SOLOS, PROFUNDAMENTE SOLOS
Se ha dicho que el hombre más profundamente solo en esta era espacial, ha sido aquel que daba vueltas y más vueltas en torno a la luna en espera de sus compañeros que estaban en el módulo que habría de acoplarse a su nave. Esta es soledad absoluta del medio físico y por un tiempo determinado, pero ¿qué decir de aquellos que llevan para toda la vida la soledad multitudinaria?. Es decir, ¿sentirse solo junto a otros?. Esa es una soledad que la sienten muchos entre las multitudes de las grandes ciudades.
El poeta Campoamor decía: "Si triste es la soledad de un hombre solo, más triste es aún, la de dos en compañía". Un hombre y una mujer, unidos por los lazos del matrimonio, los dos bajo un mismo techo, pero donde el amor es tan solo una llama que parpadea. La comunicación está rota y ahora la frialdad y los silencios largos son lo único que se siente en el hogar. Marilyn Monroe, la fulgurante estrella cuya luz se apagó hace unos cuantos años, inspiraba lástima. Se le veía triste y desolada como el personaje de una tragicomedia. No obstante la fama que había alcanzado, su belleza, su inteligencia, su atracción sexual y sus famosos maridos, toda su vida la vivió completamente amargada. Decepcionada hasta lo más hondo, arrastraba por dentro, una soledad que la devoraba y se le hacía irresistible. Joshua Logan la describe así: "Ingenua y conmovedora como una animalillo asustado, como un cervatillo o un polluelo". Sus palabras revelan esa triste soledad: "Una carrera es una cosa maravillosa, pero no sirve para acurrucarse en ella, una noche fría". También decía: "La celebridad sólo me proporciona una felicidad parcial y temporal. La celebridad pasará y entonces diré: Adiós celebridad. Te he tenido, pero siempre he sabido que eres inconstante. Habrás sido para mí una experiencia, pero no mi vida".
Una noche sucumbió a su soledad mediante una fuerte dosis de barbitúricos. ¡La pobrecita! Pasó toda su vida como una criatura en demanda siempre de ayuda y comprensión, y como la eterna huérfana en busca de cobijo y de calor. ¡Y cuántos hay como ella que se sienten solos, profundamente solos!
SACUDE LA SOLEDAD La soledad es el mal de nuestro tiempo. Es la espina de la incomunicación, en el siglo más avanzado y más comunicado de todos los tiempos.Soledad significa hueco sin llenar, isla sin puentes, ventanas cerradas, y abandonos profundos. Es estar mudo, alejado, desprovisto, trunco. Soledad es inercia y aislamiento. Todos los movimientos se esfuman. Todas las reacciones para actuar se evaporan. Todas las sensaciones del vivir se opacan. Es como empezar a morir en indiferencias y en tristezas.
Cuando la soledad flota a tu lado, no sabes más que hundirte en ella y caer de lleno en su vacío. Te escabulles de la vida y te quejas de soledad. Tienes miedo de abrir las puertas de tu jaula y que te entren las palomas, el estudio, los intereses, o los amigos. Tienes miedo de que tu hermano se te acerque, o que la vida te reclame. Tienes miedo de sacudir tu soledad y no das ni un solo paso al frente. Por eso tus rosas pierden su perfume, tus pupilas confunden el paisaje y tu alegría pierde su frescor y transparencia.Con una profunda soledad te vas contaminando y vas destruyendo los puentes que Dios levantó para que puedas llegar a la barca del que sufre. Acabarás solo, como una piedra a la que nada puede decirle la corriente de las almas y el palpitar del mundo. Tu soledad es niebla, es humo. No ves necesidades, no oyes lamento, no te sacude la sed de vivir.La soledad no es física: es de espíritu, y de alma. A veces, rodeados de seres, sentimos frío, y rodeados de ausentes queridos, sentimos un gran calor. A veces, el encuentro de dos soledades produce compañía y la presencia de dos que se repelen, produce soledad.
A veces, en el tumulto del mundo te sientes vacío. A veces te vence la nostalgia y vives una desesperada soledad que no sabes curar. Quieres saborear solo tus lágrimas. Que no te recuerden tu deuda de amor con los demás, ni tu deber de caridad para el mundo, ni la gratitud que le debes a Dios por todo lo que te puso para acompañarte.Agrandas tu soledad queriendo olvidarte de ella. Lloras solo en tu almohada, nunca junto a un amigo. Te aprieta el corazón, un mundo donde la gente va en tropel de un lado a otro. Porque a veces, la soledad es mundo, gente, superficialidad, aturdimiento, y nada. Pero sólo la verás huir, cuando enciendas tu propia luz, modeles tus propias raíces y aprendas la lección y el prodigio del cotidiano vivir. La soledad más amarga es la de dos esposos en techos distintos. La soledad más persistente, la del vacío de uno y la ternura de otro, que no saben encontrarse. La soledad más desesperante, la de las manos que se atraen por su tibieza y se separan por su orgullo. Eso de faltar a las manos el apretón y la calidez, además de soledad, es aridez y sequía.Algunos espacios vacíos debes tener, cuando se te ha infiltrado tanto desperdicio, y tanta soledad. Cuando te sumes en la soledad, todo es inútil. La soledad te debilita valores, bases y columnas y deja en ti sentimientos en contra de la fe.
La soledad no deprime. Lo que deprime es amurallarse en ella. Los achaques y las penas no aplastan. Lo que aplasta es nuestra mente, que los agranda hasta que nos caen encima como un manto tupido e impenetrable de soledad. Las limitaciones no destruyen. Lo que destruye es no querer lidiar con ellas y rendirse en nombre de la soledad.¡Sacude la soledad!, porque el mundo necesita tus hombros para cruces más pesadas que las tuyas. Necesita tus ojos para lágrimas más tristes y más amargas que las tuyas. Necesita tus manos para socorrer necesidades más imperiosas y más apremiantes que las tuyas. Necesita tus palabras para que alguien reviva; tus brazos, para que alguien se sostenga, y tu ternura, para que alguien se acuerde de que existe el amor.La soledad es la filosofía de lo negativo, donde la noche no tiene amanecer, la jaula no tiene llave y la tierra no tiene flores. La soledad es un hueco hondo que no te deja ver la luz, es como el sollozo de la sonrisa, y el congelamiento de la emoción. ¡Cómo lesiona el alma la soledad! ¡Cómo nubla la inteligencia, oprime el corazón y endurece la vida!
No te vacíes de alas, que hay sueños para todas las edades. No te alejes de Dios, que nunca falla. Sacude la soledad, ama un poco más y un poco mejor. Más de acuerdo con la vida, más a la capacidad de tu alma, y más a tono con Dios.No arrastres una soledad que te tiene como muerto, mientras en la tierra todo florece, palpita, y canta. No te escapes ti mismo de la felicidad tantas veces, huyendo como una paloma acorralada y con frío, sin otra salida que la depresión. ¡Decídete a vivir! ¡Sacude la soledad!
Tomado de: Manantiales en el Desierto
sábado, 9 de agosto de 2008
miércoles, 6 de agosto de 2008
A LA MEMORIA DE FERNANDO MARTI
Publicado por el Diario de Yucatan.6-08-2008
Caso: Secuestro perpetrado por policias en un reten.
NACIONAL > Delincuencia
Sentido texto del padre del joven asesinado, Fernando Martí1:16 a.m.
''La tragedia invadió nuestros corazones''MÉXICO (El Universal).— Imagine este escenario por un momento.Piense que usted es la persona que está hablando, póngase en sus zapatos, sólo el tiempo que le tome leer este texto.“He sido muy afortunado, Dios me dio la oportunidad de tener un hijo, un hermoso niño que sólo pedía una cosa: cariño. Para eso había venido al mundo: para amar y ser amado. Lo acogí en mis brazos y crecimos juntos. Nos complementamos, yo tenía la necesidad de ofrecer ese cariño que él tanto requería. Tuve la oportunidad de darle algo mejor: una familia que vivía en armonía; una mamá, una hermana y un hermano. Recuerdo el primer día que me dijo “papá“ y sentí cómo el cielo se abría, los pájaros cantaban y el sol iluminó el mundo. De la mano íbamos a su escuela. Los primeros días se le llenaban los ojos de lágrimas, no quería despegarse de mí, pero pronto encontró su mayor interés por el colegio: sus amigos. Además, se divertía jugando fútbol y adoraba la música. Jamás olvidaré su expresión cuando logró descifrar “mamá“, cuatro letras que comprendían el universo entero. Dios lo colmaba de bendiciones.“Pasaron los años, me sorprendía ver cómo mi pequeño niño se hacía hombrecito, que maduraba a pasos agigantados, que crecía para ser casi de mi tamaño. Amamos la vida. Cumplió 14 años, lo celebramos juntos, en familia con algunos amigos. La vida nos sonreía. Pero un día el cielo se nubló, los pájaros enmudecieron y la tragedia invadió nuestros corazones: en el camino por donde pasaba mi hijo se cruzaron unos hombres desalmados, personas que no podrían ser descritas con un adjetivo porque no los hay para poderlos describir. Me avisaron que mi hijo acababa de ser secuestrado, ¿cómo?...“¿Cómo podría ser aquello?... Iba acompañado de un chofer y también se lo habían llevado. Al parecer, los plagiarios eran o se hacían pasar por policías. La noticia me dejó pasmado. No tenía idea de cómo actuar. Por fin nos confirmaron el plagio y pidieron rescate. Sí, querían dinero a cambio de mi hijo, ellos decían que esa era la “negociación“.“También me dijeron que recibiría un presente para que supiera que hablaban en serio. De eso no cabía duda. Al día siguiente, el drama fue mayor, localizaron un cadáver en la cajuela de un coche; era el chofer, amigo de nuestra familia que cumplía responsablemente con su deber y que dejó en duelo a los suyos ¿Por qué sacrificar así a un hombre inocente?”Texto leído durante la ceremonia religiosa en memoria de Fernando Martí, el joven de 14 años que fue secuestrado y asesinado.
DESCANSE EN PAZ FERNANDO MARTI!
NOTA. Que nos pasa, Dios Mio!
NO AL SECUESTRO, NO A LA IMPUNIDAD, NO A LA INSEGURIDAD
SI A LA PENA DE MUERTE PARA LOS SECUESTRADORES.
Caso: Secuestro perpetrado por policias en un reten.
NACIONAL > Delincuencia
Sentido texto del padre del joven asesinado, Fernando Martí1:16 a.m.
''La tragedia invadió nuestros corazones''MÉXICO (El Universal).— Imagine este escenario por un momento.Piense que usted es la persona que está hablando, póngase en sus zapatos, sólo el tiempo que le tome leer este texto.“He sido muy afortunado, Dios me dio la oportunidad de tener un hijo, un hermoso niño que sólo pedía una cosa: cariño. Para eso había venido al mundo: para amar y ser amado. Lo acogí en mis brazos y crecimos juntos. Nos complementamos, yo tenía la necesidad de ofrecer ese cariño que él tanto requería. Tuve la oportunidad de darle algo mejor: una familia que vivía en armonía; una mamá, una hermana y un hermano. Recuerdo el primer día que me dijo “papá“ y sentí cómo el cielo se abría, los pájaros cantaban y el sol iluminó el mundo. De la mano íbamos a su escuela. Los primeros días se le llenaban los ojos de lágrimas, no quería despegarse de mí, pero pronto encontró su mayor interés por el colegio: sus amigos. Además, se divertía jugando fútbol y adoraba la música. Jamás olvidaré su expresión cuando logró descifrar “mamá“, cuatro letras que comprendían el universo entero. Dios lo colmaba de bendiciones.“Pasaron los años, me sorprendía ver cómo mi pequeño niño se hacía hombrecito, que maduraba a pasos agigantados, que crecía para ser casi de mi tamaño. Amamos la vida. Cumplió 14 años, lo celebramos juntos, en familia con algunos amigos. La vida nos sonreía. Pero un día el cielo se nubló, los pájaros enmudecieron y la tragedia invadió nuestros corazones: en el camino por donde pasaba mi hijo se cruzaron unos hombres desalmados, personas que no podrían ser descritas con un adjetivo porque no los hay para poderlos describir. Me avisaron que mi hijo acababa de ser secuestrado, ¿cómo?...“¿Cómo podría ser aquello?... Iba acompañado de un chofer y también se lo habían llevado. Al parecer, los plagiarios eran o se hacían pasar por policías. La noticia me dejó pasmado. No tenía idea de cómo actuar. Por fin nos confirmaron el plagio y pidieron rescate. Sí, querían dinero a cambio de mi hijo, ellos decían que esa era la “negociación“.“También me dijeron que recibiría un presente para que supiera que hablaban en serio. De eso no cabía duda. Al día siguiente, el drama fue mayor, localizaron un cadáver en la cajuela de un coche; era el chofer, amigo de nuestra familia que cumplía responsablemente con su deber y que dejó en duelo a los suyos ¿Por qué sacrificar así a un hombre inocente?”Texto leído durante la ceremonia religiosa en memoria de Fernando Martí, el joven de 14 años que fue secuestrado y asesinado.
DESCANSE EN PAZ FERNANDO MARTI!
NOTA. Que nos pasa, Dios Mio!
NO AL SECUESTRO, NO A LA IMPUNIDAD, NO A LA INSEGURIDAD
SI A LA PENA DE MUERTE PARA LOS SECUESTRADORES.
miércoles, 30 de julio de 2008
EL ARTE DE SER FELIZ-IGNACIO LARRAÑAGA
PUBLICADO EN EL DIARIO DE YUCATAN
( Nota del Martes 13 de mayo de 2008 )
La angustia, el aguijón de la enfermedad“El arte de ser feliz”
Ignacio Larrañaga
Entrevista al padre Ignacio Larrañaga, sacerdote franciscano capuchino, fundador de los Talleres de Oración (www.tovpil.org) y autor del libro “El arte de ser feliz”.¿Es posible que el hombre sea realmente feliz?Aunque mágica, la palabra felicidad no deja de ser una palabra equívoca. En realidad nadie es feliz, completamente feliz. Puede haber momentos de éxtasis o exaltación y en esos momentos parece que se ha llegado a la plenitud de la felicidad; pero ¡vana ilusión!, son momentos efímeros, fugaces.Puede haber ráfagas de felicidad, copas de alegría, pero ¿la felicidad misma? No. Lo que aborta la felicidad es el sufrimiento, y aquí podemos establecer una ley de proporcionalidad: cuanto más sufrimiento, menos felicidad; cuanto menos sufrimiento, más felicidad. “El arte de ser feliz” enseña a eliminar o aminorar cualquier sufrimiento y, por este camino, enseña no a ser feliz, pero sí a ser más feliz. He ahí el arte.¿Un hombre que sufre enfermedad o dolor físico puede ser feliz? Se puede decir que cualquier dolor corporal ya ha sido eliminado con las medicinas modernas. Pero ¿y la enfermedad? El problema de la enfermedad no es la perturbación biológica sino la resistencia mental que tiene la angustia. La angustia es el peor aguijón de la enfermedad. Un enfermo inundado de una gran paz es un enfermo feliz.Este libro enseña precisamente eso: arrancar a la enfermedad su peor aguijón que es la angustia. Transformar la enfermedad en la “hermana enfermedad” y hacer del enfermo un “enfermo feliz”. He ahí el arte.Hoy día vivimos pensando en tener éxito, ¿cómo prepararnos para aceptar el fracaso? Es verdad. Estamos inmersos en una sociedad excesivamente competitiva en la que el más fuerte, el más audaz, el más creativo se lleva la palma en una lucha sin cuartel. Por todas partes se oye el grito romano: “Ay de los vencidos”, es decir, “Ay de los fracasados”. En esta sociedad no hay lugar para los fracasados, ellos son eliminados con crueldad y sin compasión. Usted me pregunta: “¿Cómo aceptar el fracaso sin derrumbarse?”, francamente no lo sé, o mejor, lo veo imposible. Tal vez tan sólo en el espíritu de fe y abandono en Dios podría suavizar el golpe y ayudarlo a mantenerse de pie. Sin fe es inevitable caerse de espaldas, hecho pedazos.Hay gente que cree que el hombre se tortura con angustias y obsesiones porque piensa demasiado.No porque piensa demasiado sino porque da vueltas en su mente, e inútilmente, a hechos consumados y episodios tristes. Y de tanto dar vueltas en su cabeza a sucesos tristes de la vida las personas se hacen temperamentalmente tristes. Los hechos que no tienen solución o la solución no está en nuestras manos, ¿para qué darles vueltas en la mente? Hay que dejarlos en manos de Dios.¿Por qué cree usted que tenemos tanto miedo a que los años se nos pasen y la muerte nos sorprenda sin haber vivido? ¿Cuál es su respuesta a los que temen la muerte? Es un sentimiento hondo, casi siempre inconsciente pero real: se les van pasando los años y están aproximándose al ocaso de la vida. No les falta nada. Por tenerlo todo, hasta tienen salud física y mental, pero están dominados por la sensación de que les falta todo.Si les preguntamos la razón de su vivir, responderán que no la tienen. Es el vacío, la oscura sensación de que se les va la vida sin haberla vivido. Su existencia no ha sido gratificante. ¿Respuesta a los que temen la muerte? No es fácil responder. Es un fenómeno de gran complejidad. Ese temor, para los que no tienen fe, participa del “horror vacui”, horror al vacío. Desde luego es un temor irracional: se debería pensar mil veces en la ley universal de que lo que comienza, acaba, ley respetada por todos los seres de la creación, excepto por el hombre.Al igual que aprendemos a leer, escribir... ¿tenemos que aprender a ser felices? ¿Depende de nosotros o de las circunstancias que nos toque vivir? En la época prehumana, los animales no se hacían problemas para vivir. Todos sus problemas los encontraban solucionados mediante mecanismos instintivos con los que resolvían, casi mecánicamente, sus necesidades elementales. Los animales no pueden ser más felices de lo que son. No tienen problemas. No se aburren. El hombre, en cambio, desde que sale a la luz, todo son problemas: tiene que comenzar a respirar, alimentarse, a andar, a hablar... y así a lo largo de los años, y hasta la muerte, su existencia es un eterno aprender a vivir y ser felices. Es verdad que hay personalidades genéticamente proclives a la tristeza, otras a la alegría.También es verdad que ciertas circunstancias de la vida pueden favorecer u obstaculizar la dicha del vivir. Pero es el lector mismo quien tiene que poner en práctica los medios de autoliberación que el libro entregará y, en un proceso de progresiva superación del sufrimiento humano, avanzar paulatinamente hacia la tranquilidad de la mente, la serenidad de los nervios y la paz del alma.En la actualidad disponemos de muchos medios materiales, avances tecnológicos... pero la gente parece más individualista, nerviosa, dispersiva, en una palabra, menos feliz. ¿Tendremos que huir a una isla desierta para ser felices? Efectivamente, la sociedad moderna es asesina, digamos así, porque acaba por desintegrar lo más sagrado del hombre que es la unidad interior y la estabilidad emocional. Y por ahí sobrevienen la dispersión, el estrés, y podemos aproximamos peligrosamente a la depresión, y todo esto en medio de la sensación generalizada de desasosiego. Para salvamos de una sociedad tan desestabilizadora no necesitamos retiramos a una isla solitaria. Pero tampoco se nos regalará la dicha de vivir como un presente de Navidad. El lector tendrá que someterse a un proceso de autoliberación siguiendo las pautas del libro.Usted da mucha importancia a la oración, ¿necesita de ella para vivir con alegría? Pienso absolutamente que el trato de amistad y la relación personal con Dios favorece enormemente, casi decididamente, la libertad interior, la ausencia del miedo y la alegría de vivir.Además, sospecho que la oración y la actitud de abandono son el único camino de la paz profunda. De todas maneras, pienso que los golpes rudos de la vida nos despedazarán inevitablemente si Dios está totalmente ausente del corazón.Y si no tienes fe, ¿puedes ser igualmente feliz? Comprendo que puede haber hombres y mujeres completamente agnósticos e igualmente felices. Pero esto por excepción.El hombre sin fe tiene que sentir un gran vacío allá en la última soledad del ser, en aquel pozo infinito que sólo un infinito puede llenar.En todo caso, todas las reflexiones y orientaciones que entrega “El arte de ser feliz” van dirigidas a los que no tienen fe o la tienen débil.— Madrid, España (por Lidia González y Teresa de Diego. Distribuido por Zenit).
( Nota del Martes 13 de mayo de 2008 )
La angustia, el aguijón de la enfermedad“El arte de ser feliz”
Ignacio Larrañaga
Entrevista al padre Ignacio Larrañaga, sacerdote franciscano capuchino, fundador de los Talleres de Oración (www.tovpil.org) y autor del libro “El arte de ser feliz”.¿Es posible que el hombre sea realmente feliz?Aunque mágica, la palabra felicidad no deja de ser una palabra equívoca. En realidad nadie es feliz, completamente feliz. Puede haber momentos de éxtasis o exaltación y en esos momentos parece que se ha llegado a la plenitud de la felicidad; pero ¡vana ilusión!, son momentos efímeros, fugaces.Puede haber ráfagas de felicidad, copas de alegría, pero ¿la felicidad misma? No. Lo que aborta la felicidad es el sufrimiento, y aquí podemos establecer una ley de proporcionalidad: cuanto más sufrimiento, menos felicidad; cuanto menos sufrimiento, más felicidad. “El arte de ser feliz” enseña a eliminar o aminorar cualquier sufrimiento y, por este camino, enseña no a ser feliz, pero sí a ser más feliz. He ahí el arte.¿Un hombre que sufre enfermedad o dolor físico puede ser feliz? Se puede decir que cualquier dolor corporal ya ha sido eliminado con las medicinas modernas. Pero ¿y la enfermedad? El problema de la enfermedad no es la perturbación biológica sino la resistencia mental que tiene la angustia. La angustia es el peor aguijón de la enfermedad. Un enfermo inundado de una gran paz es un enfermo feliz.Este libro enseña precisamente eso: arrancar a la enfermedad su peor aguijón que es la angustia. Transformar la enfermedad en la “hermana enfermedad” y hacer del enfermo un “enfermo feliz”. He ahí el arte.Hoy día vivimos pensando en tener éxito, ¿cómo prepararnos para aceptar el fracaso? Es verdad. Estamos inmersos en una sociedad excesivamente competitiva en la que el más fuerte, el más audaz, el más creativo se lleva la palma en una lucha sin cuartel. Por todas partes se oye el grito romano: “Ay de los vencidos”, es decir, “Ay de los fracasados”. En esta sociedad no hay lugar para los fracasados, ellos son eliminados con crueldad y sin compasión. Usted me pregunta: “¿Cómo aceptar el fracaso sin derrumbarse?”, francamente no lo sé, o mejor, lo veo imposible. Tal vez tan sólo en el espíritu de fe y abandono en Dios podría suavizar el golpe y ayudarlo a mantenerse de pie. Sin fe es inevitable caerse de espaldas, hecho pedazos.Hay gente que cree que el hombre se tortura con angustias y obsesiones porque piensa demasiado.No porque piensa demasiado sino porque da vueltas en su mente, e inútilmente, a hechos consumados y episodios tristes. Y de tanto dar vueltas en su cabeza a sucesos tristes de la vida las personas se hacen temperamentalmente tristes. Los hechos que no tienen solución o la solución no está en nuestras manos, ¿para qué darles vueltas en la mente? Hay que dejarlos en manos de Dios.¿Por qué cree usted que tenemos tanto miedo a que los años se nos pasen y la muerte nos sorprenda sin haber vivido? ¿Cuál es su respuesta a los que temen la muerte? Es un sentimiento hondo, casi siempre inconsciente pero real: se les van pasando los años y están aproximándose al ocaso de la vida. No les falta nada. Por tenerlo todo, hasta tienen salud física y mental, pero están dominados por la sensación de que les falta todo.Si les preguntamos la razón de su vivir, responderán que no la tienen. Es el vacío, la oscura sensación de que se les va la vida sin haberla vivido. Su existencia no ha sido gratificante. ¿Respuesta a los que temen la muerte? No es fácil responder. Es un fenómeno de gran complejidad. Ese temor, para los que no tienen fe, participa del “horror vacui”, horror al vacío. Desde luego es un temor irracional: se debería pensar mil veces en la ley universal de que lo que comienza, acaba, ley respetada por todos los seres de la creación, excepto por el hombre.Al igual que aprendemos a leer, escribir... ¿tenemos que aprender a ser felices? ¿Depende de nosotros o de las circunstancias que nos toque vivir? En la época prehumana, los animales no se hacían problemas para vivir. Todos sus problemas los encontraban solucionados mediante mecanismos instintivos con los que resolvían, casi mecánicamente, sus necesidades elementales. Los animales no pueden ser más felices de lo que son. No tienen problemas. No se aburren. El hombre, en cambio, desde que sale a la luz, todo son problemas: tiene que comenzar a respirar, alimentarse, a andar, a hablar... y así a lo largo de los años, y hasta la muerte, su existencia es un eterno aprender a vivir y ser felices. Es verdad que hay personalidades genéticamente proclives a la tristeza, otras a la alegría.También es verdad que ciertas circunstancias de la vida pueden favorecer u obstaculizar la dicha del vivir. Pero es el lector mismo quien tiene que poner en práctica los medios de autoliberación que el libro entregará y, en un proceso de progresiva superación del sufrimiento humano, avanzar paulatinamente hacia la tranquilidad de la mente, la serenidad de los nervios y la paz del alma.En la actualidad disponemos de muchos medios materiales, avances tecnológicos... pero la gente parece más individualista, nerviosa, dispersiva, en una palabra, menos feliz. ¿Tendremos que huir a una isla desierta para ser felices? Efectivamente, la sociedad moderna es asesina, digamos así, porque acaba por desintegrar lo más sagrado del hombre que es la unidad interior y la estabilidad emocional. Y por ahí sobrevienen la dispersión, el estrés, y podemos aproximamos peligrosamente a la depresión, y todo esto en medio de la sensación generalizada de desasosiego. Para salvamos de una sociedad tan desestabilizadora no necesitamos retiramos a una isla solitaria. Pero tampoco se nos regalará la dicha de vivir como un presente de Navidad. El lector tendrá que someterse a un proceso de autoliberación siguiendo las pautas del libro.Usted da mucha importancia a la oración, ¿necesita de ella para vivir con alegría? Pienso absolutamente que el trato de amistad y la relación personal con Dios favorece enormemente, casi decididamente, la libertad interior, la ausencia del miedo y la alegría de vivir.Además, sospecho que la oración y la actitud de abandono son el único camino de la paz profunda. De todas maneras, pienso que los golpes rudos de la vida nos despedazarán inevitablemente si Dios está totalmente ausente del corazón.Y si no tienes fe, ¿puedes ser igualmente feliz? Comprendo que puede haber hombres y mujeres completamente agnósticos e igualmente felices. Pero esto por excepción.El hombre sin fe tiene que sentir un gran vacío allá en la última soledad del ser, en aquel pozo infinito que sólo un infinito puede llenar.En todo caso, todas las reflexiones y orientaciones que entrega “El arte de ser feliz” van dirigidas a los que no tienen fe o la tienen débil.— Madrid, España (por Lidia González y Teresa de Diego. Distribuido por Zenit).
viernes, 25 de julio de 2008
DE SEMILLAS DE VIDA
NAVEGANDO SIN RADAR
El otro día fui a una agencia de venta de automóviles, y sometí a prueba de carretera un carro Honda sin estrenar. Yo tenía mis reservas mientras lo conducía, algo en mi corazón me decía que debía regresar. Sin embargo, continué manejando bajo la lluvia. "¿Quieres probar un carro nuevo?", le pregunté retóricamente a mi pequeño hijo, de tres años. El coche era hermoso. Su interior se parecía al de un Jeep que había tenido. Poseía un tragaluz en la parte trasera para que uno pudiera mirar las estrellas al acampar en el coche. Era perfecto.
El vendedor quitó amablemente el asiento de mi hijo de nuestro viejo Oldsmobile, y lo puso en el nuevo Honda. Conducir este carro fue maravilloso. Pero no era el automóvil lo que yo quería tan desesperadamente, sino lo que él representaba. Había dejado mi hogar de Colorado donde viví por 26 años, para mudarme al ambiente urbano de Atlanta. No hablaba mucho de la transición, no sé, porqué. Pero fue dolorosa. Fue como perder una parte vital de mí misma. Dejé amigos, recuerdos, hábitos, mi cafeteríafavorita, el sendero para bicicletas detrás de mi casa, las caminatas que hacía por las tardes para aclarar mi mente, y las rutilantes estrellas que me hipnotizaban cuando no podía dormir. Había salido del lugar que en verdad conocí.
Por el ardiente deseo que tenía de encontrar trabajo en mi nueva ciudad, fui de un empleo temporal a otro, algunos de los cuales duraron un día o dos, y algunos un mes o dos. Esa experiencia fue triste y aturdidora. Después de siete largos años, todavía me levantaba de mañana sintiéndome una extraña en mi propia casa. Mi bicicleta se oxidó, mis botas de excursión se llenaron de polvo, y mi Jeep se desarmó. Sentía como si el tedio de mis circunstancias estuviera acabando con mi alma.
En mi ingenuo corazón, percibí que el nuevo coche de alguna manera me transportaría a los contornos familiares de mi vieja vida. Pero no iba a ser así. El precio del coche excedía a mi presupuesto, por lo que me metí de mala gana en mi viejo automóvil y me dirigí a casa. Esa noche, me desplomé sobre el piso del baño, donde nadie pudiera verme, y lloré desconsoladamente.
Talvez tú has tenido una experiencia similar, o has sabido lo que es una frustración a una escala mucho mayor. Viste cómo el mar arrastraba más y más tus visiones de grandeza, hasta verlas convertidas en un débil recuerdo de un sueño irrealizado. Sin embargo, los fantasmas siguen regresando para atormentarte por las cosas que tú nunca lograste, por las palabras que nunca pronunciaste, y por los lugares que nunca visitaste.
"La esperanza que se demora es tormento del corazón"
Sé que esto es verdad. A veces la voz de Dios es imprecisa, por lo que, cansados de las luchas de la vida, dejamos que la corriente nos lleve a donde sea. Nuestras aspiraciones se marchitan en el implacable ciclo de la monotonía y, aunque sabemos que Dios está con nosotros, nuestra vida y nuestras circunstancias nos dicen lo contrario.
Hace poco hablé con una mujer llamada Renée, quien se cayó de su cama mientras dormía. Ese terrible accidente la mandó a una silla de ruedas para el resto de su vida. Hoy es una cuadriplégica que ha aprendido a vivir con su impedimento. Ella no puede encontrar una explicación verdadera a las insólitas circunstancias de su lesión. Una buena amiga mía fue abandonada por su novio tres días antes de su boda. Y otra amiga nunca ha sabido lo que es el amor.
La mayoría de las veces, no son nuestras circunstancias físicas las que nos desconciertan; es lo que ellas representan. El preguntarnos adónde nos está llevando la vida, o peor aún, de dónde nos ha traído, puede ser torturante. El pensar si nuestras convicciones serán confirmadas, puede ser fatal. El preguntarnos si hemos entregado nuestra vida a una religiosidad enfermiza, o a un Dios vivo y real, es lo suficientemente como para extinguir las esperanzas más risueñas. Dios sabe que atravesamos pruebas como éstas, pero Él prefiere a veces permanecer callado.
Cuando no podamos oír Su voz, debemos atesorar las cosas que sabemos que son ciertas. Si un piloto se desorienta, utiliza un método de navegación llamado "navegación sin radar". Nosotros, también, podemos volar sin radar. Nuestras coordenadas son las promesas de Dios, y ellas nos llevarán a un lugar de refugio. "¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiera a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí allí tu estás. Si tomare las alas del alba, y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra".
Dios nos ha dado anclas para que cimentemos nuestra fe cuando no podamos ver lo que hay delante de nosotros. No hay mejor antídoto contra la debilidad espiritual que la lectura diaria de la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios es segura.
Cuando Renée (la mujer que mencioné antes) se enteró de que iba a quedar confinada a una silla de ruedas, clamó a Dios: "Señor, ¿eres justo en esto?" La noche anterior al accidente, ella había bailado con su novio; ahora ya no podría hacer la caminata hacia el altar en su boda. Hoy, ella comenta de cómo le habló la Biblia en esas torturantes horas: "Él me dijo: 'No temas. Yo voy siempre delante de ti. Ven y sígueme, y te daré descanso. Y te alzaré en alas de águilas'".
Finalmente, la oración es una coordenada fundamental que ajusta nuestra brújula. Aunque lloré por tener que conducir un viejo automóvil , y lamenté la pérdida de las cosas que había dejado atrás, hablé con el Señor sobre mis sentimientos cuando regresaba a casa, después de haber estado en la agencia de coches. Le hablé de mis anhelos y de mi insatisfacción, y recordé el último día que había pasado en Colorado. Le había rogado al Señor que me diera una casa en las montañas. Pero Él me dijo que lo que tenía reservado para mí era mucho mejor que eso.
A veces, es difícil ver a Dios. Contemplamos sus manifestaciones en todas partes, pero fallamos al no verlo a Él. El corazón es voluble. Ansiamos las cosas temporales de este mundo, tales como el ascenso político, el estatus social, y los automóviles. Renunciar a esas cosas puede ser doloroso, pero Dios nos creó para la eternidad, y Él está ocupado en lograr que nuestra mirada fija esté siempre dirigida al cielo. Él nos está podando para la eternidad, porque sólo después que el grano de trigo cae en tierra y muere, puede dar fruto.
Braulio Barcenas
El otro día fui a una agencia de venta de automóviles, y sometí a prueba de carretera un carro Honda sin estrenar. Yo tenía mis reservas mientras lo conducía, algo en mi corazón me decía que debía regresar. Sin embargo, continué manejando bajo la lluvia. "¿Quieres probar un carro nuevo?", le pregunté retóricamente a mi pequeño hijo, de tres años. El coche era hermoso. Su interior se parecía al de un Jeep que había tenido. Poseía un tragaluz en la parte trasera para que uno pudiera mirar las estrellas al acampar en el coche. Era perfecto.
El vendedor quitó amablemente el asiento de mi hijo de nuestro viejo Oldsmobile, y lo puso en el nuevo Honda. Conducir este carro fue maravilloso. Pero no era el automóvil lo que yo quería tan desesperadamente, sino lo que él representaba. Había dejado mi hogar de Colorado donde viví por 26 años, para mudarme al ambiente urbano de Atlanta. No hablaba mucho de la transición, no sé, porqué. Pero fue dolorosa. Fue como perder una parte vital de mí misma. Dejé amigos, recuerdos, hábitos, mi cafeteríafavorita, el sendero para bicicletas detrás de mi casa, las caminatas que hacía por las tardes para aclarar mi mente, y las rutilantes estrellas que me hipnotizaban cuando no podía dormir. Había salido del lugar que en verdad conocí.
Por el ardiente deseo que tenía de encontrar trabajo en mi nueva ciudad, fui de un empleo temporal a otro, algunos de los cuales duraron un día o dos, y algunos un mes o dos. Esa experiencia fue triste y aturdidora. Después de siete largos años, todavía me levantaba de mañana sintiéndome una extraña en mi propia casa. Mi bicicleta se oxidó, mis botas de excursión se llenaron de polvo, y mi Jeep se desarmó. Sentía como si el tedio de mis circunstancias estuviera acabando con mi alma.
En mi ingenuo corazón, percibí que el nuevo coche de alguna manera me transportaría a los contornos familiares de mi vieja vida. Pero no iba a ser así. El precio del coche excedía a mi presupuesto, por lo que me metí de mala gana en mi viejo automóvil y me dirigí a casa. Esa noche, me desplomé sobre el piso del baño, donde nadie pudiera verme, y lloré desconsoladamente.
Talvez tú has tenido una experiencia similar, o has sabido lo que es una frustración a una escala mucho mayor. Viste cómo el mar arrastraba más y más tus visiones de grandeza, hasta verlas convertidas en un débil recuerdo de un sueño irrealizado. Sin embargo, los fantasmas siguen regresando para atormentarte por las cosas que tú nunca lograste, por las palabras que nunca pronunciaste, y por los lugares que nunca visitaste.
"La esperanza que se demora es tormento del corazón"
Sé que esto es verdad. A veces la voz de Dios es imprecisa, por lo que, cansados de las luchas de la vida, dejamos que la corriente nos lleve a donde sea. Nuestras aspiraciones se marchitan en el implacable ciclo de la monotonía y, aunque sabemos que Dios está con nosotros, nuestra vida y nuestras circunstancias nos dicen lo contrario.
Hace poco hablé con una mujer llamada Renée, quien se cayó de su cama mientras dormía. Ese terrible accidente la mandó a una silla de ruedas para el resto de su vida. Hoy es una cuadriplégica que ha aprendido a vivir con su impedimento. Ella no puede encontrar una explicación verdadera a las insólitas circunstancias de su lesión. Una buena amiga mía fue abandonada por su novio tres días antes de su boda. Y otra amiga nunca ha sabido lo que es el amor.
La mayoría de las veces, no son nuestras circunstancias físicas las que nos desconciertan; es lo que ellas representan. El preguntarnos adónde nos está llevando la vida, o peor aún, de dónde nos ha traído, puede ser torturante. El pensar si nuestras convicciones serán confirmadas, puede ser fatal. El preguntarnos si hemos entregado nuestra vida a una religiosidad enfermiza, o a un Dios vivo y real, es lo suficientemente como para extinguir las esperanzas más risueñas. Dios sabe que atravesamos pruebas como éstas, pero Él prefiere a veces permanecer callado.
Cuando no podamos oír Su voz, debemos atesorar las cosas que sabemos que son ciertas. Si un piloto se desorienta, utiliza un método de navegación llamado "navegación sin radar". Nosotros, también, podemos volar sin radar. Nuestras coordenadas son las promesas de Dios, y ellas nos llevarán a un lugar de refugio. "¿Adónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a dónde huiré de tu presencia? Si subiera a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí allí tu estás. Si tomare las alas del alba, y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra".
Dios nos ha dado anclas para que cimentemos nuestra fe cuando no podamos ver lo que hay delante de nosotros. No hay mejor antídoto contra la debilidad espiritual que la lectura diaria de la Palabra de Dios, porque la Palabra de Dios es segura.
Cuando Renée (la mujer que mencioné antes) se enteró de que iba a quedar confinada a una silla de ruedas, clamó a Dios: "Señor, ¿eres justo en esto?" La noche anterior al accidente, ella había bailado con su novio; ahora ya no podría hacer la caminata hacia el altar en su boda. Hoy, ella comenta de cómo le habló la Biblia en esas torturantes horas: "Él me dijo: 'No temas. Yo voy siempre delante de ti. Ven y sígueme, y te daré descanso. Y te alzaré en alas de águilas'".
Finalmente, la oración es una coordenada fundamental que ajusta nuestra brújula. Aunque lloré por tener que conducir un viejo automóvil , y lamenté la pérdida de las cosas que había dejado atrás, hablé con el Señor sobre mis sentimientos cuando regresaba a casa, después de haber estado en la agencia de coches. Le hablé de mis anhelos y de mi insatisfacción, y recordé el último día que había pasado en Colorado. Le había rogado al Señor que me diera una casa en las montañas. Pero Él me dijo que lo que tenía reservado para mí era mucho mejor que eso.
A veces, es difícil ver a Dios. Contemplamos sus manifestaciones en todas partes, pero fallamos al no verlo a Él. El corazón es voluble. Ansiamos las cosas temporales de este mundo, tales como el ascenso político, el estatus social, y los automóviles. Renunciar a esas cosas puede ser doloroso, pero Dios nos creó para la eternidad, y Él está ocupado en lograr que nuestra mirada fija esté siempre dirigida al cielo. Él nos está podando para la eternidad, porque sólo después que el grano de trigo cae en tierra y muere, puede dar fruto.
Braulio Barcenas
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DE SEMILLAS DE VIDA:NAVEGANDO SIN RADAR
miércoles, 16 de julio de 2008
33 pasos para reclamar tu poder interior de STUART WILDE
PASO 30: DISCIPLINA ESPIRITUAL
La base de la disciplina espiritual es recordarte a ti mismo que no eres tu cuerpo físico, tus emociones, tu intelecto, creencias, trivialidad, sexualidad, ni religión. Eres un Ser Infinito que le alquila un cuerpo a la Fuerza Divina. Has venido a experimentar y a trascender.
La disciplina central es la trascendencia. ¿Qué harás hoy para ayudarte a ir más allá de la experiencia física y comprender mejor este viaje? La disciplina espiritual no es más que no perder de vista la Fuerza de Dios.
Un ejercicio que recomiendo es, cada vez que tengas un momento tranquilo, cerrar tus ojos y visualizar la Luz divina golpeándote en la frente y en el corazón, bañando tu cuerpo. Visualízala durante unos 5 a 10 segundos, entonces para. Y repítelo. Encontrarás que, con este simple ejercicio, empiezas a atraer más y más Fuerza Infinita dentro de ti.
La espiritualidad es invisible. No lo olvides nunca. Si puedes verlo, si lleva ropa divertida, si está allí arriba para que le miren, si está haciendo una gran actuación de sí mismo, no es espiritualidad. Es ego.
Espiritualidad es tener el Tao en tu corazón, abrazar las pequeñas cosas, la suavidad y el silencio, el Yin. No es actuar, ser una persona que se exhibe; es el proceso de convertirse en una persona invisible.
El basurero que aparece a las 5 en punto de la madrugada puede tener una enorme espiritualidad que no puedes ver. Es el que es; está contenido en sí mismo. Hace su trabajo con diligencia, sirviendo a la comunidad recogiendo la basura. El hombre de la basura es una increíble figura divina.
Desafortunadamente, tendemos a pensar que la espiritualidad ha de mostrarse de un modo determinado. Podrías estar rodando borracho en un bar y aún así ser espiritual. Porque en ese momento, cuando estás totalmente vertido fuera de tu cerebro, la personalidad y su ego están totalmente locos y por lo tanto estás en contacto con tu yo espiritual, completamente alineado con la Fuerza de Dios porque tu mente se ha ido temporalmente.
Así que ten cuidado de no atorarte con percepciones dogmáticas de la espiritualidad. Conviértete en el árbol retorcido. Mantente detrás. Sé silencioso. No hables a menos que la gente te pregunte. Si tienes percepción, puedes ver a una persona en la calle y ver la historia de su vida allí misma; no digas nada. Si sabes la respuesta, mantente callado; no lo muestres a la gente. Si preguntan, diles un poco, justo lo suficiente para llevarles al siguiente paso. Pero no viertas toneladas de sabiduría sobre ellos porque no es necesario. Un poco aquí, y un poco allá, es todo lo que has de hacer.
Básicamente, la disciplina espiritual es quedarse en las emanaciones de la Fuerza de Dios, creyendo cuando no puedes ver, sabiendo cuando no sabes confirmarlo con la lógica, siendo seguro cuando todo alrededor parece inseguro, siendo silencioso en un mundo ruidoso, siendo abundante cuando la gente dice que se está acabando todo. Permanece dentro de esa espiritualidad, y si la pierdes, regresa. Da un paso atrás. Organiza. Sé silencioso. Medita. Reza. Toma un baño de vapor o haz alguna clase de trabajo corporal nutricio. Ayuna. Constantemente purifícate a ti mismo.
Sé humilde. La gente alcanza un poco de espiritualidad y entonces hace un montón de aspavientos sobre ello. No hay nada más decepcionante que una persona que realmente no sabe nada, yendo por ahí como si él o ella fueran el sabio de la montaña. Si enseñas, enseña desde la distancia. Enseña y luego vete. Pero no te quedes por allí buscando aplauso. Sé misterioso. Mantente en movimiento. No le digas a la gente quien eres o qué sabes. Sólo dales lo suficiente para mantenerlos en movimiento. Eso es disciplina espiritual, permanecer con la Fuerza de Dios y no utilizar tu elevado poder para ganancias no razonables o para mantener el ego feliz.
No hay nada peor que ir a una de esas conferencias New Age y observar a toda esa gente andando por allí. Penoso, absolutamente penoso. La gente tiene ideas extrañas acerca de la espiritualidad. Creen que es santurronería, tocar campanillas y usar túnicas. Espiritualidad es el hombre de la basura que cree en sí mismo, la señora de la bolsa, que sabe quien es. Ella vive una vida despejada, sin trastos inútiles, sin desorden, está durmiendo bajo el puente en Central Park. Eso es espiritualidad, donde te haces uno con la simplicidad del cuervo que vuela sobre tu cabeza, la simplicidad de los pequeños animales del bosque, en paz consigo mismos y con todas las cosas, siendo uno y en paz contigo mismo.
Que Dios te bendiga y guíe tu viaje.
La base de la disciplina espiritual es recordarte a ti mismo que no eres tu cuerpo físico, tus emociones, tu intelecto, creencias, trivialidad, sexualidad, ni religión. Eres un Ser Infinito que le alquila un cuerpo a la Fuerza Divina. Has venido a experimentar y a trascender.
La disciplina central es la trascendencia. ¿Qué harás hoy para ayudarte a ir más allá de la experiencia física y comprender mejor este viaje? La disciplina espiritual no es más que no perder de vista la Fuerza de Dios.
Un ejercicio que recomiendo es, cada vez que tengas un momento tranquilo, cerrar tus ojos y visualizar la Luz divina golpeándote en la frente y en el corazón, bañando tu cuerpo. Visualízala durante unos 5 a 10 segundos, entonces para. Y repítelo. Encontrarás que, con este simple ejercicio, empiezas a atraer más y más Fuerza Infinita dentro de ti.
La espiritualidad es invisible. No lo olvides nunca. Si puedes verlo, si lleva ropa divertida, si está allí arriba para que le miren, si está haciendo una gran actuación de sí mismo, no es espiritualidad. Es ego.
Espiritualidad es tener el Tao en tu corazón, abrazar las pequeñas cosas, la suavidad y el silencio, el Yin. No es actuar, ser una persona que se exhibe; es el proceso de convertirse en una persona invisible.
El basurero que aparece a las 5 en punto de la madrugada puede tener una enorme espiritualidad que no puedes ver. Es el que es; está contenido en sí mismo. Hace su trabajo con diligencia, sirviendo a la comunidad recogiendo la basura. El hombre de la basura es una increíble figura divina.
Desafortunadamente, tendemos a pensar que la espiritualidad ha de mostrarse de un modo determinado. Podrías estar rodando borracho en un bar y aún así ser espiritual. Porque en ese momento, cuando estás totalmente vertido fuera de tu cerebro, la personalidad y su ego están totalmente locos y por lo tanto estás en contacto con tu yo espiritual, completamente alineado con la Fuerza de Dios porque tu mente se ha ido temporalmente.
Así que ten cuidado de no atorarte con percepciones dogmáticas de la espiritualidad. Conviértete en el árbol retorcido. Mantente detrás. Sé silencioso. No hables a menos que la gente te pregunte. Si tienes percepción, puedes ver a una persona en la calle y ver la historia de su vida allí misma; no digas nada. Si sabes la respuesta, mantente callado; no lo muestres a la gente. Si preguntan, diles un poco, justo lo suficiente para llevarles al siguiente paso. Pero no viertas toneladas de sabiduría sobre ellos porque no es necesario. Un poco aquí, y un poco allá, es todo lo que has de hacer.
Básicamente, la disciplina espiritual es quedarse en las emanaciones de la Fuerza de Dios, creyendo cuando no puedes ver, sabiendo cuando no sabes confirmarlo con la lógica, siendo seguro cuando todo alrededor parece inseguro, siendo silencioso en un mundo ruidoso, siendo abundante cuando la gente dice que se está acabando todo. Permanece dentro de esa espiritualidad, y si la pierdes, regresa. Da un paso atrás. Organiza. Sé silencioso. Medita. Reza. Toma un baño de vapor o haz alguna clase de trabajo corporal nutricio. Ayuna. Constantemente purifícate a ti mismo.
Sé humilde. La gente alcanza un poco de espiritualidad y entonces hace un montón de aspavientos sobre ello. No hay nada más decepcionante que una persona que realmente no sabe nada, yendo por ahí como si él o ella fueran el sabio de la montaña. Si enseñas, enseña desde la distancia. Enseña y luego vete. Pero no te quedes por allí buscando aplauso. Sé misterioso. Mantente en movimiento. No le digas a la gente quien eres o qué sabes. Sólo dales lo suficiente para mantenerlos en movimiento. Eso es disciplina espiritual, permanecer con la Fuerza de Dios y no utilizar tu elevado poder para ganancias no razonables o para mantener el ego feliz.
No hay nada peor que ir a una de esas conferencias New Age y observar a toda esa gente andando por allí. Penoso, absolutamente penoso. La gente tiene ideas extrañas acerca de la espiritualidad. Creen que es santurronería, tocar campanillas y usar túnicas. Espiritualidad es el hombre de la basura que cree en sí mismo, la señora de la bolsa, que sabe quien es. Ella vive una vida despejada, sin trastos inútiles, sin desorden, está durmiendo bajo el puente en Central Park. Eso es espiritualidad, donde te haces uno con la simplicidad del cuervo que vuela sobre tu cabeza, la simplicidad de los pequeños animales del bosque, en paz consigo mismos y con todas las cosas, siendo uno y en paz contigo mismo.
Que Dios te bendiga y guíe tu viaje.
jueves, 26 de junio de 2008
Respeto a los seres vivientes
"33 pasos para reclamar tu poder interior"
Stuart Wilde.
PASO 18: RESPETA TODOS LOS SERES VIVIENTES. OBSERVA LA BELLEZA DE TODAS LAS COSAS.
Conforme desarrollas tu espiritualidad interna, lucharás contra la autoindulgencia, la actitud rapaz del ego. Tendrás cuidado de no consumir más de lo que necesitas. No vas a tirar las cosas por el gusto de tirarlas. Respetarás tu entorno, los animales, toda la naturaleza y, por supuesto, a los demás seres humanos.
Es fácil respetar a la gente cuando los conoces y los amas, cuando son tus amigos. Pero es mucho más duro respetar a aquellos que no conoces; y es particularmente difícil respetar a la gente cuando su energía es un poco oscura. Ese es el desafío.
La razón por la cual la gente actúa de modo disfuncional o criminal, o por la cual hieren a los demás es porque son víctimas de sus egos. Son víctimas de una sociedad que nos enseña todos los extraños conceptos de importancia, glamour y riqueza material. Coge lo que puedas, engaña, roba, despoja. Esa es sólo una parte de la enfermedad de esta evolución. Puedes tener compasión en vez de desear venganza.
Si lo ves desde un punto de vista finito, puede realmente molestarte y asustarte. Pero si lo observas desde un infinito punto de vista, la gente malhechora es aquella que está aprendiendo a lidiar con su ego. Ellos pueden causar gran cantidad de caos en nuestra sociedad, pero en las profundidades de su interior son espíritus infinitos. En algún lugar más allá del caos de su ego, hay una chispa de la Fuerza Divina.
Así que, “respetar a todos los seres vivientes” significa ofrecer a la gente, por lo menos, un respeto neutral. No tienes que ser de otro modo por agradar a los demás, necesariamente. Ni tienes que compadecerte de ellos; puedes dejarlos solos. Pero por lo menos respétalos lo más que puedas, y particularmente trata de ser amable y respetar a la gente cuando te están tratando mal, o cuando están actuando de modo antisocial. Eso significa salir de la reacción normal de tu ego y actuar desde el amor de tu Yo Infinito.
No puedo decir que yo sea perfecto en esto. No sé si alguien puede serlo constantemente. Pero es maravilloso cuando te vuelves magnánimo hacia la gente incluso si ellos no son magnánimos contigo.
La otra parte de respetar todas las cosas vivientes es respetar a los animales y a la naturaleza. Cuando entré en este camino, decidí ser vegetariano porque no me sentía bien comiendo carne. No era sólo por motivos espirituales, sino también porque la carne está llena de toxinas, hormonas y antibióticos.
Respetar a todos los seres vivos también incluye proyectar amor y cuidado a los animales, no matarlos innecesariamente. No estoy de acuerdo personalmente con la caza. Puedo entenderla si eres de una tribu y has de alimentar a tu familia. Pero la mayoría de los cazadores modernos no necesitan internarse en el bosque y empezar a saltarles la tapa de los sesos a los animales. Pero esa es mi opinión personal, y si eres cazador, Dios te bendiga y espero que te vaya bien.
Pero respetar a los seres vivos es volverse una gran persona y ofrecer ese amor que tienes a todo el mundo. Por tanto, cuando te sientes algo gruñón y caminas por la calle abajo es casi un esfuerzo sobrehumano ser agradable con la gente. Sin embargo, si estás en contacto con el infinito dentro de ti, necesitarás ser amable con todos, esa es la tendencia natural. Sé educado, respeta a los demás, y no los discrimines verbalmente ni, incluso mentalmente.
La discriminació n de cualquier tipo, racial, sexual o como sea, es definitivamente ilógica. Viene de la arrogancia del ego, la cual, de hecho, enmascara la inseguridad y el miedo. Tememos aquellas cosas a las que no estamos acostumbrados. Así que tendemos a pensar que este grupo de aquí es más peligroso que aquel de allá. Toda discriminació n viene del sentido de importancia del ego, que cree que su gente es más importante, o mejor, o más creativa o más aceptable socialmente que alguna otra gente. Vivimos en un planeta que es una increíble mezcla. Sí, hay un montón de maldad en este planeta; sí, hay un montón de gente oscura que de algún modo está haciendo el viaje del ego al espíritu. Pero tenemos una infinita cantidad de tiempo para evolucionar. Nuestro planeta tiene por lo menos otros cuatro o cinco miles de millones de años antes de que se acabe. Puedes estar seguro de que, si eres infinito, si eres eterno, tendrás paciencia. Si tienes paciencia, puedes ser magnánimo y saber que las cosas se arreglarán al final y que la gente adquirirá un sentido sagrado finalmente.
Ver las vidas desde un punto de vista espiritual nos da automáticamente humildad. No puedes fingir la humildad. O eres una persona humilde o no lo eres. Pero lo maravilloso es que, cuando dejas de hablar de ti mismo, de pavonearte, de pedir admiradores, cacareando acerca de tus logros, etc. tu humildad sobreviene automáticamente.
La violencia del ego no es sólo física; es también emocional. Al ego le gusta herir a la gente, empequeñecer a los demás, rebajarlos. Le gusta atacar y hacer sentir incomodidad porque él está incómodo. Parte de respetar a todas las cosas vivas es controlar la violencia física, emocional e intelectual del ego.
Así que no maltrates a la gente. Incluso aunque sepas que lo que alguien te está diciendo es absolutamente ridículo, y sabes que no podrán ponerlo en práctica, no los destruyas. Intenta construirlos. Di “Sí, esa es buena idea. Puede que tengas que hacer pequeños ajustes, pero te deseo lo mejor. Espero que funcione”.
Intenta alejarte de la oscuridad del ego y del modo en que intenta destruir a los demás. Respetar todos los seres vivos es no proyectar violencia innecesaria contra los animales y el planeta, y no proyectar violencia emocional o intelectual contra el resto de la gente. Ese es el camino sagrado.
Conforme entras en tu serenidad interior, en meditación, oración, purificación o disciplina, empiezas a apreciar cómo es la fuerza de Dios, cuánto amor implica, y la autoridad que tiene. Su magneficiencia es indescriptible. Cuando tengas tan sólo un ligero vislumbre de esa fuerza de Dios, vas a ser extremadamente humilde.
Como he dicho, he visto el túnel de las cercanías de la muerte en varias ocasiones. He visto la luz al final del túnel, la Fuerza Divina. No hay palabras humanas para describir su magneficiencia. Uno está perdido si la intenta explicar. Es la cosa más hermosa que yo haya visto jamás, y el mayor poder que existe. Un vislumbre de eso y cualquier tonto orgulloso del planeta se sentaría y se callaría. Pero incluso si no has tenido una experiencia cercana a la muerte, serás capaz de sentir la Fuerza de Dios en tu corazón cuando empieces a controlar el ego.
Respetar todos los seres vivos es entender este punto y la magneficiencia de todo, mientras lo haces lo mejor que puedes para que el ego no cree caos por ti. Respeta el aire, el agua, la tierra, los espíritus de la naturaleza, la belleza de este planeta, y todas las dimensiones invisibles que también traspasan este plano físico. Respétate a ti mismo. A través del respeto generamos consideración y amor; aprendemos acerca de nosotros mismos.
Que Dios te bendiga y guíe tu viaje
Stuart Wilde.
PASO 18: RESPETA TODOS LOS SERES VIVIENTES. OBSERVA LA BELLEZA DE TODAS LAS COSAS.
Conforme desarrollas tu espiritualidad interna, lucharás contra la autoindulgencia, la actitud rapaz del ego. Tendrás cuidado de no consumir más de lo que necesitas. No vas a tirar las cosas por el gusto de tirarlas. Respetarás tu entorno, los animales, toda la naturaleza y, por supuesto, a los demás seres humanos.
Es fácil respetar a la gente cuando los conoces y los amas, cuando son tus amigos. Pero es mucho más duro respetar a aquellos que no conoces; y es particularmente difícil respetar a la gente cuando su energía es un poco oscura. Ese es el desafío.
La razón por la cual la gente actúa de modo disfuncional o criminal, o por la cual hieren a los demás es porque son víctimas de sus egos. Son víctimas de una sociedad que nos enseña todos los extraños conceptos de importancia, glamour y riqueza material. Coge lo que puedas, engaña, roba, despoja. Esa es sólo una parte de la enfermedad de esta evolución. Puedes tener compasión en vez de desear venganza.
Si lo ves desde un punto de vista finito, puede realmente molestarte y asustarte. Pero si lo observas desde un infinito punto de vista, la gente malhechora es aquella que está aprendiendo a lidiar con su ego. Ellos pueden causar gran cantidad de caos en nuestra sociedad, pero en las profundidades de su interior son espíritus infinitos. En algún lugar más allá del caos de su ego, hay una chispa de la Fuerza Divina.
Así que, “respetar a todos los seres vivientes” significa ofrecer a la gente, por lo menos, un respeto neutral. No tienes que ser de otro modo por agradar a los demás, necesariamente. Ni tienes que compadecerte de ellos; puedes dejarlos solos. Pero por lo menos respétalos lo más que puedas, y particularmente trata de ser amable y respetar a la gente cuando te están tratando mal, o cuando están actuando de modo antisocial. Eso significa salir de la reacción normal de tu ego y actuar desde el amor de tu Yo Infinito.
No puedo decir que yo sea perfecto en esto. No sé si alguien puede serlo constantemente. Pero es maravilloso cuando te vuelves magnánimo hacia la gente incluso si ellos no son magnánimos contigo.
La otra parte de respetar todas las cosas vivientes es respetar a los animales y a la naturaleza. Cuando entré en este camino, decidí ser vegetariano porque no me sentía bien comiendo carne. No era sólo por motivos espirituales, sino también porque la carne está llena de toxinas, hormonas y antibióticos.
Respetar a todos los seres vivos también incluye proyectar amor y cuidado a los animales, no matarlos innecesariamente. No estoy de acuerdo personalmente con la caza. Puedo entenderla si eres de una tribu y has de alimentar a tu familia. Pero la mayoría de los cazadores modernos no necesitan internarse en el bosque y empezar a saltarles la tapa de los sesos a los animales. Pero esa es mi opinión personal, y si eres cazador, Dios te bendiga y espero que te vaya bien.
Pero respetar a los seres vivos es volverse una gran persona y ofrecer ese amor que tienes a todo el mundo. Por tanto, cuando te sientes algo gruñón y caminas por la calle abajo es casi un esfuerzo sobrehumano ser agradable con la gente. Sin embargo, si estás en contacto con el infinito dentro de ti, necesitarás ser amable con todos, esa es la tendencia natural. Sé educado, respeta a los demás, y no los discrimines verbalmente ni, incluso mentalmente.
La discriminació n de cualquier tipo, racial, sexual o como sea, es definitivamente ilógica. Viene de la arrogancia del ego, la cual, de hecho, enmascara la inseguridad y el miedo. Tememos aquellas cosas a las que no estamos acostumbrados. Así que tendemos a pensar que este grupo de aquí es más peligroso que aquel de allá. Toda discriminació n viene del sentido de importancia del ego, que cree que su gente es más importante, o mejor, o más creativa o más aceptable socialmente que alguna otra gente. Vivimos en un planeta que es una increíble mezcla. Sí, hay un montón de maldad en este planeta; sí, hay un montón de gente oscura que de algún modo está haciendo el viaje del ego al espíritu. Pero tenemos una infinita cantidad de tiempo para evolucionar. Nuestro planeta tiene por lo menos otros cuatro o cinco miles de millones de años antes de que se acabe. Puedes estar seguro de que, si eres infinito, si eres eterno, tendrás paciencia. Si tienes paciencia, puedes ser magnánimo y saber que las cosas se arreglarán al final y que la gente adquirirá un sentido sagrado finalmente.
Ver las vidas desde un punto de vista espiritual nos da automáticamente humildad. No puedes fingir la humildad. O eres una persona humilde o no lo eres. Pero lo maravilloso es que, cuando dejas de hablar de ti mismo, de pavonearte, de pedir admiradores, cacareando acerca de tus logros, etc. tu humildad sobreviene automáticamente.
La violencia del ego no es sólo física; es también emocional. Al ego le gusta herir a la gente, empequeñecer a los demás, rebajarlos. Le gusta atacar y hacer sentir incomodidad porque él está incómodo. Parte de respetar a todas las cosas vivas es controlar la violencia física, emocional e intelectual del ego.
Así que no maltrates a la gente. Incluso aunque sepas que lo que alguien te está diciendo es absolutamente ridículo, y sabes que no podrán ponerlo en práctica, no los destruyas. Intenta construirlos. Di “Sí, esa es buena idea. Puede que tengas que hacer pequeños ajustes, pero te deseo lo mejor. Espero que funcione”.
Intenta alejarte de la oscuridad del ego y del modo en que intenta destruir a los demás. Respetar todos los seres vivos es no proyectar violencia innecesaria contra los animales y el planeta, y no proyectar violencia emocional o intelectual contra el resto de la gente. Ese es el camino sagrado.
Conforme entras en tu serenidad interior, en meditación, oración, purificación o disciplina, empiezas a apreciar cómo es la fuerza de Dios, cuánto amor implica, y la autoridad que tiene. Su magneficiencia es indescriptible. Cuando tengas tan sólo un ligero vislumbre de esa fuerza de Dios, vas a ser extremadamente humilde.
Como he dicho, he visto el túnel de las cercanías de la muerte en varias ocasiones. He visto la luz al final del túnel, la Fuerza Divina. No hay palabras humanas para describir su magneficiencia. Uno está perdido si la intenta explicar. Es la cosa más hermosa que yo haya visto jamás, y el mayor poder que existe. Un vislumbre de eso y cualquier tonto orgulloso del planeta se sentaría y se callaría. Pero incluso si no has tenido una experiencia cercana a la muerte, serás capaz de sentir la Fuerza de Dios en tu corazón cuando empieces a controlar el ego.
Respetar todos los seres vivos es entender este punto y la magneficiencia de todo, mientras lo haces lo mejor que puedes para que el ego no cree caos por ti. Respeta el aire, el agua, la tierra, los espíritus de la naturaleza, la belleza de este planeta, y todas las dimensiones invisibles que también traspasan este plano físico. Respétate a ti mismo. A través del respeto generamos consideración y amor; aprendemos acerca de nosotros mismos.
Que Dios te bendiga y guíe tu viaje
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Respetate a ti mismo y a todo ser viviente
martes, 24 de junio de 2008
de Semillas de Vida
EL VIAJE QUE TÚ MISMO CONDUCES
Si comprendes quién eres y te respetas, las críticas no te supondrán ningún problema sino que te brindarán la oportunidad de volverte una mejor persona. Cuando te sientes imperfecto o inseguro, la crítica es como una amenaza y crees que debes defenderte. Cuando te sientes seguro, no perfecto sino seguro, puedes escuchar las críticas y tener en cuenta su valor. Puedes decir, "lo siento", y "gracias por abrillantar mi espejo". Y cuando sea conveniente podrás aprender de las críticas y mejorar tu conducta. Digo cuando sea apropiado porque hay personas a las que les encanta encontrar defectos en otros. Ése es su problema...
Recuerda que todos somos lienzos en blanco. Si presentas un lienzo en blanco como tu obra de arte, no te pondrán buena nota. Pero la creación empieza cuando comienzas a trabajar, sobre todo si consideras el lienzo en blanco una oportunidad de expresar tu talento y no una posibilidad de fracasar. Y recuerda que el lienzo no se termina mientras dura la vida.
Cuando nos encontramos fluyendo en la dirección incorrecta, es más fácil pensar en quién tiene la culpa que cambiar de dirección. Piensa en ello. Imagina que tomas un tren y tan pronto como sale de la estación te das cuenta de que va en dirección equivocada. ¿Te enfadas y echas la culpa al tren o reconoces tu error, te bajas en la primera estación y cambias de andén para tomar el correcto?
Culpar a los demás de nuestra pérdida de rumbo es tentador. Recibimos mucha información sobre la vida pero poca educación de la vida por parte de nuestros padres, maestros y otras figuras de autoridad, que por su experiencia saben más de ella. La informacìón se basa en los hechos, la educación en la sabiduría y el conocimiento de cómo amar y cómo sobrevivir. Pero, por más consejos que te den, eres tú quién decide que tren tomar.
Mientras recorres la vida, presta atención a los indicadores y las estaciones. Si no te gusta lo que ves, tira del freno de emergencia y bájate del tren. No hay otro interventor que lo haga por ti ni tienes que pedir permiso a nadie para hacerlo. Es tu vida, tu viaje, el que tú mismo conduces.
Autor Desconocido
NO PERMITO
No permito que otro dirija mi vida, porque mi vida es mía y porque asumo las consecuencias de mis decisiones al admitir mi propia responsabilidad.
No permito que otro invada mi espacio vital, porque reivindico el espacio que me ha otorgado la naturaleza por ser natural.
No permito que otro contamine el aire que respiro, porque éste es alimento de mi cuerpo, es lo que me hace vital.
No permito que otro limite la calidad de mis sentimientos, porque éstos son fruto de mi alma y estoy dedicando esta vida a crear un alma fuerte y equilibrada, partiendo desde mi propia voluntad.
No permito que otro me hiera con sus ironías y con sus críticas, porque éstas volverán a él al ponerle el escudo de mi serenidad.
No permito que otro me esclavice con argumentos de un aparente amor, porque mi amor es libre y porque elijo con quien compartir mi intimidad.
No permito que otro inculque en mí pensamientos que yo no quiero, porque aunque mis oídos oigan, mi inteligencia filtra y mi ser interior elige, día a día, lo mejor para mi evolución, la verdad.
No permito que otro limite la profundidad de mis pensamientos, porque son míos y no tengo porque ser igual a los demás, simplemente he nacido con el poder de la creatividad.
No permito que otro limite el vuelo de mi espíritu, porque simplemente he decidido ser universal.
No permito que otro robe mis ilusiones, porque éstas son alimento de mi espíritu, y éste ansía la libertad.
Porque soy libre, he decidido, simplemente "AMAR".
Autor Desconocido
Si comprendes quién eres y te respetas, las críticas no te supondrán ningún problema sino que te brindarán la oportunidad de volverte una mejor persona. Cuando te sientes imperfecto o inseguro, la crítica es como una amenaza y crees que debes defenderte. Cuando te sientes seguro, no perfecto sino seguro, puedes escuchar las críticas y tener en cuenta su valor. Puedes decir, "lo siento", y "gracias por abrillantar mi espejo". Y cuando sea conveniente podrás aprender de las críticas y mejorar tu conducta. Digo cuando sea apropiado porque hay personas a las que les encanta encontrar defectos en otros. Ése es su problema...
Recuerda que todos somos lienzos en blanco. Si presentas un lienzo en blanco como tu obra de arte, no te pondrán buena nota. Pero la creación empieza cuando comienzas a trabajar, sobre todo si consideras el lienzo en blanco una oportunidad de expresar tu talento y no una posibilidad de fracasar. Y recuerda que el lienzo no se termina mientras dura la vida.
Cuando nos encontramos fluyendo en la dirección incorrecta, es más fácil pensar en quién tiene la culpa que cambiar de dirección. Piensa en ello. Imagina que tomas un tren y tan pronto como sale de la estación te das cuenta de que va en dirección equivocada. ¿Te enfadas y echas la culpa al tren o reconoces tu error, te bajas en la primera estación y cambias de andén para tomar el correcto?
Culpar a los demás de nuestra pérdida de rumbo es tentador. Recibimos mucha información sobre la vida pero poca educación de la vida por parte de nuestros padres, maestros y otras figuras de autoridad, que por su experiencia saben más de ella. La informacìón se basa en los hechos, la educación en la sabiduría y el conocimiento de cómo amar y cómo sobrevivir. Pero, por más consejos que te den, eres tú quién decide que tren tomar.
Mientras recorres la vida, presta atención a los indicadores y las estaciones. Si no te gusta lo que ves, tira del freno de emergencia y bájate del tren. No hay otro interventor que lo haga por ti ni tienes que pedir permiso a nadie para hacerlo. Es tu vida, tu viaje, el que tú mismo conduces.
Autor Desconocido
NO PERMITO
No permito que otro dirija mi vida, porque mi vida es mía y porque asumo las consecuencias de mis decisiones al admitir mi propia responsabilidad.
No permito que otro invada mi espacio vital, porque reivindico el espacio que me ha otorgado la naturaleza por ser natural.
No permito que otro contamine el aire que respiro, porque éste es alimento de mi cuerpo, es lo que me hace vital.
No permito que otro limite la calidad de mis sentimientos, porque éstos son fruto de mi alma y estoy dedicando esta vida a crear un alma fuerte y equilibrada, partiendo desde mi propia voluntad.
No permito que otro me hiera con sus ironías y con sus críticas, porque éstas volverán a él al ponerle el escudo de mi serenidad.
No permito que otro me esclavice con argumentos de un aparente amor, porque mi amor es libre y porque elijo con quien compartir mi intimidad.
No permito que otro inculque en mí pensamientos que yo no quiero, porque aunque mis oídos oigan, mi inteligencia filtra y mi ser interior elige, día a día, lo mejor para mi evolución, la verdad.
No permito que otro limite la profundidad de mis pensamientos, porque son míos y no tengo porque ser igual a los demás, simplemente he nacido con el poder de la creatividad.
No permito que otro limite el vuelo de mi espíritu, porque simplemente he decidido ser universal.
No permito que otro robe mis ilusiones, porque éstas son alimento de mi espíritu, y éste ansía la libertad.
Porque soy libre, he decidido, simplemente "AMAR".
Autor Desconocido
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