miércoles, 21 de octubre de 2009

Las palabras

Octubre 21, 2009
Reflexiones Cristianas
Si todas nuestras palabras son amables, los ecos que escucharemos también lo serán.
¡La manera en que nos comportamos con los demás demuestra cuánto creemos en Dios!
* Una palabra irresponsable: puede encender discordias.* Una palabra cruel: puede arruinar una vida.* Una palabra de resentimiento: puede causar odio.* Una palabra brutal: puede herir o matar.* Una palabra amable: puede suavizar las cosas.* Una palabra alegre: puede iluminar el día.* Una palabra oportuna: puede aliviar la carga.* Una palabra de amor: puede curar y dar felicidad.
¡Las palabras son cosas vivas! ¡Bendicen o maldicen, Alientan o abaten, Salvan o condenan!
Mateo 12:36-37Mas yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado.
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martes, 13 de octubre de 2009

Semillas de Vida: comparte mi carga, ayudame

COMPARTE LA CARGA

Un hombre que iba en el vagón dormitorio de un tren, no podía conciliar el sueño debido a que el niño que iba al cuidado de otro pasajero lloraba constantemente. El primer hombre lanzó furibundo esta observación:
- ¿Por qué no lleva esa criatura con su madre, a fin de que el resto de nosotros pueda dormir?
- Amigo - dijo el hombre, con una profunda aflicción reflejada en su rostro: quisiera poder hacer eso precisamente, pero mi esposa, la madre de esta criatura, falleció ayer. Su cadáver está en el vagón de carga y la estamos trasladando a nuestra ciudad para darle sepultura allí.

Inmediatamente el otro hombre se avergonzó, se levantó y cuidó de la criatura a fin de que el entristecido padre pudiera descansar un poco.

LLEVAR LA CARGA DE TU PRÓJIMO

"Nosey b'ol javeiro" en hebreo significa llevar la carga de tu prójimo. Es decir, estar consciente y compartir el dolor de otros. Ayudarle a llevar su carga.Cuando alguien se lastima físicamente, la gente le ayuda. Si alguien se corta un dedo, todos corren a prestarle los primeros auxilios. Pero cuando el dolor es emocional o espiritual, si alguien está deprimido, la gente evita a menudo la situación. No se sabe qué hacer con esa persona. Sin embargo, verdaderamente éstos son los momentos para ir más allá de nosotros mismos y para aprender compartir el dolor de la otra persona. Porque un corazón quebrado es realmente peor que un brazo quebrado. Si deseas vivir en un mundo "humano", tienes que salir fuera de ti mismo y sentir los problemas que otra gente sufre. Tú no puedes vivir cegado en un mundo donde "no hay ninguno otro excepto yo". PONTE EN EL LUGAR DE ESA PERSONAEl primer paso para poder compartir las cargas de otros es considerarlos como gente verdadera, no como a objetos. La manera de demostrar seriedad a las cargas de otros es la de intercambiar lugares. Hágale creer que los problemas de él son sus problemas. Póngase en sus zapatos. ¿Cómo se siente él en su primer día en el trabajo? ¿Qué se siente mudarse a una vecindad nueva? Pregúntese a sí mismo: Si yo fuera él, ¿cómo me sentiría?

"Compartir la carga" significa que no es suficiente notar algo, tienes que sentirlo con esa persona. Que su problema sea tu problema. Si está deprimido, siéntelo como él. ¿Cómo será sentirse viejo? ¿Débil? ¿Medio sordo? ¿Sin dientes? ¿O tener padres difuntos? TODOS TENEMOS CARGASDate cuenta que cada uno tiene docenas de cargas con las cuales uno lucha - aunque uno quiera admitirlo o no. Todos tenemos problemas de amor propio, de planes no realizados, de derrotas, de dudas, de deficiencias, de tomar decisiones. Es parte del desafío de luchar con la vida. Pero a pesar de la carga, la gente encubre a menudo sus verdaderas emociones. No supongas que aquello qué aparece en lo exterior, sea necesariamente una reflexión de lo interior. Alguien puede parecerse muy aseado y ordenado, pero con todo, interiormente pueda que esté en una agitación terrible.

Mira a la gente cuidadosamente, y piensa qué estará ocurriendo dentro de ellos. Observa y percibe que todos los problemas, las esperanzas, los sueños, y las aspiraciones de la gente son tan genuinos como los tuyos. Así como tú, todos tienen cargas. Una manera excelente de enfocarse es preguntarse, ¿cuál será la carga de esa persona? ¿Es esta persona feliz o triste? ¿Débil o fuerte? ¿Con temor o con confianza? Pon atención y podrás así compartir sus problemas. COMPRENDIENDO A OTROS .A todos nosotros se nos ha dado el poder de la percepción ( instintiva, emocional o intelectual) y esto lo utilizamos para juzgar a la gente. Todos a veces nos involucramos en argumentos con otra gente, y nos preguntamos cómo es posible que ellos pueden pensar de esa manera. Es por eso que tenemos que aprender a ver el mundo de la perspectiva de nuestros críticos.Compartiendo las cargas de otros significa darse cuenta que toda la gente es un mundo entero en sí mismo, con una perspectiva diferente a la tuya. Toma tu tiempo para entrar el mundo de ellos y ver lo que piensan. El escuchar, en vez de hablar, es una mejor manera de entrar en el mundo de la gente que encuentras. No seas tan rápido imponiendo tu propia opinión; investiga primero la opinión de ellos.

Ve las cosas desde la perspectiva de la otra persona. Por lo menos, reducirá tu cólera y aumentará tu sentido de poder simpatizar con los problemas de otros.Noah Weinberg

Querido Amigo:

Si comprendiéramos todas las circunstancias, si supiéramos de todos los problemas que otros tienen, no seríamos tan propensos a la critica. Este es una de las razones por las cuales criticamos y encontramos faltas en nuestro prójimo, porque no conocemos todos los hechos pertenecientes al caso. Somos humanos, así actuamos, pero podemos aprender a compartir la carga de otros.

Un Abrazo y que Dios derrame sobre ti, muchas bendiciones de Vida, Paz, Amor, y mucha Prosperidad;

el Señor me ha desechado, no puedo llegar a El

Amado Pastor Continuo con la Segunda Parte de mi Respuesta.Pero además, me escribe usted amado pastor, acerca del poco poder espiritual que experimenta y de lo débil e incapaz que siente algunas veces.
“Siento que hay tanta gente que espera cosas de mí, y son muchas las veces que no los puedo satisfacer… siento que no tengo el poder espiritual para socorrerlos”.
Y al leer esto vuelvo a detener la lectura para pensar en la vida de Giezi. ¿Recuerda a este hombre recibiendo aquel delicado y urgente encargo de parte de Eliseo: tomar el báculo del profeta y ponerlo sobre el rostro de un niño muerto con la intención, lógicamente, de que este reviviera? Sin embargo, notamos a un Giezi incapaz que, frustrado, se devuelve hacia su señor para decirle con cierto aire de derrota:
“El niño no despierta”. (2 Reyes 4:31)
En otras palabras, “No pude hacer lo que tú esperabas que yo hiciera”, o: “Sé que debí haberle resucitado, pues sino tú no me hubieras enviado para tal fin, pero lamento decirte que no pude representarte dignamente”. ¡Cuántas veces nos falta el mismo poder! ¡Cuántas veces hemos repetido las mismas palabras!Sé que muchas personas no están de acuerdo conmigo al respecto y expresan muchos reproches contra esta última exclamación, pero también sé que ellos no podrán engañar a Dios. No importa cuán poderoso se sea, siempre habrá momentos cuando no podemos hacer nada. Todo depende de Dios, no de nosotros. Por eso, créame que le entiendo perfectamente cuando expresa:
“Siento que hay tanta gente que espera cosas de mí, y la mayoría de las veces no los puedo satisfacer… siento que no tengo el poder espiritual para socorrerlos”
Por eso debe usted siempre recordar que servir al Señor debe llevarnos a postrarnos delante de Él y pedirle que nos llene de Su unción para poder servirle con efectividad.
Pero además, me escribe usted unas palabras que me entristecen:
“Siento que el Señor me ha desechado. Creo que Él considera que ya no puedo servirle en el altar”.
Quizás sea por eso que considero la historia de Giezi tan apropiada para ser leída por cada ministro que se encuentra en la situación que se encuentra usted ahora. Es por eso que he decidido contestarle utilizando las vivencias de este “casi desconocido” hombre de Dios. Quisiera recordarle el siguiente hecho: cuando Eliseo escuchó el informe negativo entregado por Giezi, fue hasta la casa donde estaba el niño muerto. Luego se dirigió hacia su cama e hizo algo que todo ministro del Señor debe considerar cuidadosamente:
“Cerró la puerta tras ambos”. (2 Reyes 4:33)
Es decir, dejó a Giezi afuera. Por alguna razón no consideró conveniente que su siervo estuviera junto a él mientras ministraba al niño muerto; no permitió que estuviera a su lado mientras, por medio de sus dones proféticos y salutíferos, vería descender la luz de la gloria divina sobre la habitación donde se encontraba. ¿Se imagina usted ese cuadro? ¡Cuán glorioso debe haber sido!Un hombre ungido por Dios realizando una serie de actos que, a los ojos de cualquiera que no comprendiera los designios divinos no serían otra cosa que una suerte de ritos mágicos. Y, sin embargo, para nosotros los que creemos en Su nombre, era la sublime manifestación de la gloria de Dios descendiendo sobre los hombres. ¡Y Eliseo decidió dejar a su siervo afuera!¿Ha pensado usted, amado pastor, lo que sintió Giezi en ese momento? Déjeme expresarle lo que pienso yo: creo que sintió exactamente lo mismo que usted está sintiendo ahora. Eso fue lo que sintió. Eso fue lo que experimentó. Se sintió desechado, desestimado, con poco valor.
¡Qué diferente es, por ejemplo, el caso cuando Elías y su siervo Eliseo pasaron el Jordán!, ¿Recuerda? En esa oportunidad el profeta Elías golpeó las aguas del río con su manto en presencia de su siervo Eliseo y este vio una demostración del obrar de Dios a través de su señor. Pero Giezi no estaba en condiciones de ver actuar a Eliseo. No reunía las condiciones para servirle en un caso como ese. Y me pregunto: ¿Cuántas veces el Señor, a causa de nuestra incapacidad, debe dejarnos afuera? Siento profunda tristeza sólo al pensar que algún día el Señor me diga: “Hoy no puedes entrar conmigo”; y que yo le respondiera: “Señor, pero ese es mi oficio, servirte para que Tú hagas Tu obra”, y que por toda contestación escuche: “Sí, pero no estás en condiciones de estar en este altar”. Sería un día muy triste para mí. Y esa tristeza que me embarga se debe, amado hermano pastor, a que ya lo he experimentado y sé de qué se trata. Por eso comprendo lo que se siente al decir lo que usted me dijo:
“Siento que el Señor me ha desechado. Creo que Él considera que ya no puedo servirle en el altar”.
Además, me escribe usted acerca de algunos problemas que está enfrentando debido a ciertas confusiones doctrinales que han surgido en su congregación; me explica que como consecuencia de todo esto han surgido divisiones y pérdidas dentro de ella. Bueno, según parece, no es tanto usted el confundido como la Iglesia que pastorea, pero, a final de cuentas, usted es el responsable de ella. Me dice que todo comenzó cuando un grupo de hermanos de su Iglesia se reunió para estudiar los escritos de cierto hermano que predicaba doctrinas muy renovadas y ungidas. Y usted no le prestó mucha atención a ese hecho.
“Cuando traté de hacer algo ya era demasiado tarde, muchos hermanos estaban intoxicados”.
Esto último no me extraña. Es cosa común desde tiempos antiguos. Lo que sucede es que este problema parece que se multiplica aceleradamente en estos últimos tiempos.
En una oportunidad Eliseo le dijo a Giezi que preparara alimentos en una olla grande para los hijos de los profetas. Pero ocurrió que alguien salió al campo y encontró unas especies de calabazas silvestres que eran venenosas y las rebanó en la olla pues no sabía lo que eran. Ahora bien, hermano pastor, la responsabilidad de la preparación de esa comida recaía sobre el siervo de Eliseo. Esta responsabilidad incluía, entre otras cosas: la selección del menú, los elementos que formarían parte de él, las personas que trabajarían en el proceso de preparación de los alimentos, el tiempo que duraría el mismo, el cuidado de su elaboración y la supervisión general de la obra.
Quizás haya sido porque le pareció algo simple, sencillo y rutinario, que Giezi descuidó algunos aspectos del proceso de elaboración del alimento; pero llama la atención el hecho de que su actitud se asemeja mucho a la asumida por muchos de nosotros (pastores, maestros y otros líderes de la Iglesia de Cristo) al descuidar algo tan neurálgico y sagrado como lo es la alimentación espiritual de los creyentes bajo nuestra responsabilidad. Una de nuestras tareas básicas es supervisar y tener cuidado de la preparación del alimento de las ovejas del Señor. Si descuidamos esto todos sufriremos grandes pérdidas. Y creo que eso es lo que le está sucediendo a usted: descuido la alimentación espiritual de las personas puestas bajo su responsabilidad.Terminare mi larga Respuesta en la próxima entrega.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Ser humilde es importante. La sensibilidad ante todo

Apreciado hermano pastor:
Con gran atención y mucha preocupación he leído las líneas que me escribió recientemente. He podido descubrir a través de ellas el corazón de un pastor que se siente inútil, frustrado, fracasado y solo. A medida que leía, un intenso deseo de tenerle frente a mí, para abrazarlo con todas mis fuerzas, interrumpía parcialmente mi lectura. Fue así como después de haber leído varias veces su carta, sin poder satisfacer mi profundo deseo, no pude hacer menos que escribirle, y esto, no sin muchas dubitaciones. Al hacerlo, se van con estas líneas pedazos de mi corazón. Y es que no sé, realmente, si le escribo a usted o a mí mismo. He percibido tanta similitud entre el contenido de sus confesiones y el de aquellas que yo nunca me he atrevido a manifestar, que me he arrodillado a orar pidiéndole a Dios el poder ser tan valiente como usted. Y sin embargo, me pide usted consejos. ¡Qué situación tan conflictiva!Por eso, resultaría deshonesto de mi parte no confesarle que su carta pudo haber sido firmada por mi propio puño y letra y que no sé si escogió usted a la persona adecuada para que le consolara. Sin embargo, debido a la profunda crisis espiritual, vocacional, o qué sé yo cuál sea su naturaleza, que manifiesta abierta y sinceramente en su carta, he decidido finalmente responderle. Al hacerlo he orado para que el Señor me dé una palabra proveniente de Su corazón, y creo tenerla a través del testimonio de un hombre cuya historia se registra en el Antiguo Testamento.¿Recuerda usted la vida de Giezi? ¿Recuerda ese nombre? En el segundo libro de los Reyes, en los capítulos 4 y 8, puede encontrar lo que le mencionaré a continuación, y le pido, que al terminar de leer esta carta, los lea usted mismo y los analice detenidamente.
Ser siervos del Señor, hermano, reviste por necesidad la posesión de cualidades que apunten hacia el cumplimiento de los objetivos divinos. Carecer de dichas cualidades produce severas pérdidas en el desarrollo del Reino de Dios aquí en la tierra. Y es eso mismo lo que creo percibir en las palabras que me escribió. Se ha expresado usted así:
“A veces siento que no poseo las cualidades naturales de un siervo de Cristo; he orado muchas veces por eso y creo que nunca las poseeré”.
Y yo aprovecho el testimonio de Giezi para responderle. A mi modo de ver, él tampoco poseía esas cualidades, y creo que también pudo haber escrito una carta como la que usted me envió. Él sería un buen candidato para unirse a nuestro grupo. Por eso, quiero comenzar a recordarle su historia.
Estoy de acuerdo con lo que usted me escribió:
“La sensibilidad… la sensibilidad humana y espiritual tiene que ser vivificada en mí, pues a veces siento que soy sumamente impasible e indiferente. ¡Con cuánta urgencia necesito ser sensible a los deseos de Dios y a las necesidades de los hombres!”
Y esa era precisamente una de las debilidades más notorias en el ministerio de Giezi. Recuerdo, por ejemplo, el caso de aquella mujer que estaba experimentando un profundo dolor en su corazón: la muerte prematura de su único hijo. La Biblia menciona detalladamente el hecho de que al ver a su hijo muerto, ella corrió desesperadamente hacia el encuentro del hombre a quien consideraba la única persona capaz de ayudarla. Ese era el profeta Eliseo, a quien Giezi servía.Personas desesperadas, con urgentes necesidades, angustiadas, y llenas de amargura corren cada día hacia el Señor. Sus derechos son legítimos, sus dolores son reales y, al mismo tiempo y en cierta forma, la llave que abre el corazón de Dios. Sus sufrimientos tocan al Señor en lo más profundo de Su corazón. Pero muchas veces nosotros los líderes, los servidores de Cristo, los pastores, debido a nuestra insensibilidad, no podemos comprender a los atribulados y angustiados, ni saber lo que sienten y experimentan los que sufren. No nos conmueven sus dolores, ni llama la atención a nuestro sentido de la urgencia y de la acción el grito desesperado que brota de sus entrañas.Esta mujer se aferró a los pies de Eliseo, y Giezi, torpemente, insensiblemente, trató de quitarla de allí. La Biblia lo declara con las siguientes palabras:
“Y se acercó Giezi para quitarla”. (2 Reyes 4:27)
A los pies de Eliseo ella se sentía segura, a los pies de ese hombre ella encontraba alivio para su mal y consuelo para su aflicción. Debido a su problema había viajado sobre un animal de carga, andando sin detenerse en el camino; y fue cansada y fatigada como llegó ante la presencia de aquel que la podía ayudar. Y entonces, hermano pastor, Giezi trató de impedir lo que ella tanto anhelaba.Y pienso ahora en las oportunidades en que por una torpeza de mi parte, debido a la insensibilidad de mi corazón, alguien ha sido apartado del Señor, cuando no he sentido en mi propio corazón el dolor que hay en el corazón de los que sufren, cuando no solamente soy insensible, sino, además, cuando actúo con dureza contra aquel que sufre. ¿Cuántas personas han estado delante de mí, con un puñal atravesándoles el corazón, mientras que yo hablaba con ellas sin sentir que estaban muriendo delante de mí? ¿Cuántas personas han corrido a la Iglesia, buscando el bálsamo que sane sus heridas, mientras yo, siendo insensible y duro de corazón, les he impedido permanecer a los pies del Señor?Al igual que usted, amado pastor, yo también he llegado a sentir lo mismo. Por eso puedo comprender perfectamente lo que usted me escribió:
“La sensibilidad… la sensibilidad humana y espiritual tiene que ser vivificada en mí, pues a veces siento que soy sumamente impasible e indiferente. ¡Con cuánta urgencia necesito ser sensible a los deseos de Dios y a las necesidades de los hombres!”.
Sé que eso no se puede lograr simplemente por medio de estudios, ni de discusiones en cátedras teológicas, ni en sesiones donde discutan renombrados académicos y literatos. Sólo Dios puede dar a Sus siervos un corazón sensible, compasivo y tierno. Un corazón capacitado para sentir lo que otras personas sienten y no sólo para sentir lo que debe decirles y enseñarles. Un corazón que pueda llorar con el que llora, sufrir con el que sufre, y no sólo un corazón lleno de palabras huecas que intente enseñarle al angustiado el camino para salir del valle del dolor. Por eso, le recomiendo que se arrodille delante de Él y le pida que le perdone y le llene de Su compasión. Sólo así podrá usted experimentar en su propia vida lo que siente alguien cuando está bajo el poder de la amargura y de la angustia.Seguire en la Segunda Parte con la respuesta de mi corazón.

Sin Fe estas perdido, aumenta tu Fe, sal de la obscuridad

Padre nuestro que estás en los cielos….El pan nuestro de cada día dánoslo hoy,” Mateo 6:11
Nuestra vida necesita ser una vida de fe diaria. La fe cubre tanto las necesidades temporales como las espirituales. La fe disipa toda inquietud desmedida y preocupación de que comer, o que beber, o que vestir. La fe vive en el presente y saluda el día como lo suficiente para el ahora. La fe vive el hoy por hoy y disipa todos los temores del mañana. La fe trae gran facilidad de mente y paz perfecta del corazón.
La Palabra de Dios dice: “Tú guardarás en perfecta paz aquel cuyo pensamiento en ti persevera porque en ti ha confiado”. Hoy se que el Señor proveerá mi pan. El Padre nuestro dice: El Pan nuestro dánoslo hoy…orar de esta manera es sacar el mañana de la oración. Nosotros no vivimos en el mañana, sino en el hoy.
Hoy no busco la gracia del mañana, ni el pan de mañana. Oran mejor quienes oran para las necesidades de hoy, no las de mañana. Las oraciones acertadas nacen de ensayos actuales y necesidades actuales. El pan para hoy, es el pan suficiente. El pan dado para hoy es la ofrenda más fuerte que el pan de mañana.
La victoria de hoy, es la promesa de la victoria de mañana. Mis oraciones necesitan ser enfocadas en el presente. Debo confiar en Dios hoy. El presente es mío, el futuro pertenece a Dios. La oración es una tarea y un deber de cada día. Y cada día orar por las necesidades diarias. Hoy yo se que él proveerá lo que en este día necesito.
Si todos los días se exige el pan…entonces todos los días se necesita la oración. Ninguna cantidad de oración de hoy, bastará para el mañana. Ninguna oración para mañana tendrá gran valor para hoy. Cada día necesitamos del maná. Mañana Dios verá si nuestras necesidades serán satisfechas. Este es la fe que Dios busca inspirar en mi hoy.
El mañana con sus cuidados, sus necesidades y sus problemas están en las manos de Dios. No puedo almacenar oraciones hoy, para encontrar reservas mañana. Cada día es único. Hoy no puedo comer el pan de mañana, solo el de hoy. Hoy mi confianza por lo tanto está en Dios, quién suple para hoy y mi alma se gozará en el Señor hoy..mañana será otro día y como otro día será una nueva oportunidad para buscar su rostro y esperar únicamente en él.
Gracias Señor por la oportunidad que hoy me concedes de esperar en ti. Este es un nuevo día que me llena de gozo y esperanza. Hoy quiero poner toda mi confianza en ti. Se que proveerás el pan de Hoy y la satisfacción que mi alma necesita hoy. En ti confiaré hoy y te buscaré mañana. Amén.

viernes, 2 de octubre de 2009

Mi vida se acabo, No le encuentro sentido

“El único lugar donde tu sueño se vuelve imposible es en tu pensamiento.”
Robert H. Shuller
Hace poco tuve una conversación con alguien que me dijo: “mi vida se acabó, no le encuentro sentido, soy un fracaso en todo, perdí la ilusión…” y cada una de sus palabras estaban marcadas por la frustración, y así como esta persona hay muchas que piensan que sus vidas no están yendo a ninguna parte.Personas que han perdido o están a punto de perder su matrimonio, su familia.Personas que han perdido su trabajo o negocios.Personas que han perdido su ministerio.Para ellos la vida se ha acabado, piensan que no pueden volver a tener una relación, que nadie los va a contratar, que no tendrán oportunidad de servir. Sus pensamientos los hace volverse más temerosos, desconfiados, pesimistas y deprimidos.
Estas personas que han perdido sus sueños, lo que en realidad han perdido es la falta de propósito. Necesitan descubrir su propósito para no pasar el resto de sus vidas cometiendo errores, sintiéndose con sentimientos de fracaso. Ellos necesitan entender que su propósito debe ser mayor a los desafíos que se le presentan en la vida.
El propósito tiene que ver con la misión especifica en mi vida que exige cumplimiento de mi parte. Nadie más puede hacerlo. Cada uno de nosotros ha sido creado con un propósito.
“Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.” Efesios 2:10 (NVI)Somos hechura suya, somos poesía, somos un regalo, somos su obra maestra, creados para buenas obras, para grandes cosas, para resultados extraordinarios.
Mi responsabilidad es poder identificar mi propósito, y en el curso que desarrollamos “Como alcanzar una Vida Extraordinaria” te mostramos como identificarlo, demás está decir que hay libros que nos hablan de eso y que lo puedes conseguir en tu librería favorita. Sin embargo te hago llegar algunas preguntas claves para identificar tu propósito:¿Qué estoy buscando? ¿Qué es lo que me apasiona? ¿Para que fui creado? ¿Cuáles son esas buenas obras que debo realizar?Estas son algunas buenas preguntas, no son todas pero te pueden ayudar a clarificar tu propósito y te llevaran a disfrutar la vida.
Hace unos meses una persona ya avanzada de edad, había perdido su trabajo en el cual llevaba mucho tiempo y pensaba que eso era todo, que a su edad nadie lo contrataría y un día meditando en su familia, y en la lección que le estaba enseñando a sus hijos, se encontró que había razones para soñar, para no rendirse en la vida, que lo mejor que el podía hacer era conectarse con su propósito y levantarse de donde estaba para vencer cada una de las dificultades. Comprometido en buscar empleo, sacó su curriculum, generó los espacios de conversación con empleadores, desarrolló relaciones y diseñó planes de acción que lo llevaron nuevamente a ser contratado. Ahora esto no fue fácil, le costó aproximadamente tres meses conseguir el empleo. Sus creencias positivas o su fe acompañada de las obras lo llevaron a conseguir ese trabajo donde hoy lo valoran por sus talentos, capacidades y experiencia, y su futuro parece brillante. Eso se logra cuando logras conectarte al propósito.
“Tienes que averiguar a donde quieres ir. Y luego debes dirigirte hacia allí. Pero, inmediatamente. No puedes darte el lujo de perder un minuto.”Jerome David Salinger
Cuando eres derribado por un fracaso en una relación o en un negocio, no pienses que la vida termina porque Dios todavía no termina contigo. Dios cada día trabaja en tu vida porque eres obra de sus manos. Descubre el propósito de Dios para ti, comienza a creer que los mejores días están por venir, no importa cuantas veces puedas caer lo importante serán las veces que te levantes. Deja de pensar que la vida se acabo para ti y que no hay nada mas por vivir. Deja de sentir lastima por ti y comienza a vivir como protagonista. No te enfoques en los problemas, enfócate en el propósito de Dios para tu vida.
Cuando pienses que la vida se te acaba, pregúntate: ¿que cosas me pueden inspirar para superar mis problemas?“Tu propósito debe ser mayor que tus problemas”

sábado, 26 de septiembre de 2009

NECESITO UN ABRAZO

Reflexion
Un pajarito canadiense decidió que era un problema demasiado grande viajar al sur para el invierno. Se dijo: «Puedo desafiar al invierno. Muchos otros animales lo hacen. No puede ser tan difícil». Cuando todas las demás aves emprendieron en bandadas el viaje hacia la asoleada América del Sur, este pajarito se quedó a esperar el invierno.Hacia fines de noviembre, estaba pensándolo de nuevo. Nunca había sentido tanto frío, y no podía encontrar alimentos. Finalmente se quebrantó y comprendió que si no salía pronto de allí, no iba a logra pasar el invierno. Entonces empezó su solitario vuelo hacia el sur. Después de un tiempo comenzó a llover. Antes que se diera cuenta, el agua se estaba convirtiendo en hielo en sus alas. En su lucha, se dio cuenta que no podría seguir volando. Sabía que iba a morir, así que dejó de aletear y se estrelló contra el suelo junto a un granero.Estaba allí medio aturdido cuando pasó una vaca sobre él y plop, vació su intestino sobre la pobre avecilla. El pajarito estaba completamente disgustado. Aquí estoy, pensó, muerto de frío. Voy a morir. Estoy por dar mi último aliento y entonces me cae esto encima. ¡Qué horrible manera de morir!El pajarito contuvo el aliento y se preparó para morir. Pero después de dos minutos descubrió que estaba ocurriendo un milagro. Se estaba calentando. El hielo de sus alas se estaba derritiendo. Sus músculos se desentumecieron. La sangre fluía nuevamente. Comprendió que después de todo iba a sobrevivir. Estaba tan contento y feliz que comenzó a cantar una gloriosa canción.En esos momentos, el viejo gato montés de la granja, que estaba echado en el heno lo oyó cantar. No lo podía creer; no había oído algo igual desde algunos meses, y se dijo: «¿No es un pájaro? Pensé que todos se habían ido para el sur por el invierno».Salió del granero, miró hasta que vio donde estaba el pajarito. Se acercó y lo sacó suavemente del desecho de la vaca, lo limpió ... ¡y se lo comió!
Hay tres moralejas en este cuento:
(1) No todo el que te ensucia es enemigo;
(2) No todo el que te limpia es tu amigo;
(3) Si alguien te ensucia, calla.
Lo mismo puede aplicarse a usted mientras trata de realizar su sueño.Algunas personas que se considera amigos pelearán contra su éxito. Otros lo apoyarán de una manera no esperada. Pero no importa quién lo critique ni cómo lo haga, no permita que nadie le desenfoque de su sueño.
Tomado de el libro El mapa para alcanzar el éxito. John Maxwell

El asiento vacìo.
El asiento vacío habla con elocuencia. A pesar de que su mensaje no es agradable, todos lo pueden oir.Al predicador el asiento vacío le dice: "Tu sermón no vale."Al que visita la iglesia, le advierte: "Ya ves, vamos perdiendo terreno."Al nuevo que busca una iglesia donde asistir: "Vale más esperar a ver lo que pasa aquí."Al tesorero de la iglesia: "¡Cuidado! ¡Habrá un déficit!"A la madre que preparó la cena: "No me importa lo que haces para mí"Al compañero de trabajo: "Trabaja por mí que yo llegó mas tarde"Al músico: " No me interesan tus horas de ensayo y disciplina"A los miembros presentes les aconseja: "Ustedes también pueden ausentarse el domingo próximo."A los verdaderos fieles les aconseja: "Trabajad, invitad, orad, orad, llenad esos asientos vacíos."El asiento vacío testifica contra los cultos. Mata la inspiración, ahoga la esperanza. Aleja el celo y es un peso desanimador para toda iglesia.Por otro lado, el asiento ocupado es un ala, es un estímulo, es un incentivo y una inspiración al predicador y a toda persona que ama al Señor Jesús.--Hay muchos lugares donde hay asientos vacíos. Y sus mensajes son desesperanzadores. Pero los asientos ocupados trasmiten la esperanza, la confianza y el vale la pena seguir, porque hay frutos que recoger en el camino.Cerca de tí hay un asiento vacío?. Busca la persona que debería estar ahí, quizas esta desanimada, frustrada o desilusionada y tú podrías hoy marcar una diferencia para ella o él. El asiento vacío gime esperando que tu hagas algo por volverlo a llenar."Tú serás echado de menos, porque tu asiento estará vacío." 1 Samuel 20:18.No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca. Heb 10:25