martes, 11 de septiembre de 2007

Seis pasos para bajar de peso, Yoga, a palabras necias oidos sordos

Artículos:
Yoga
Etimológicamente Yoga significa unión, ya que la meta del Yoga es la unión de la conciencia con el principio Absoluto.El yoga es una ciencia empírica que purifica nuestro cuerpo y nuestra mente, liberándonos de todas las perturbaciones, una ciencia en donde ciertas personas han tratado de sondear los misterios de la mente, del intelecto, de las emociones, del sufrimiento y de la vida. Yoga ha nacido no de la especulación, sino de miles de años de experiencias que han sido replicadas por muchos yoguis a lo largo de la historia.Yoga posee sus propios métodos y fundamentos que hacen que sea un amplio y completo sistema de desarrollo interior.
Trabaja el cuerpo físico, las glándulas endocrinas, los órganos internos a la vez que busca conectar la mente inconsciente con la consciente y nos permite observar nuestros patrones mentales. La finalidad de esta disciplina es ayudarnos a mantenernos sanos, encontrar la felicidad tanto a nivel físico como a nivel mental y espiritual y que nos podamos sentir realizados. Cualquier persona puede aproximarse al Yoga, ya que posee un tipo especial de técnica para cada tipo de personalidad y temperamento.El yoga puede llegar a despertar en nosotros luminosos sentimientos y felicidad, los cuales fortalecen nuestras relaciones con nuestra esposa, los niños, padres, vecinos y compañeros de trabajo.Así como el viento aleja las nubes que tapan el sol, el yoga remueve gradualmente los dolores físicos y emociones indeseables, pues, al revelar el conocimiento interior, incrementa nuestro aprecio por la vida.El yoga nos enseña a controlar nuestros sentidos y nuestra mente impaciente, y a ponernos en armonía con las Leyes Universales, dirigiendo así nuestras energías de la mejor manera.Tal como un instrumento musical emite sonidos muy agradables al ser tocado por un profesional, nuestro cuerpo, mente e inteligencia, dirigidos perfectamente, nos traen mucha felicidad, en vez de ansiedades, frustración y depresión.La disciplina yógica nos enseña también a ver a los demás (amigos o enemigos) con los ojos del amor.Una persona que practica yoga seriamente, se llama yogui. El yogui se ocupa diariamente del desarrollo práctico de la ciencia del yoga, y aprende los diferentes ejercicios y técnicas, tanto del yoga como de la meditación.
Una clase de yoga es una sucesión de ejercicios. Para realizar uno, adoptamos una postura. A veces a esta postura le incorporamos movimiento. Regulamos la respiración y ponemos la atención de los ojos en un punto determinado. Y entramos en un estado meditativo, de introspección. A veces incluso repetimos un mantra o hacemos un gesto con las manos. ¡Con tantas cosas que hay que controlar cómo no va a parar nuestra mente! Después de un ejercicio hay una corta relajación y seguidamente se pasa al siguiente.
El yoga beneficia a todo ser humano, no importa sea niño o persona mayor. Hombre o mujer. No importan las creencias personales.Con el yoga estiramos nuestro cuerpo y, cuando más tenso y rígido está uno, es cuando más conviene. Rejuvenece nuestras células al aportarnos más oxigeno. También rejuvenece nuestro cerebro haciendo que su rendimiento sea más alto. Reduce el estrés al mantener los niveles de cortisol a raya. Nos calma y nos serena, permitiéndonos descansar. Nos da energía y vitalidad. Y nos acerca a nuestro ser interno, descubriendo quienes somos, qué queremos y dónde están nuestas limitaciones. Además, ¡segregamos endorfinas! que nos dan una gran sensación de bienestar. Pero de poco sirve hablar de los beneficios del yoga. A la consciencia no le sirven las palabras, quiere una experiencia. Descubre por ti mismo qué se siente al practicar yoga.

Seis pasos para bajar de peso
En el mundo occidental el 50 por ciento de la gente tiene sobrepeso. De hecho, más del 30 por ciento de los adultos es obeso, y casi una cuarta parte de los hijos ¡Sí, uno de cada cuatro! también está muy excedido de peso.
Para lograr un peso sano y mantenerlo en el tiempo, se deben hacer cambios permanentes en el estilo de vida. Y cuanto más pronto mejor. Para ello, existen algunas medidas que podría tomar ya mismo, las cuales sin dudas tendrán un tremendo impacto en sus esfuerzos.
Pero antes que nada, en pos de lograr una sana alimentación, debería consultar a un nutricionista para aprender cuales son los tamaños correctos de porción para su caso específico.
¿Cuánto es una porción?
Bien, su dieta indica que usted puede comer "una porción de tal cosa". Usted va a la heladera y... aparece la duda: ¿cuánto es, exactamente una porción?
Una porción significa lo siguiente:
Granos: media taza de arroz, papas, tallarines; una rodaja de pan; una taza de cereal fríoVerduras: media taza (verduras de hoja: una taza)Fruta: media manzana, banana, etc. o media taza de ensalada de frutasCarne: 80 gramosLácteos: Una taza de leche o yogur, 40 a 60 g. de queso.
Teniendo en cuenta la Pirámide Alimenticia, se recomienda varias porciones diarias de cada grupo de alimento, como aquí se muestra:
Nueve a once porciones de granos.Cuatro a cinco porciones de verduras. Tres a cuatro porciones de fruta.Dos a tres porciones de lácteos Dos a tres porciones del grupo de carne y soja
Con todo, la mayoría de la gente come más que las cantidades diarias recomendadas por los expertos, pero menos cuando se trata de frutas y verduras.
Seis pasos para bajar de peso más rápido
Ahora sí, los seis pasos que debería tomar para ayudarse a realizar la mejor de las dietas:
1. Muchas veces poco, antes que pocas veces mucho
Comiendo de cinco a seis comidas pequeñas por día, antes que tres comidas grandes, se pueden lograr los mejores resultados. Comiendo 300 a 400 calorías cada tres o cuatro horas, se puede mantener el azúcar de la sangre en un nivel fijo y evitar el hambre continúo. Es importante que se realice un consumo equilibrado de de proteínas (20 al 25 por ciento), carbohidratos (55 al 60 por ciento) y grasa (15 al 25 por ciento).
2. Carbohidratos
Las legumbres y las frutas y verduras con fibra bajan el riesgo de sufrir diabetes Tipo 2 y proporcionan vitaminas en abundancia. Por otro lado, los carbohidratos refinados y simples, como por ejemplo, el pan blanco y las papas, provocan grandes variaciones de los niveles insulina y pueden estimular el hambre.
3. No evite las grasas
Solo cómalas las correctas, en cantidades correctas. Los ácidos grados omega-6 y omega-3, que se encuentran en casi todos los pescados y algunas nueces, mantienen la sensación de saciedad y reducen verdaderamente los niveles de colesterol "malo" Opte por las grasas mono- y poliinsaturadas que se encuentra en las aceitunas, la palta, y las nueces, antes que las grasas saturadas que se encuentran en la carne y los lácteos.
4. Beba abundante agua
El agua es el mejor líquido para el cuerpo, y tiene cero calorías. Bébala en lugar de las gaseosas, los jugos artificiales y el alcohol, que tienen muchas calorías pero poco o nada de valor nutritivo.
5. Mantenga un registro alimenticio
Cuándo mida las calorías consumidas en el día, será fácil olvidarse las dos galletitas que pellizcó por la tarde, o el vaso de vino que tomó con la cena… a menos que tenga todo esto por escrito. El registro de alimentos es también útil para identificar y cambiar ciertos patrones de alimentación. 6. Ejercicio físico
Ningún programa de pérdida de peso será completo sin un ejercicio regular. Pero de hecho, el ejercicio no sólo es útil cuando se trata de bajar unos kilitos, sino que numerosos estudios han confirmado que son extremadamente importante para conservar el peso. Un buen y completo programa de fitness, debería incluir ejercicios aeróbicos, y entrenamientos de fuerza y flexibilidad.

Tomado de Neteando con Fernanda de la Torre.
A palabras necias, oídos sordos
"Ya estás en edad de sentar cabeza”. “Ya no tienes edad para empezar otra carrera”. “A tu edad no viene al caso que hagas algo así”. “Deberías saber mejor, con los años que tienes”. ¡Qué cosa! Toda nuestra vida somos jóvenes para algo y viejos para otras cosas. A los 12 no tenemos edad para manejar, pero somos viejos para tener triciclos. Si a los 45 decidimos empezar a estudiar Medicina nos dirán que somos muy viejos, pero jóvenes aún para cobrar el dinero del retiro. Existe, nos guste o no, una serie de expectativas colectivas para cada etapa de la vida. Conforme vamos creciendo, nuestra familia y la sociedad esperan que hagamos tal o cual cosa.¡Medimos la vida en números, en vez de vivencias! Y no conformes con tan craso error le ponemos a números unas ciertas expectativas. A los 25 carrera terminada, a los 30, magnífica edad para casarse, a los treinta y tantos hay que tener casa propia y así con todo.Y si bien es cierto que hay una edad idónea para empezar los estudios y otra para terminarlos, para empezar a trabajar y para dejar de hacerlo, también es cierto que no necesariamente son las mismas para todos.Lo paradójico es que mientras aceptamos que todos somos diferentes, por otra parte pretendemos que todos hagan las mismas cosas más o menos a la misma edad. Si por algo no cumplimos esta expectativa, ¡ups!, defraudamos a esa sociedad. “A tu edad yo ya estaba casada y con tres güercos” ¡Gulp! “A su edad ya debería tener casa propia”. “Ya está grandecito para seguir viviendo con sus padres”. La verdad es que todas estas expectativas nos ponen una presión innecesaria. Por ejemplo, el cuento de que hay que casarse a cierta edad le ha puesto prisa a más de uno. Las más de las veces con nefastas consecuencias, claro.El problema con de las expectativas es que las cosas pocas, muy pocas veces salen como planeamos o como queremos que sean. Bien lo dijo William Shakespeare: “Las expectativas son la raíz de todos los dolores de cabeza.
Regresando a las edades, una expectativa es que a eso de los 30 años ya debes estar establecido en la profesión que hayas elegido. Si a los 30 decides que no quieres ser ingeniero y que quieres empezar a estudiar Medicina, más de uno dirá que estás loco y que estás perdiendo el tiempo. ¿Y todo el tiempo que perderás haciendo algo que no te gusta? Tal vez no es común volver a la universidad a los 30, pero que sea inusual no quiere decir que esté errado. Peor es pasar toda una vida haciendo algo que odias (y quien te critica tal vez quiera cambiar pero no tiene los arrestos para hacerlo).Cuando tratamos de vivir nuestra vida basados en las expectativas de otros estamos perdidos. Porque si a una determinada edad no te has casado, no tienes casa propia, el trabajo, el reconocimiento profesional, los hijos o tal o cual cosa, de alguna manera los estás defraudando. El problema es que al presionarte por vivir como otros esperan dejas de ver lo que sí tienes. Como es el caso de Álvaro, que le dio por vivir en lo que sus amigos llamaban “la bohemia” porque dejo la arquitectura por la pintura. Por supuesto su nueva ocupación le permitía hacer muchas cosas que gustaban; como despertarse tarde y pintar de noche. Por unos años estuvo bien, hasta que un mal día le dio por compararse con sus amigos. Por supuesto que no tenía la misma solvencia económica que ellos. Ahí empezó la agonía de su existencia. En vez de enfocarse en su calidad de vida y la fortuna de poder hacer lo que amaba, al compararse se vio en desventaja y se sintió un perdedor. Historias así hay miles, nos compramos el cuento de lo que debería ser y dejamos de apreciar lo que somos.El músico británico Brian Eno, decía que el no esperaba que sus álbumes fueran un éxito. El los hacía sin importar el resultado. Disfrutaba de su creación independientemente de las copias que vendieran. ¡Qué gran lección! En vez de presionarse por vender más, disfrutaba lo que hacía y ese placer no estaba sujeto a la opinión de los demás. ¿Cuántas veces dejamos de disfrutar la vida por andar clavados en la expectativa? Cuando le ponemos muchas expectativas a un evento, un trabajo o una persona, invariablemente nos sentiremos defraudados. Cuando vivimos tratando de cumplir las expectativas de otros, también.Pero no tiene que ser siempre así. Después de una reunión de amigas de la escuela a las que todas llegaron con las reglamentarias fotos del marido y los hijos, dos de ellas, que no se habían casado ni tenían hijos, en vez de gastar su energía en sentirse solteronas y quedadas, decidieron que ese momento (en que no tenían hijos ni marido) era el ideal para hacer el viaje de sus sueños a lugares remotos, cosa que hicieron.Con cuánta frecuencia el “debería” nos roba la realidad y la capacidad de sentirnos orgullosos de lo que hacemos o aceptar a las personas como son. Y si nuestras propias expectativas nos roban la realidad, tratar de cumplir con las expectativas de los demás nos puede robar la vida.
México, D.F. 24/09/2006 07:58 PM.Derechos Reservados © Grupo Editorial Milenio 2006Privacidad Aviso Legal Mapa del sitio

No hay comentarios: