Publicado en el Diario de Yucatán, 13-01-2008.
¨Va, y voy con todo...”
Gaby Vargas
Imagina tu vida como si fuera un viaje. Vas caminando con una mochila a la espalda y, mal que bien, progresas y avanzas hasta que, de repente, te topas con una pared de tabique que bloquea por completo el camino a tu destino.¿Qué haces? Se te presentan diferentes opciones. ¿Te quejas y renuncias? ¿Te das la vuelta y regresas? O bien, ¿avientas la mochila al otro lado y ves la forma de pasar, ya sea por encima, rodear la pared o lo que haya que hacer para continuar tu camino? Ahí está la diferencia… Hasta que te comprometes a hacer algo las dudas se alejan y la tentación de regresar o renunciar se van. Surge la determinación. Y esta cualidad es como un tren pesado que avanza sin frenar. Además, lo maravilloso es que una vez que siembras en tu cerebro la idea y dices “Va. Voy con todo” sientes algo muy importante en el corazón; parece que manos invisibles te ayudan a localizar y detectar formas para lograrlo. Esto puede ser desde comprar una computadora, bajar de peso, obtener el ascenso o escalar el Everest. En 1879, Thomas Edison anunció públicamente que mostraría su invento, el bulbo eléctrico de luz, para el último día del año, a pesar de que sus numerosos intentos por lograrlo hasta ese momento habían sido un rotundo fracaso. Pues Edison aventó su mochila al otro lado de la pared y dijo “Va, y voy con todo”, y lo dijo convencido de corazón, y el 31 de diciembre de ese año nació el foco eléctrico que hasta la fecha utilizamos. Es importante hacer el ejercicio de fijarnos metas aunque a veces nos cueste trabajo. Ponerlas en blanco y negro y platicarlas con nuestra pareja o un amigo. Eso crea un compromiso explícito que al creerlo, nos dicen los psicólogos, se convierte en una profecía de autorrealización.Cuando nos decidimos a aventar la mochila al otro lado de la pared demostramos fe en nosotros mismos, en nuestra habilidad y capacidad de conseguir un sueño y vencer obstáculos. Creamos nuestra realidad, en lugar de reaccionar contra ella. Está demostrado por la Psicología que si te fijas objetivos en el plano personal, profesional, familiar, tienes muchas más probabilidades de lograrlos que si no lo haces. Bien dice el dicho que el viento favorece sólo al marinero que sabe a dónde va.Si no lo has hecho, te invito a que antes de que termine este mes te dediques a ti un rato. Aíslate un poco del mundanal ruido, contacta tu interior y piensa: ¿Qué quiero? ¿A dónde quiero llegar? ¿Qué puedo hacer para ser más feliz? ¿Y a los demás? Escríbelo, siéntelo y créelo. Esta semana un amigo comentó, un poco en broma, que respecto a sus propósitos para este 2008 él no se pondría propósitos, sólo deseos, porque de no lograrlos se frustraría mucho. En el momento nos reímos y nos sentimos identificados, sin embargo es cierto, muchos nos quedamos en el plano del “deseo”: deseo bajar de peso, deseo hacer más ejercicio y demás. Es lo mismo que andar por la vida con el freno y el acelerador puestos. Al pensar así, implícitamente nos damos permiso de fallar.Para en verdad lograr lo que queremos se requiere de algo más que un deseo. Este año necesitamos fijarnos por lo menos una meta, algo tangible, realizable, ponernos un tiempo; planearlo bien, decidirnos a llegar, saber que lo vamos a conseguir, desearlo de corazón y decirnos: “Va, y voy con todo”.
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