo, de la palabra. Cuantas veces no nos hemos arrepentido de haber dicho algo inapropiado o fuera de tiempo o lugar y al mismo tiempo, cuántas veces no dejamos de decir algo, que luego lamentamos haber callado.
Al mismo tiempo se refiere a utilizarsiempre la verdad, a que haya congruencia entre lo que pienso, digo y hago.
Que difícil es mantener una mentira, cuanta energía desperdiciamos a veces para mantener un engaño, incluso a veces podemos llegar a engañarnos a nosotros mismos.
Cuando hablo con la verdad por delante no solo vivo en congruencia sino que es unaexcelente píldora contra el insomnio, ya que nada mejor que colocar la cabeza en la almohada a la hora de dormir y caer en sueñoinmediatamente sin que haya nada que dije en el día de lo cual me arrepienta y me quite el sueño.
Dicen que las palabras deben ser comola brisa suave que no te golpea sino que acaricia tu piel cuando te roza.
Se como la brisa, vive en congruencia y habla solo con la verdad.
El Segundo Acuerdo dice:
"No te tomes nada personalmente" .
Este acuerdo tiene que ver con el trabajo del Ego que cada uno debe realizar. Yo no soy lo que hago o lo que tengo, yo simplemente soy el que soy, como han dicho tantos Maestros Iluminados.
En la vida nos solemos identificar con los roles que nos toca desempeñar, como padres, ciudadanos, profesionales, amigos, espectadores, etc.. pero tengo que saber que yo no soy eso, yo soy aquel que interpreta el rol;por tanto si estoy consciente de mi verdadera naturaleza, en esencia espiritual, debo reconocer que todas aquellas circunstancias tanto adversas como favorables que nos toca vivir en cada rol, son solo paranuestro aprendizaje , crecimiento y evolución y que el verdadero actor (el alma) no se queda enganchado en las dificultades de cada personaje que le toca interpretar. Si tienes un problema en el trabajo, al llegar a la casa no lo pagues con tus hijos o tu pareja, que tu rol deempleado o jefe no se quede pegado luego al rol de padre o esposo (a).Vive cada personaje a plenitud, aprende de las dificultades perosiempre actuando desde tu centro, desde tu verdadero ser, desde tu alma.
El tercer Acuerdo dice:
"No hagas suposiciones" .
Este acuerdo tiene que ver en que siempre pensamos que nosotros tenemos la razón, en que el mundo es o debería ser como yo lo veo. Eso hace que no percibamos las cosas como son, sino como las ve o supone nuestra imaginación.
Hacer suposiciones es adelantarse en el tiempo, es hacer juicios a priori en función de lo que observo. Pero cuán real es mi capacidad de observar.
A veces nos levantamos en la mañana y si al ver por la ventana nos pregunta nuestra pareja: ¿Cómo amaneció el día?
La respuesta suele ser:
"El día está muy feo, parece que va a llover". La verdad es que el día está nublado, no necesariamente feo.
El calificativo lo añade mi mente que supone que pasará tal o cual cosa por la lluvia y deduce que el día está feo.
Sin embargo para las cosechas, los embalses, para los que tienen sed. ese día es hermosoporque del cielo les llegará el agua que necesitan.
Vive en presente y aprende a ser un observador imparcial.
El cuarto y último acuerdo dice:
Haz siempre lo máximo que puedas".
A veces vamos por la vida siendo mezquinos con nosotros mismos y con los demás.
Si creemos en la ley de Causa y Efecto en la que a toda acción corresponde una acción igual pero en sentido contrario, debemosconcienciar que si queremos conectarnos con la abundancia y la prosperidad, recibiendo el máximo que el Universo tiene para nosotros,debemos comenzar por darnos por entero en cada evento de nuestras vidas.
Todos poseemos una especie de "reserva oculta", que utilizamos en momentos de crisis o emergencias.
La idea es que cada vez que me toca apoyar a alguien, haga uso de esa reserva, y pueda decir después:
"Hice lo máximo que podía", que así como debo tratar de no arrepentirme de lo que dije o dejé de decir, de la misma forma no lamentar el no haberme entregado por completo, en particular cuando hago un servicio a otros.
Aplicando estos cuatro consejos de Miguel Ruiz sin duda que viviremos más plena y Conscientemente, que es lo que hoy buscamos gran parte de los seres humanos.
Sigue estos consejos y tu vida sera mejor!!
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Los 4 acuerdos,
No hay nadie para mi? Ya casi me rindo
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