domingo, 11 de noviembre de 2007

Ayudemos a Tabasco

Qué me toca hacer?
Por Gaby Vargas
publicado en el Diario de Yucatán 11-11-2007.
Pablito, de dos años de edad, arde en calentura. Los coches no avanzan ni un milímetro el domingo, en la carretera México-Toluca saturada de vacacionistas que, después del puente, intentamos regresar a ciudad de México.¡Qué impotencia! No traemos medicinas, no hay manera de llevarlo a doctor alguno y el bebé, lánguido, ya no tiene fuerzas ni para quejarse.Mientras los papás y los abuelos vivimos con angustia esos momentos, siento en carne propia una probada mínima, ínfima, de los dramas que deben estar sufriendo los habitantes de los estados de Tabasco y Chiapas. Vienen a mi mente las mujeres que, quizá, en estos días dan a luz sobre el techo de sus casas. El desconsuelo que se debe sentir al tener un padre anciano, una hermana, un hijo enfermos sin esperanza alguna de ser tratados. Mi angustia, de inmediato, se dimensiona. Una tragedia de esta magnitud nos ayuda a darle importancia sólo a las cosas relevantes y a disfrutar más de la vida. Es increíble lo olvidadizos que los humanos podemos ser para apreciar lo cotidiano, cuando no sufrimos en carne propia el despojo y el sentimiento de orfandad.Al apagar los noticiarios nocturnos, cómo valoro meterme en una cama seca y caliente, cómo aprecio el fluir del agua en la regadera con sólo manipular la llave a voluntad… Pero, sobre todo, cómo me conforta pensar que Pablito, mientras yo escribo esto, ya está en plena recuperación. Entonces, un sentimiento de gratitud me invade ante las bendiciones recibidas.¿Qué diría Víctor Frankl, el padre de la Logoterapia, esta disciplina que nos enseña a darle sentido a la vida y en especial al dolor, sobre la tragedia de Tabasco y Chiapas? ¿Habrá palabras de consuelo cuando lo has perdido todo? Según Frankl, el dolor contiene las semillas del crecimiento, porque nos obliga a sacar lo mejor de nosotros mismos: el amor a los demás, la compasión al comprender el dolor ajeno, y la generosidad. Y la generosidad es lo primero que, en estos casos, aflora en todos los mexicanos, porque podemos carecer de muchas cualidades, menos de ésta. Frank, al respecto, tiene una frase contundente: “Yo no actúo ante algo por ser lo que soy, sino que llego a ser lo que soy por como actúo ante las cosas”.Sólo cuando hemos sentido lo que es un dolor de muela, podemos entender lo que siente el otro cuando está afectado por lo mismo, así como, al perder a un ser querido, alcanzamos a comprender a quien también lo pierde. Cuando no lo hemos padecido, es más fácil que el egoísmo aflore o que las pequeñeces frustren nuestro panorama. El dolor es parte de la vida, y la única manera de no sufrir es no vivir; sin embargo, somos más fuertes de lo que creemos y podemos resistir más de lo que jamás imaginamos. Frankl afirma que “no es la carga la que nos vence, sino el modo en que la llevamos”. Nadie desea sufrir pero, cuando estamos ante una circunstancia que no podemos cambiar, entonces somos nosotros los que tenemos que cambiar. Esto es lo que nos hace crecer. El dolor, según Frankl, puede ser de tres maneras: físico (enfermedades), psíquico (sufrimiento), y social (soledad). En este momento, la gente de Chiapas y Tabasco vive los tres tipos de dolor. ¿De qué nos podemos quejar nosotros? El dolor existe para ser vivido, y sólo encontrándole sentido lo podemos trascender, porque este sentimiento, cuando es estéril, carece de todo sentido.Si no somos capaces de explicar algún dolor que nos pellizca el alma, como las muertes absurdas que por actos de corrupción se pudieron evitar en estos estados, si no tenemos los medios para impedir la tragedia, lo que podemos hacer es ir más allá de la simple pregunta “¿Por qué pasó?”. Aunque no quisiera estar en los zapatos de los gobernadores responsables, lo que sí podemos hacer es plantearnos el interrogante: “Ahora, ¿qué haré yo ante esto?” Y, a manera de Víctor Frankl, “No le preguntes a la vida: respóndele”. Deposita tu donativo en la cuenta de Banorte 055639128-1 sucursal 0681 a nombre de: Asociación Gilberto, A.C.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Principio del Vacio Joseph Nwton

PRINCIPIO DEL VACÍO...
Joseph Newton.
Usted tiene el hábito de juntar objetos inútiles en este momento, creyendo que un día, (no sabe cuando), podrá precisar de ellos.Usted tiene el hábito de juntar dinero sólo para no gastarlo, pues piensa en el futuro podrá hacer falta.Usted tiene hábito de guardar ropa, zapatos, muebles, utensillos domésticos y otras cosas del hogar, que ya no usa hace bastante tiempo....Y dentro suyo?...Usted tiene el hábito de guardar broncas, resentimientos, tristezas, miedos, etc.No haga eso. Es anti-prosperidad.Es preciso crear un espacio, un vacío, para que las cosas nuevas lleguen a su vida.Es preciso eliminar lo que es inútil en usted y en su vida, para que la prosperidad venga.Es la fuerza de ese vacío que absorberá y atraerá todo lo que usted desea.Mientras usted está material o emocionalmente cargando cosas viejas e inútiles, no habrá espacio abierto para nuevas oportunidades.Los bienes precisan circular. Limpie los cajones, los armarios, el cuarto del fondo, el garaje.Regale lo que usted no usa más.La actitud de guardar un montón de cosas inútiles amarra su vida.No son los objetos guardados que estancan su vida, sino el significado de la actitud de guardar.Cuando se guarda, se considera la posibilidad de falta, de carencia .Es creer que mañana podrá faltar, y usted no tendrá medios de proveer sus necesidades.Con esa postura, usted está enviando dos mensajes para su cerebro y para su vida:
1º... usted no confía en el mañana
2º... usted cree que lo nuevo y lo mejor NO son para usted, ya que se alegra con guardar cosas viejas e inútiles.Deshágase de lo que perdió el color y el brillo y deje entrar lo nuevo en su casa... y dentro de si mismo...

jueves, 8 de noviembre de 2007

La Felicidad Cuesta, Santa Teresa de Avila, San Agustin de Tagaste

LA FELICIDAD CUESTA
Nuestra civilización materialista ha inventado una fórmula de felicidad barata que consiste poco más o menos en esto: En alejar de la vida, a como de lugar, todo sufrimiento, todo sacrificio, todo esfuerzo, y disfrutar lo más posible de cuántos placeres, diversiones, pasatiempos, dinero, etc. se puedan lograr.
Hay mucha gente que cree de verdad en esa fórmula y la prueba una y otra vez, y se les ve, sobre todo a la gente joven, a la búsqueda cada vez más intensa y atrevida de placeres, pasatiempos, etc. Pero los resultados no son muy halagadores: Más que personas felices, estamos viendo cada día mayor número de desesperados, incluso de suicidas; si uno cuenta como dato estadístico que en un centro educativo, hay un suicida cada semana ¿lo crees? Dices que no puede ser verdad, pero así es.
Muy pocos hablan de que para ser felices hay que luchar duramente. Ser feliz es posible, pero cuesta bastante esfuerzo; la felicidad cuesta y mucho. Por eso, los hombres profundamente felices son pocos. La mayoría se conforma con esa otra felicidad barata que no llena, que no puede llenar el corazón del hombre.
¿Por qué cuesta ser felices? Si el hombre fuera un simple animal, un cerdo, un chango, para hacerlo feliz bastaría llenarle el estómago de buena comida. Si el hombre tuviera solamente cuerpo, comer, beber, abandonarse a la furia del sexo, a las alucinaciones de las drogas, etc., podría hacerlo feliz; pero, muchos se entregan apasionadamente a esto y sienten que no son precisamente felices.
Hemos olvidado que, tenemos no sólo cuerpo sino espíritu. A este espíritu por lo general lo tenemos flaco y hambriento y le damos al cuerpo todo lo que pide. El espíritu se alimenta con otras cosas, tiene hambre, sed de otras realidades, que no son materiales sino espirituales, como son la búsqueda de la verdad y el bien, la búsqueda de Dios y el cumplimiento de sus leyes, sobre todo aquella de "amar al prójimo como a uno mismo".
Está búsqueda de la verdad y el bien, este aceptar a Dios y sus leyes no es nada fácil, pero siempre hay gente que se aventura a seguir por esta senda.
Y esta gente dice que sí es feliz, tanto más feliz cuando más esforzadamente vive esa ley. Por citar a solo dos gentes felices, una mujer decía: "Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa, Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza, quien a Dios tiene, nada le falta. ¡Solo Dios basta! Su autora: Santa Teresa de Ávila.
Otro, decía: "Nos has hecho para tí, Señor, y nuestro corazón estará insatisfecho hasta que descanse en ti" Su autor: San Agustín de Tagaste. Este segundo, sacó la conclusión anterior después de buscar durante más de 30 años la otra felicidad barata de la que hablamos al principio. Por ello es un testigo muy digno de crédito. Lo malo del caso, es que por lo general, uno se convence de esto hasta que como él, ha experimentado con todas las fuerzas la felicidad barata y no tiene más remedio que reconocer que no le satisfizo del todo.
Autor: P. Mariano de Blas, LC


Hay pocas personas felices porque pocas son las que quieren luchar por la felicidad, pocas las que creen en el esfuerzo, en los grandes ideales.
La felicidad tiene poco que ver con el dinero, el alcohol y la riqueza, y mucho que ver con el amor.
Autor: P. Mariano de Blas, LC

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Madurar

El pescador de tigres
Aquel día caminaba sin destino por la playa cuando vi a lo lejos el espigón de los pescadores. El muelle estaba desierto salvo por un hombre que pescaba, me llamo la atención la precisión con que realizaba sus movimientos. Pero mas me sorprendió que su caña no llevara carrete, ni sedal, ni anzuelo…ni cebo.
Por su cabello blanco supe que era un anciano, aunque por su agilidad parecía un hombre joven .En su perfil derecho se podía apreciar todas las arrugas del mundo, en el otro si las tenía permanecían ocultas por una extraña cicatriz de cuatro trazos.

-¿se pesca algo?- Le pregunté con cierto atrevimiento.
Y mirándome como si me hubiera estado esperando me dijo:

- se pesca lo que uno tenga voluntad de pescar. Todo radica en la paciencia y en saber elegir el cebo. Usted vino, ¿no es verdad? Entonces, lo que en su caso dio resultado fue la curiosidad…

-Entonces, suponiendo que eligiese bien el cebo, ¿Qué podría pescar aquí?

-Desde aquí- dijo mirando la vastedad el mar- me fue dado pescar casi todas las especies marinas. Peces diminutos…peces tan grandes como ballenas…. Peces transparentes… peces con alas…y también muchos otros.

- ¿muchos otros?

-Aquí he pescado también, hace ya tiempo y usando el cebo apropiado, peces que vinieron de ríos muy remotos. El agua es una sola. Y del mismo modo que los pesque, los devolví al mar con la esperanza de que supieran encontrar el camino de regreso.
- Piense lo siguiente: si arroja el cebo apropiado y cae a 10 cm. de un salmón, ¿picaría?

- Supongo que si…

- ¿y a 11 cm.?

-calculo que también…

- 12 o 14 tendría el mismo efecto ¿verdad?

-Por lo tanto, si no se puede determinar cual es el límite para que un cebo atraiga a los peces, quizá el límite no exista…siempre que uno sepa esperar.
Imagine cuán importante pueden ser la paciencia u un buen cebo, que cierta tarde pesque un enorme tigre.

- Un pez tigre, a eso se refiere…

- no un gran tigre de bengala que no paraba de correr entre las olas, dijo mientras se señalaba la enorme cicatriz de su cara

- Y cómo consigue pescar sin sedal, ni cebo

- Cuando yo era NIÑO el sentido de la pesca consistía en tener rápidamente al pez en mis manos. El único desafío era poder mostrar a todos lo que había conseguido. Después de algunos años lo que me importaba era la lucha que comenzaba desde que el pez mordía el anzuelo hasta que lo veía dar sus últimos saltos cerca de la costa.
Cuando fui adulto me interesaba la sensación del momento previo a la mordida del pez. Es decir, la emoción de la sorpresa, del azar, la posibilidad de que todo podía ocurrir en cualquier momento. Fracciones de tiempo ordenadas una detrás de otra, a partir del instante en que el anzuelo se hundía en el agua…
Ahora que soy un hombre viejo, lo que me impulsa es la experiencia de la espera. El sentido de la paciencia. Ahora, porque sé que puedo, ya no me hace falta hacer.

Luego me dijo que necesitaba retirarse a descansar. Me tendio la caña y me indico la tienda donde podria conseguir sedal, anzuelo y un buen cebo.
Porque- me aconsejó- nunca es bueno saltarse etapas.

martes, 6 de noviembre de 2007

Razones para la Esperanza

13.- Morir solos, vivir juntos

Lo que más me ha impresionado de la muerte de Paco Martínez Soria ha sido saber que murió solo. Solo, en la inmensidad de la noche, entre las cuatro paredes frías de un apartamento, él que tanto conoció el aplauso, que vivió rodeado de multitudes que le abrazaban cada tarde con sus carcajadas y con esa forma misteriosa de amor que es reírse juntos.
Nunca me ha impresionado eso de que los muertos se «queden solos» -como lloraba Bécquer- en los cementerios. Los cementerios no existen, no cuentan. Lo verdaderamente horrible es morir asfixiado por los muros de cemento de la soledad. Esa soledad que angustiaba tanto a Santiago Rusiñol y que le hacía asegurar que, en esa hora de amargura él llamaría a los cuervos para que le hicieran compañía.
Y esto lo siento muy especialmente en estos días: cuando se cumplen tres años de la hora más alta de mi vida, los últimos momentos que vivió mi padre en esta tierra. Nunca aprendí tanto en tan pocos minutos. Nunca «me viví» tan enteramente. Fue como si, por un momento, alguien me descorriera la cortina que vela los únicos misterios importantes de nuestra condición humana.
Durante muchos años me había angustiado la idea de que los hombres podemos vivir juntos, pero morimos solos. Con Dios cuando más, pero quedándose ya lejos cuanto tuvimos de fraterno.
Y aquella tarde de marzo del 79 -a las ocho y diez exactamente- descubrí cuán injustificado era ese miedo que atenazaba mi corazón ya desde niño. Una hora antes había dicho yo la misa al borde de su lecho. Y él --desde la hermosa orilla de sus noventa y tres años- la había seguido entre ráfagas de ardiente lucidez y fugaces
hundimientos en la oscuridad. Luego llegó, al mismo tiempo que la agonía, la plenitud del amor. Estábamos allí los cuatro hermanos, dos a cada lado de la cama. Y mi padre hubiera querido tener en aquel momento cuatro manos para agarrar las cuatro nuestras. No es que tuviera miedo, es que necesitaba resumir en aquel gesto sin palabras todo el cariño de tantos años incandescentes.
Mi padre era un hombre tímido y muy poco expresivo. Mientras vivió mi madre se replegó a la sombra, como dejándole a ella la exclusividad de demostrar amor. Sólo cuando ella se fue dejó subir su ternura al primer plano, como si tratara de ser a la vez una madre y un padre. Luego, al envejecer, se fue afilando su ternura, multiplicándose, porque en esa recuperada infancia se dobla o se triplica lo que fuimos de hombres.
Y ahora -a las ocho y cinco de aquella tarde de marzo- era como si temiera que el amor no hubiera quedado suficientemente claro. Por eso, ya sin palabras y entre estertores, sus ojos -lo único ya que le quedaba vivo- desfilaban, uno por uno, por los rostros de sus cuatro hijos; iban y venían del uno al otro, con una misteriosa mezcla del que pide socorro y mendiga amor.
No le hizo falta llamar a los cuervos, porque no estaba solo. Los cuatro allí moríamos con él y él vivía en nosotros, puesto que su muerte estaba multiplicando nuestras cuatro vidas. ¿Se puede, entonces, morir juntos cuando se ha vivido juntos?
Nunca he tenido mucho miedo a la muerte. Y esto no sólo por- que tengo fe, sino también porque me he acostumbrado a vivir con ella en casa. Sé que ella anda en zapatillas por mis habitaciones, amiga y compañera, ya no amenaza, sino acicate. Y su recuerdo sólo me sirve para darme más prisa a vivir.
Recuerdo ahora aquel encuentro de Rilke con Rodin. El joven poeta había acudido a visitar al genial escultor, y no para preguntarle por el arte y todas esas paparruchas, sino para hacerle la pregunta decisiva: «¿Cómo hay que vivir?» Rodin le contestó con una sola palabra: «Trabajando.» Y esa palabra iluminó a Rilke, que, muchos años más tarde, comentaría- «Lo comprendí muy bien. Siento que trabajar es vivir sin morir.»
Tal vez yo habría dicho «amando» en lugar de «trabajando». Pero ¿acaso trabajar no es un modo de amar? Lo sé: los que están vivos es decir, los que aman y trabajan- no se mueren nunca. Sólo se mueren los que ya están muertos.
Así se ha ido curando en parte mi miedo a la muerte solitaria. ¿Acaso estoy solo ahora, cuando escribo este artículo? ¿Acaso no estáis aquí vosotros, posibles o soñados lectores míos? Lo sé- el verdadero secreto de la soledad es que no existe. Si es verdadera soledad está llena y acompañadísima. Si está sola y vacía no es soledad, sino simple muerte y aburrimiento.
No, no compartiré jamás las visiones que los románticos tenían de la soledad. Me duele como una blasfemia aquella afirmación de Schopenhaucr, para quien la soledad tenía dos ventajas: que uno está en ella consigo mismo y que, además, no está con los demás. Y si fuera cierto aquello que escribiera Ruckert de que «las águilas vuelan solas, los cuervos en bandadas», estad bien seguros de que yo preferiría ser cuervo antes que águila altanera y estúpida.
Prefiero la afirmación del Génesis: «No es bueno que el hombre esté solo.» Y es bueno que, cuando esté solo, esté latiendo, vibrando, tendiendo sus manos de moribundo hacia todos sus hijos, buscando ojos que te miren -y en los que mirarse, porque sólo existimos en tanto en cuanto que latimos «en» otros.
Y ya no me preocupa ignorar si la muerte alcanzó a Paco Martínez Soria en la ignorancia del sueño. Porque sé que al apoyar su cabeza en la almohada, al acostarse, tuvo que sentir los aplausos y las carcajadas de todos los que con él habían compartido tantas horas felices. Sé que, incluso en sus sueños último y penúltimo -mientras la muerte, en zapatillas, se acercaba a su cama-, volvió a sentirse en el teatro, en el escenario, arropado de amor y de risas, seguro de que podía estar muerto, pero solo jamás.

viernes, 2 de noviembre de 2007

Carlos Slim, El poder del ëxito

EL PODER DEL ÉXITO

Este artículo fue publicado en la Revista PODER, en el cual el mexicano Carlos Slim, el hombre más rico de América Latina dice lo siguiente sobre el éxito, en una entrevista que le concedió a Isaac Lee.
"Yo creo que el éxito no está en lo económico. Yo creo que una persona no es de éxito porque le va bien en los negocios o le va bien profesionalmente o saca 10 en la escuela. Creo que eso es lo que menos vale. Lo que vale es tener los pies en la tierra, la familia y los seres amados - el concepto de familia y lo que es el verdadero amor-, los verdaderos amigos. Apreciar las cosas que tienen valor verdadero, no material, ni físico necesariamente".
Pienso que a este concepto bien le puedo añadir una reflexión que me regaló mi madre: El éxito no tiene que ver con lo que mucha gente se imagina.

No se debe a los títulos nobles y académicos que tienes, ni a la sangre heredada o la escuela donde estudiaste.
No se debe a las dimensiones de tu casa o de cuantos carros quepan en tu garaje.
No se trata de si eres jefe o subordinado; o si eres miembro prominente de clubes sociales.
No tiene que ver con el poder que ejerces o si eres un buen administrador o hablas bonito, si las luces te siguen cuando lo haces.
No es la tecnología que empleas.
No se debe a la ropa que usas, ni a los grabados que mandas bordar en tu ropa, o si después de tu nombre pones las siglas deslumbrantes que definen tu estatus social.
No se trata de si eres emprendedor, hablas varios idiomas, si eres atractivo, joven o viejo.

El éxito se debe a cuánta gente te sonríe, a cuánta gente amas y cuántos admiran tu sinceridad y la sencillez de tu espíritu.
Se trata de si te recuerdan cuando te vas.
Se refiere a cuánta gente ayudas, a cuánta evitas dañar y si guardas o no rencor en tu corazón.
Se trata de que en tus triunfos estén incluidos tus sueños. De si tus logros no hieren a tus semejantes.
Es acerca de tu inclusión con otros, no de tu control sobre los demás.
Es sobre si usaste tu cabeza tanto como tu corazón, si fuiste egoísta o generoso, si amaste a la naturaleza y a los niños y te preocupaste de los ancianos.
Es acerca de tu bondad, tu deseo de servir, tu capacidad de escuchar y tu valor sobre la conducta.
No es acerca de cuántos te siguen si no de cuántos realmente te aman.
No es acerca de transmitir, si no cuántos te creen si eres feliz o finges estarlo.
Se trata del equilibrio de la justicia que conduce al bien tener y al bienestar.
Se trata de tu conciencia tranquila, tu dignidad invicta y tu deseo de ser mas, no de tener más."

Esto es Éxito.

CARLOS SLIM

jueves, 1 de noviembre de 2007

Milagros, Chopra, No soy perfecta

LOS MILAGROS

Los milagros ocurren todos los días en nuestras vidas. Brotan desde su fuente oculta, nos rodean de oportunidades y desaparecen. Son las estrellas fugaces de la vida cotidiana. Estas estrellas son tan poco frecuentes que nos parecen mágicas, pero la verdad es que surcan el cielo de manera constante. Sólo que no las notamos durante el día porque estamos deslumbrados por la luz del sol, y en la noche únicamente son visibles si volteamos hacia el lugar correcto, en un cielo oscuro y despejado.Aunque los consideramos extraordinarios, los milagros también surcan nuestra conciencia todos los días. Podemos optar por percibirlos o ignorarlos, sin reparar en que nuestro destino puede pender de un hilo. Sintoniza con la presencia de los milagros y al instante la vida se transformará en una experiencia deslumbrante, más maravillosa y emocionante de lo que jamás imaginaste; ignórala, y una oportunidad se habrá ido para siempre. Más allá de tu ser físico, de tus pensamientos y emociones, en tu interior hay un reino que es potencial puro donde todas las cosas son posibles, incluso los milagros.

Las coincidencias dirigen y dan forma a nuestras vidas; todos hemos experimentado sucesos que pueden considerarse increíbles y asombrosos. Los podemos considerar como meras coincidencias pero son igualmente atisbos de lo milagroso; podemos considerarlos sucesos azarosos en un mundo caótico y desecharlos o podemos reconocerlos como acontecimientos potencialmente cruciales.

Cada coincidencia es un mensaje, una pista sobre un aspecto particular de nuestras vidas que requiere atención. La voz tranquila y sosegada en nuestro interior o un sentimiento visceral respecto de algo o alguien son formas de comunicación a las que debemos hacer caso. Las coincidencias también son mensajes de este tipo. Si prestas atención a las coincidencias de la vida, podrás aprender a escuchar sus mensajes claramente; si comprendes las fuerzas que moldean las coincidencias, puedes llegar a influir en éstas y crear un conjunto propio de coincidencias significativas, aprovechar las oportunidades que te ofrezcan y experimentar la vida como un milagro en constante desarrollo que inspira admiración en todo momento.Casi todos vamos por la vida con un poco de temor, de preocupación y nerviosismo. Somos como niños que juegan a las escondidas: queremos que nos hallen pero esperamos que no lo hagan. Nos preocupamos cuando las oportunidades se acercan demasiado y nos ocultamos en las sombras cuando el temor nos desborda.Esta no es la manera adecuada de vivir; las personas que comprenden la verdadera naturaleza de la realidad, pierden todo temor o aflicción. Las preocupaciones desaparecen. Una vez que comprendemos cómo funciona la vida –el flujo de energía, información e inteligencia que dirige cada momento- empezamos a percatarnos del increíble potencial de ese momento. Las cosas mundanas simplemente dejan de molestarnos. Nos volvemos alegres y nos sentimos llenos de dicha.
Deepak Chopra


NO SOY PERFECTA, GRACIAS SEÑOR

Quise imaginar lo que sería mi vida, estando en este mundo, siendo un ser perfecto, sin tristezas, sin vacíos, sin necesidad de amar y sentirme amada, teniendo todo a la mano, para alcanzarlo sin el más mínimo esfuerzo, siendo poseedora de una imagen y figura perfecta ante los ojos de los demás; sintiendo el poder en mis manos... (después de todo eso es lo que anhelan y sueñan los seres humanos). Y después de imaginar lo que sería mi vida así, el pensar en eso, no fue un sueño, sino una pesadilla de la cual, inmediatamente quise despertar... corrí al espejo a verme, y al contemplar mi imagen y redescubrir lo que soy, dije con voz de alivio: ¡No Soy perfecta, gracias Señor!.

Si no me equivocara jamás, tal vez no podría entender los errores que también cometen los demás, viviría juzgándolos, y me quedaría sola, porque no encontraría a nadie que me pudiera igualar. Si mi imagen y figura, fueran perfectas para la humanidad, nadie sabría quién realmente soy, me buscarían por mi apariencia, verían en mí solo lo material; tal vez me convertiría en esclava del cuerpo y de lo superficial, queriendo encontrar la fórmula de la eterna juventud, para no envejecer jamás, dependiendo de cremas y maquillajes, viviendo una vida superficial; en el espejo no vería más que mi figura, no sabría quién soy en realidad. Prefiero ser pequeña, diferente, estando segura de que los que me quieren, me conocen en verdad, y mejor aún, sólo puedo contemplar en el espejo, más que mi alma, y lucho por conservar mi belleza espiritual.

Si no tuviera vacíos, no tendría necesidad de amar y sentirme amada, y sería una persona indiferente, eso me aterra, no quiero pensar lo que es vivir sin amor; sin experimentar esa necesidad de ser amada y los enormes deseos de dar amor. Ese es el motor de nuestra existencia, si por ello mismo nos creó Dios, más aún, fue tan grande su amor, que experimentó el más grande dolor, tan sólo por amor.

No soy perfecta y le doy gracias a Dios, porque mi imperfección le da sentido a mi vida, me invita a luchar cada día por ser mejor. Gracias Dios, por mi imperfección, pon en mí el toque de tu perfección: "El Amor".

Autor Desconocido